Días más tarde, ante los ojos del sorprendido Rey, Arquímedes sumergió la corona en un recipiente con agua hasta el borde que inmediatamente se rebosó. El liquido derramado desveló el volumen de la joya y sólo hubo que relacionarlo con su peso para descubrir que no correspondía con el valor del oro.
Respuesta:
Días más tarde, ante los ojos del sorprendido Rey, Arquímedes sumergió la corona en un recipiente con agua hasta el borde que inmediatamente se rebosó. El liquido derramado desveló el volumen de la joya y sólo hubo que relacionarlo con su peso para descubrir que no correspondía con el valor del oro.
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