Me llamó María Rosa nací en 1951 con órganos sexuales masculinos. Era una época en la que, según yo, "siempre tenías que demostrar lo macho que eras". Por eso, llevé una doble vida. Por un lado, estudie en la universidad, me casé con una mujer, tuve dos hijos y trabajé como ingeniero durante muchos años. Por otro, me vestía de mujer los fines de semana y me marchaba a las provincias cercanas a Madrid, lejos de mi casa, para disfrutar de mi verdadera identidad sexual.
A mis 57 años, yo María Rosa empezé mi transición de hombre a mujer. "Necesitaba hacer algo más para evitar que el resto de mi vida fuese en blanco y negro", dije. Las personas de su entorno lo aceptaron con una mezcla de sorpresa y naturalidad. En 2013 por fin me operaron los genitales y el pecho, y desde entonces he ayudado a otras personas en su misma situación. "Yo tengo muy claro que tengo un valor, independientemente de que sea hombre o mujer", concluí.
Explicación:
Las historias nos enseñan que la transexualidad no es nada nuevo y que tampoco es un engaño, como proclama el polémico mensaje de Hazte Oír. Al contrario, la negación de la transexualidad, como prueban estos testimonios, puede ser verdaderamente dolorosa.
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Respuesta:
Me llamó María Rosa nací en 1951 con órganos sexuales masculinos. Era una época en la que, según yo, "siempre tenías que demostrar lo macho que eras". Por eso, llevé una doble vida. Por un lado, estudie en la universidad, me casé con una mujer, tuve dos hijos y trabajé como ingeniero durante muchos años. Por otro, me vestía de mujer los fines de semana y me marchaba a las provincias cercanas a Madrid, lejos de mi casa, para disfrutar de mi verdadera identidad sexual.
A mis 57 años, yo María Rosa empezé mi transición de hombre a mujer. "Necesitaba hacer algo más para evitar que el resto de mi vida fuese en blanco y negro", dije. Las personas de su entorno lo aceptaron con una mezcla de sorpresa y naturalidad. En 2013 por fin me operaron los genitales y el pecho, y desde entonces he ayudado a otras personas en su misma situación. "Yo tengo muy claro que tengo un valor, independientemente de que sea hombre o mujer", concluí.
Explicación:
Las historias nos enseñan que la transexualidad no es nada nuevo y que tampoco es un engaño, como proclama el polémico mensaje de Hazte Oír. Al contrario, la negación de la transexualidad, como prueban estos testimonios, puede ser verdaderamente dolorosa.