La estrella polar de toda democracia es la libertad de conciencia. Por eso, tanto el médico que hoy objeta a la práctica de un aborto o el padre que desea que sus hijos reciban una educación acorde a sus convicciones son tan merecedores de respeto como el ciudadano que antaño objetaba de conciencia al servicio militar armado. No se olvide, por ejemplo, que la actuación de los objetores de conciencia al aborto se mueve en un marco plenamente constitucional. Por una parte defienden la vida humana, como recoge el artículo 15 de la Constitución y, por otra, lo hacen a través de un derecho humano, cual es la libertad de conciencia tutelado en el artículo 16. Ahí po;)
La estrella polar de toda democracia es la libertad de conciencia. Por eso, tanto el médico que hoy objeta a la práctica de un aborto o el padre que desea que sus hijos reciban una educación acorde a sus convicciones son tan merecedores de respeto como el ciudadano que antaño objetaba de conciencia al servicio militar armado. No se olvide, por ejemplo, que la actuación de los objetores de conciencia al aborto se mueve en un marco plenamente constitucional. Por una parte defienden la vida humana, como recoge el artículo 15 de la Constitución y, por otra, lo hacen a través de un derecho humano, cual es la libertad de conciencia tutelado en el artículo 16.
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