Concienciarse sobre su importancia y lo que perdemos al dañarla
El primer paso para cuidar la biodiversidad, al igual que con todo, es conocerla. No es algo ajeno o lejano a nosotros, sino todo lo contrario: es esencial para que haya vida en el planeta. Con la pérdida de biodiversidad, perdemos en nuestra vida diaria: perdemos alimentos y agua de calidad, todo tipo de productos provenientes de la naturaleza, medicinas, la capacidad de reducir la contaminación. Al perder biodiversidad nuestra economía y nuestra salud pierden también.
No adquirir especies exóticas, y mucho menos abandonarlas
La biodiversidad tiene varios enemigos; uno de ellos es el contrabando de especies exóticas, un negocio ilegal que no ha parado de crecer en los últimos años. El crimen organizado para perpetrar delitos contra el medio ambiente es el cuarto negocio ilegal más lucrativo, tras el tráfico de drogas, la falsificación de productos y el tráfico de personas, según Naciones Unidas e Interpol. Sus ganancias se estiman entre 91.000 y 258.000 millones de dólares anuales, a un ritmo de crecimiento del 5% al 7%, también anual. El primer paso para hacerle frente es no adquirir especies exóticas o llevárselas de sus lugares de origen. No son mascotas, ni souvernirs, ni juguetes. Y mucho menos abandonarlas, porque con ello también se contribuye a aumentar otro de los grandes enemigos de la biodiversidad: las especies invasoras.
Asumir las tres erres ecológicas
Este apartado debe estar en todo decálogo de la biodiversidad. La biodiversidad sufre porque los seres humanos llevamos un modo de vida insostenible. Nuestra extracción incontrolada de recursos naturales o nuestra creciente generación de residuos afecta de forma directa a la pérdida de especies. Por ello, resulta esencial que asumamos las tres erres clásicas del ecologismo: Reducir, consumiendo lo estrictamente imprescindible; reutilizar, para alargar la vida de los productos al máximo; y reciclar, para que los materiales de los productos al final de su vida útil puedan aprovecharse de nuevo.
Consumir productos sostenibles
Si queremos proteger la biodiversidad, podemos hacerlo. Como consumidores tenemos más poder del que pensamos. Al elegir unos productos sobre otros les decimos a las empresas cómo deben actuar si quieren seguir sus negocios. Si elegimos productos y servicios pensados en clave de sostenibilidad, contribuimos a reducir el impacto en la naturaleza y la biodiversidad, y las empresas apostarán por seguir este camino. Por ejemplo, los productos con el sello FSC provienen de bosques gestionados de forma responsable, reduciendo así el impacto de la deforestación en la pérdida de biodiversidad. Promovamos otras acciones colectivas para proteger la biodiversidad como certificaciones de comercio justo (Fair Trade) o compras que promuevan el desarrollo de la economía local campesina en lugar del de grandes multinacionales.
Actuar de forma responsable en la naturaleza
Disfrutar de la naturaleza es una idea genial, siempre que evitemos o reduzcamos al máximo nuestro impacto para proteger su biodiversidad. En este sentido, no debemos hacer fogatas, tirar basura o cualquier otro elemento que dañe el entorno, ni llevarse ningún ser vivo. Tampoco liberar especies o semillas que no son propias del lugar, ni tocar los nidos ni las crías de animales que veamos. En definitiva, seguir las indicaciones de los paneles informativos y de los cuidadores de los espacios naturales que visitemos. Actuemos con criterio.
Apoyar a organizaciones conservacionistas
Las ONGs conservacionistas realizan un enorme trabajo de protección y recuperación de la naturaleza. Por tanto, al hacernos socios de ellas, o incluso participando como voluntario ambiental, también ayudamos a preservar la biodiversidad. En España hay cinco grandes organizaciones ecologistas (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF), pero también una gran variedad de ONG de carácter más local y/o más especializadas en algún tipo de especie u objetivo ambiental a las que también podemos apoyar.
Concienciarse sobre su importancia y lo que perdemos al dañarla
El primer paso para cuidar la biodiversidad, al igual que con todo, es conocerla. No es algo ajeno o lejano a nosotros, sino todo lo contrario: es esencial para que haya vida en el planeta. Con la pérdida de biodiversidad, perdemos en nuestra vida diaria: perdemos alimentos y agua de calidad, todo tipo de productos provenientes de la naturaleza, medicinas, la capacidad de reducir la contaminación. Al perder biodiversidad nuestra economía y nuestra salud pierden también.
No adquirir especies exóticas, y mucho menos abandonarlas
La biodiversidad tiene varios enemigos; uno de ellos es el contrabando de especies exóticas, un negocio ilegal que no ha parado de crecer en los últimos años. El crimen organizado para perpetrar delitos contra el medio ambiente es el cuarto negocio ilegal más lucrativo, tras el tráfico de drogas, la falsificación de productos y el tráfico de personas, según Naciones Unidas e Interpol. Sus ganancias se estiman entre 91.000 y 258.000 millones de dólares anuales, a un ritmo de crecimiento del 5% al 7%, también anual. El primer paso para hacerle frente es no adquirir especies exóticas o llevárselas de sus lugares de origen. No son mascotas, ni souvernirs, ni juguetes. Y mucho menos abandonarlas, porque con ello también se contribuye a aumentar otro de los grandes enemigos de la biodiversidad: las especies invasoras.
Asumir las tres erres ecológicas
Este apartado debe estar en todo decálogo de la biodiversidad. La biodiversidad sufre porque los seres humanos llevamos un modo de vida insostenible. Nuestra extracción incontrolada de recursos naturales o nuestra creciente generación de residuos afecta de forma directa a la pérdida de especies. Por ello, resulta esencial que asumamos las tres erres clásicas del ecologismo: Reducir, consumiendo lo estrictamente imprescindible; reutilizar, para alargar la vida de los productos al máximo; y reciclar, para que los materiales de los productos al final de su vida útil puedan aprovecharse de nuevo.
Consumir productos sostenibles
Si queremos proteger la biodiversidad, podemos hacerlo. Como consumidores tenemos más poder del que pensamos. Al elegir unos productos sobre otros les decimos a las empresas cómo deben actuar si quieren seguir sus negocios. Si elegimos productos y servicios pensados en clave de sostenibilidad, contribuimos a reducir el impacto en la naturaleza y la biodiversidad, y las empresas apostarán por seguir este camino. Por ejemplo, los productos con el sello FSC provienen de bosques gestionados de forma responsable, reduciendo así el impacto de la deforestación en la pérdida de biodiversidad. Promovamos otras acciones colectivas para proteger la biodiversidad como certificaciones de comercio justo (Fair Trade) o compras que promuevan el desarrollo de la economía local campesina en lugar del de grandes multinacionales.
Actuar de forma responsable en la naturaleza
Disfrutar de la naturaleza es una idea genial, siempre que evitemos o reduzcamos al máximo nuestro impacto para proteger su biodiversidad. En este sentido, no debemos hacer fogatas, tirar basura o cualquier otro elemento que dañe el entorno, ni llevarse ningún ser vivo. Tampoco liberar especies o semillas que no son propias del lugar, ni tocar los nidos ni las crías de animales que veamos. En definitiva, seguir las indicaciones de los paneles informativos y de los cuidadores de los espacios naturales que visitemos. Actuemos con criterio.
Apoyar a organizaciones conservacionistas
Las ONGs conservacionistas realizan un enorme trabajo de protección y recuperación de la naturaleza. Por tanto, al hacernos socios de ellas, o incluso participando como voluntario ambiental, también ayudamos a preservar la biodiversidad. En España hay cinco grandes organizaciones ecologistas (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF), pero también una gran variedad de ONG de carácter más local y/o más especializadas en algún tipo de especie u objetivo ambiental a las que también podemos apoyar.
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