La conservación ambiental es una necesidad ante la cantidad de problemas ambientales que están afectando la salud de toda la humanidad. Y en consecuencia la destrucción del único hogar como el planeta. Esta conservación del medio ambiente y todos sus recursos naturales, debe ser más profunda y verdadera para tratar de minimizar el daño causado por el hombre y buscar despertar esa conciencia humanista que permita poner en prácticas medidas de conservación ambiental por un desarrollo sostenible que satisfaga las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras. Es por eso que se han creado movimientos sociales para la conservación.
Con el nombre de conservacionismo se designa al movimiento social que propone esa conservación. Una de sus vertientes es el movimiento ecologista.
Los conservacionistas, liderados por el presidente estadounidense Theodore Roosevelt y su estrecho aliado Gifford Pinchot, señalaron que la mayoría de los recursos naturales en los países occidentales debían pertenecer al gobierno federal y que el mejor curso de acción, argumentaron, era un plan a largo plazo ideado por expertos nacionales para maximizar los beneficios económicos a largo plazo de los recursos naturales.
Los ecologistas, en cambio, liderados por John Muir (1838–1914), quien fue también responsable de definir la posición ecologista en el debate entre el conservacionismo y el ecologismo, predicaban que la naturaleza era sagrada y que los seres humanos serían intrusos. En este sentido, para esta vertiente los humanos podrían mirar pero no explotar a la naturaleza.
Desde el punto de vista del conservacionismo, hoy en día se venden las zonas de la naturaleza sin alterar, los «terrenos vírgenes» como productos que se pueden comprar para obtener beneficios industriales, en los que la industria adquiriría los permisos para construir y acaparar el mercado del país donde compra a través de la inversión de su dinero. Esta inversión se verá reflejada al cabo de unos años después de haber consumido todos los mercados posibles y siguiendo una brecha de compra-venta por otras partes del mundo. Meadows informó que la economía podía estancar el crecimiento natural.
Anuncio acerca de la protección ambiental con una caricatura de Theodore Roosevelt caracterizando a un guardabosques.
La conservación de la naturaleza se da por razones económicas, científicas, culturales, éticas, sociales y legales:
Por razones económicas: el desarrollo con uso razonable de los recursos naturales es más rentable a largo plazo que, por ejemplo, la deforestación en zonas donde se aprovechan los bosques como fuente de materia prima. En este caso, se considera viable la reforestación de las zonas boscosas por parte de las empresas.
Razones científicas de mucho peso justifican la conservación del medio ambiente. La conservación de áreas naturales, con su flora y su fauna, preserva importante material genético para el futuro, ya que todas las especies domésticas derivan de especies silvestres y estas son muy buscadas para renovar genéticamente el ganado y los cultivos actuales. Muchos cultivos son afectados por enfermedades y plagas por debilitamiento genético. El "retrocruce" con especies silvestres les devuelve la resistencia.
Muchas áreas deben ser conservadas por razones culturales, con las poblaciones humanas que contienen. En la sierra, en la Amazonia y en otras partes del mundo se han desarrollado grupos humanos con técnicas y manifestaciones culturales de gran importancia, que no deberían desaparecer. Música, danza, idioma, arquitectura, artesanías, restos históricos, etc., son aspectos importantes de la riqueza de un país y forman parte de su patrimonio.
Por razones éticas o morales el hombre no tiene derecho a destruir su entorno, ni la biodiversidad. La naturaleza, los recursos naturales, la cultura y en general todo el medio ambiente son patrimonio de una nación y de la humanidad entera. Los recursos naturales y el medio ambiente son patrimonio de la nación donde se sitúan, y el Estado es el encargado de conservar el bien común con la participación de los ciudadanos.
Por razones sociales la conservación del medio ambiente también se justifica. El saqueo de los recursos naturales, la contaminación y el deterioro del medio ambiente repercuten en las sociedades humanas en forma de enfermedades, agitación social por el acceso a la tierra, al espacio y a los alimentos; y son generadores de pobreza y crisis económica.
Las razones legales que justifican la conservación están en la Constitución Política, en los tratados internacionales y en la legislación.
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La conservación ambiental es una necesidad ante la cantidad de problemas ambientales que están afectando la salud de toda la humanidad. Y en consecuencia la destrucción del único hogar como el planeta. Esta conservación del medio ambiente y todos sus recursos naturales, debe ser más profunda y verdadera para tratar de minimizar el daño causado por el hombre y buscar despertar esa conciencia humanista que permita poner en prácticas medidas de conservación ambiental por un desarrollo sostenible que satisfaga las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras. Es por eso que se han creado movimientos sociales para la conservación.
Con el nombre de conservacionismo se designa al movimiento social que propone esa conservación. Una de sus vertientes es el movimiento ecologista.
Los conservacionistas, liderados por el presidente estadounidense Theodore Roosevelt y su estrecho aliado Gifford Pinchot, señalaron que la mayoría de los recursos naturales en los países occidentales debían pertenecer al gobierno federal y que el mejor curso de acción, argumentaron, era un plan a largo plazo ideado por expertos nacionales para maximizar los beneficios económicos a largo plazo de los recursos naturales.
Los ecologistas, en cambio, liderados por John Muir (1838–1914), quien fue también responsable de definir la posición ecologista en el debate entre el conservacionismo y el ecologismo, predicaban que la naturaleza era sagrada y que los seres humanos serían intrusos. En este sentido, para esta vertiente los humanos podrían mirar pero no explotar a la naturaleza.
Desde el punto de vista del conservacionismo, hoy en día se venden las zonas de la naturaleza sin alterar, los «terrenos vírgenes» como productos que se pueden comprar para obtener beneficios industriales, en los que la industria adquiriría los permisos para construir y acaparar el mercado del país donde compra a través de la inversión de su dinero. Esta inversión se verá reflejada al cabo de unos años después de haber consumido todos los mercados posibles y siguiendo una brecha de compra-venta por otras partes del mundo. Meadows informó que la economía podía estancar el crecimiento natural.
Anuncio acerca de la protección ambiental con una caricatura de Theodore Roosevelt caracterizando a un guardabosques.
La conservación de la naturaleza se da por razones económicas, científicas, culturales, éticas, sociales y legales:
Por razones económicas: el desarrollo con uso razonable de los recursos naturales es más rentable a largo plazo que, por ejemplo, la deforestación en zonas donde se aprovechan los bosques como fuente de materia prima. En este caso, se considera viable la reforestación de las zonas boscosas por parte de las empresas.
Razones científicas de mucho peso justifican la conservación del medio ambiente. La conservación de áreas naturales, con su flora y su fauna, preserva importante material genético para el futuro, ya que todas las especies domésticas derivan de especies silvestres y estas son muy buscadas para renovar genéticamente el ganado y los cultivos actuales. Muchos cultivos son afectados por enfermedades y plagas por debilitamiento genético. El "retrocruce" con especies silvestres les devuelve la resistencia.
Muchas áreas deben ser conservadas por razones culturales, con las poblaciones humanas que contienen. En la sierra, en la Amazonia y en otras partes del mundo se han desarrollado grupos humanos con técnicas y manifestaciones culturales de gran importancia, que no deberían desaparecer. Música, danza, idioma, arquitectura, artesanías, restos históricos, etc., son aspectos importantes de la riqueza de un país y forman parte de su patrimonio.
Por razones éticas o morales el hombre no tiene derecho a destruir su entorno, ni la biodiversidad. La naturaleza, los recursos naturales, la cultura y en general todo el medio ambiente son patrimonio de una nación y de la humanidad entera. Los recursos naturales y el medio ambiente son patrimonio de la nación donde se sitúan, y el Estado es el encargado de conservar el bien común con la participación de los ciudadanos.
Por razones sociales la conservación del medio ambiente también se justifica. El saqueo de los recursos naturales, la contaminación y el deterioro del medio ambiente repercuten en las sociedades humanas en forma de enfermedades, agitación social por el acceso a la tierra, al espacio y a los alimentos; y son generadores de pobreza y crisis económica.
Las razones legales que justifican la conservación están en la Constitución Política, en los tratados internacionales y en la legislación.