America está en la cocina del restaurante familiar, donde ayuda a su madre a preparar tortillas y salsa fresca antes de que lleguen los clientes para la cena. En el comedor, el padre y el hermano menor de America se preparan para comer algo rápido.
Hablan felices acerca de los planes para el futuro. La hermana mayor de America está a punto de tener un bebé, en cualquier momento. Y America está por terminar su último semestre en la universidad y obtener un título en negocios.
Hace algunos años, esta escena hubiera sido inimaginable. El primer trasplante de riñón de America, que había recibido a los 13 años, había comenzado a fallar. Se enfermó y sus padres temían por la vida de su hija.
"Estaban muy preocupados por mí," dice America. "Estaban abriendo un nuevo restaurante y sé que se guardaban para ellos mismos las preocupaciones por el negocio. Yo estaba muy enferma como para poder ayudarlos. Fue algo muy duro para todos nosotros. No sabía si tendría otro día para pasar con mi familia".
America había estado en la lista de espera de trasplante durante cuatro años. Ella y su familia sabían que existía la posibilidad de que no recibiera un segundo trasplante de riñón a tiempo. Mientras se dirigían a un centro de trasplantes para un control de rutina, volvieron a hablar de diálisis y qué hacer en caso de que sucediera lo peor. Mientras estaban en el centro, sonó el teléfono de America. Había un riñón disponible, en ese mismo lugar y en ese momento.
"Fuimos a hacer un control de rutina y regresamos con un riñón. Fue un milagro," dice Luz, madre de America
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America está en la cocina del restaurante familiar, donde ayuda a su madre a preparar tortillas y salsa fresca antes de que lleguen los clientes para la cena. En el comedor, el padre y el hermano menor de America se preparan para comer algo rápido.
Hablan felices acerca de los planes para el futuro. La hermana mayor de America está a punto de tener un bebé, en cualquier momento. Y America está por terminar su último semestre en la universidad y obtener un título en negocios.
Hace algunos años, esta escena hubiera sido inimaginable. El primer trasplante de riñón de America, que había recibido a los 13 años, había comenzado a fallar. Se enfermó y sus padres temían por la vida de su hija.
"Estaban muy preocupados por mí," dice America. "Estaban abriendo un nuevo restaurante y sé que se guardaban para ellos mismos las preocupaciones por el negocio. Yo estaba muy enferma como para poder ayudarlos. Fue algo muy duro para todos nosotros. No sabía si tendría otro día para pasar con mi familia".
America había estado en la lista de espera de trasplante durante cuatro años. Ella y su familia sabían que existía la posibilidad de que no recibiera un segundo trasplante de riñón a tiempo. Mientras se dirigían a un centro de trasplantes para un control de rutina, volvieron a hablar de diálisis y qué hacer en caso de que sucediera lo peor. Mientras estaban en el centro, sonó el teléfono de America. Había un riñón disponible, en ese mismo lugar y en ese momento.
"Fuimos a hacer un control de rutina y regresamos con un riñón. Fue un milagro," dice Luz, madre de America