Con la destrucción del hábitat, los anfibios competirán por espacio, refugio y comida, provocando la muerte de varios individuos en su lucha por la supervivencia, lo que afecta aún más el frágil equilibrio del ambiente. Perder sus hogares no es la única preocupación de los anfibios
Las consecuencias del cambio climático en los seres vivos del planeta es una incógnita, aunque empiezan a detectarse manifestaciones más que llamativas. El primer toque de aviso se recibió hace seis años cuando se descubrió que, por efecto del calentamiento global, muchas especies de mariposas americanas se han desplazado cientos de kilómetros hacia latitudes más septentrionales. En 1999, científicos de varios países europeos constataron el mismo fenómeno en 22 especies de mariposas del Viejo Continente. Más sorprendente aún es un hallazgo detallado en la revista «Evolutionary Ecology Research» por un veterano genetista de la Escuela de Medicina del Mount Sinai. Max Levitan afirma que el aumento de la temperatura media está dejando sentir sus efectos en los genes de la mosca «Drosophila robusta», que vive en los bosques de Norteamérica. Desde los años 40, Levitan ha estudiado dos genes de la «D. robusta», que son consecuencia de reajustes de material genético y están implicados en una mejor resistencia a las altas temperaturas. Ahora ha comprobado que la frecuencia de esos genes se ha triplicado en las «D. robusta» que viven en el norte de EE.UU.
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Las consecuencias del cambio climático en los seres vivos del planeta es una incógnita, aunque empiezan a detectarse manifestaciones más que llamativas. El primer toque de aviso se recibió hace seis años cuando se descubrió que, por efecto del calentamiento global, muchas especies de mariposas americanas se han desplazado cientos de kilómetros hacia latitudes más septentrionales. En 1999, científicos de varios países europeos constataron el mismo fenómeno en 22 especies de mariposas del Viejo Continente. Más sorprendente aún es un hallazgo detallado en la revista «Evolutionary Ecology Research» por un veterano genetista de la Escuela de Medicina del Mount Sinai. Max Levitan afirma que el aumento de la temperatura media está dejando sentir sus efectos en los genes de la mosca «Drosophila robusta», que vive en los bosques de Norteamérica. Desde los años 40, Levitan ha estudiado dos genes de la «D. robusta», que son consecuencia de reajustes de material genético y están implicados en una mejor resistencia a las altas temperaturas. Ahora ha comprobado que la frecuencia de esos genes se ha triplicado en las «D. robusta» que viven en el norte de EE.UU.