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El guardián de las puertas
Por la mañana, en cuanto salió el sol, emprendieron la marcha y pronto vieron un hermoso brillo verde en el cielo ante ellos. -Aquello debe ser Ciudad Esmeralda-dijo Dorothy Mientras caminaban, el brillo verde se hizo más intenso. Parecia que al fin habían completado su travesía. Sin embargo, atardeció antes de que llegaran a la gran muralla que rodeaba la ciudad. Era alta y gruesa, de un verde brillante. Frente a ellos, y al final del camino de ladrillos amarillos, había una enorme puerta, toda con incrustaciones de esmeraldas que destella ban en el sol, tanto que incluso los ojos pintados del Espantapájaros se deslumbraban con su resplandor Junto a la puerta había un timbre. Dorothy presionó el botón y escuchó un tintineo adentro. Entonces la enorme puerta se abrió con lentitud; todos pasaron y entraron a una sala de altos arcos, en cuyas paredes relucian incontables esmeraldas. Ante ellos se hallaba de pie un hombrecito del tamaño aproximado de los munchkins. Iba vestido de verde de los pies a la cabeza, e incluso su plel tenía un tinte verdoso. A su lado había una gran caja verde. Cuando vio a Dorothy y a sus compañeros, preguntó: -¿Qué buscan en Ciudad Esmeralda? -Venimos a ver al gran Oz-dijo Dorothy. El hombre se sorprendió tanto que se sentó a pensar. -Han pasado muchos años desde la última vez que alguien pidió ver a Oz-dijo, sacudiendo la cabeza con perplejidad- Es poderoso y terrible, y si vienen a interrumpir las sablas reflexiones del Gran Mago con un encargo ocioso o insensato, podría enfadarse y destruirlos at todos en un instante.
-No se trata de un encargo ocioso ni insensato -respondió el Es pantapájaros- Es importante, y nos han dicho que Oz es un buen mago. -Lo es-contestó el hombre verde-, y gobierna la Ciudad de Esmeralda bien y con sabiduría. Sin embargo, con aquellos que son deshonestos o que lo buscan por curiosidad es de lo más terrible, y pocos se han atrevido a pedir mirar su cara. Yo soy el guardián de las puertas y, puesto que exigen ver al gran Oz, debo llevarlos a su palacio. Primero deben ponerse los anteojos.
-¿Por qué?-preguntó Dorothy
-Porque, si no usan anteojos, el brillo y la gloria de Ciudad Esme ralda los cegarán. Incluso los habitantes de Ciudad Esmeralda deben usarlos noche y día. Todos los tienen asegurados con llave, pues así lo ordenó Oz cuando se construyó la ciudad, y yo tengo la única llave que los libera.
Abrió la gran caja y Dorothy observó que estaba llena de anteojos de todas las formas y tamaños, con cristales verdes. El guardián de las puertas encontró un par que le quedaba a Dorothy y lo puso sobre ojos de la niña. Los anteojos tenían dos cintas doradas que rodeaban la cabeza de la niña y se unían en la nuca, aseguradas por una pequeña llave sujeta a una cadena que el guardián de las puertas llevaba al cuello Una vez que tuvo puestos los anteojos, Dorothy advirtió que no podría quitárselos aunque quisiera; por supuesto, tampoco deseaba que el brillo
de Ciudad Esmeralda la cegara, así que no dijo nada. A continuación, el hombre verde les puso los anteojos al Espanta pájaros, al Hombre de Hojalata y al León, e incluso al pequeño Toto, y aseguró todos con su llave.
Después el propio guardián de las puertas se puso los anteojos y dijo que estaba listo para conducir al grupo al palacio. Tomó una gran llave dorada de una percha en la pared y abrió otra puerta, y todos lo siguieron a través del portal hacia las calles de Ciudad Esmeralda.
Respuesta:
es un encargo, dijo dorothy. Ya que les habian dicho que OZ era buen mago
Explicación:
no hay explicación solo pone eso ._.