Respuesta:
1. PLANTEAMIENTO
Muchas personas afirman, e incluso se ha convertido en axiomático
en algunos círculos, que los problemas fiscales que han quedado en la
estela de la guerra no pueden resolverse con arreglo a la estructura de
nuestro orden económico anterior a la guerra. Este orden era una
mezcla de elementos fuertemente contradictorios. Solamente median-
te una abstracción heroica podía llamársele economía de libre compe-
tencia; si bien todo el éxito que se alcanzó fue debido a los elementos
de libre competencia que, a pesar de todo, permanecían –incluso a pe-
sar de aquellas tentativas de tutela estatal–, que si bien fueron reforza-
das por la guerra, en modo alguno fueron creadas por ella. ¿Se hun-
dirá este orden económico bajo el peso de la carga guerrera o,
efectivamente, debe hundirse? ¿O tendrá el Estado que alterarlo de tal
manera que resulte algo enteramente nuevo? La respuesta tiende a ba-
sarse en un análisis lejos de ser desapasionado. Como de costumbre,
cada cual trata de afirmar que el cumplimiento de sus propios deseos
es una consecuencia necesaria de la guerra. Algunos prevén que el «al-
to capitalismo», que ha llegado a su cumbre con la guerra, debe hun-
dirse ahora; otros miran hacia una libertad económica más perfecta
que la de antes, en tanto que otros esperan una «economía adminis-
trativa» modelada por nuestros «intelectuales». Esto tiene que ocurrir
Explicación:
en que te ayudo no entiendo creo que te dijeron
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
© Copyright 2013 - 2024 KUDO.TIPS - All rights reserved.
Respuesta:
1. PLANTEAMIENTO
Muchas personas afirman, e incluso se ha convertido en axiomático
en algunos círculos, que los problemas fiscales que han quedado en la
estela de la guerra no pueden resolverse con arreglo a la estructura de
nuestro orden económico anterior a la guerra. Este orden era una
mezcla de elementos fuertemente contradictorios. Solamente median-
te una abstracción heroica podía llamársele economía de libre compe-
tencia; si bien todo el éxito que se alcanzó fue debido a los elementos
de libre competencia que, a pesar de todo, permanecían –incluso a pe-
sar de aquellas tentativas de tutela estatal–, que si bien fueron reforza-
das por la guerra, en modo alguno fueron creadas por ella. ¿Se hun-
dirá este orden económico bajo el peso de la carga guerrera o,
efectivamente, debe hundirse? ¿O tendrá el Estado que alterarlo de tal
manera que resulte algo enteramente nuevo? La respuesta tiende a ba-
sarse en un análisis lejos de ser desapasionado. Como de costumbre,
cada cual trata de afirmar que el cumplimiento de sus propios deseos
es una consecuencia necesaria de la guerra. Algunos prevén que el «al-
to capitalismo», que ha llegado a su cumbre con la guerra, debe hun-
dirse ahora; otros miran hacia una libertad económica más perfecta
que la de antes, en tanto que otros esperan una «economía adminis-
trativa» modelada por nuestros «intelectuales». Esto tiene que ocurrir
Explicación:
en que te ayudo no entiendo creo que te dijeron