Hay textos que ahogan al lector por falta de comas, mientras que en otros el exceso da más bien la impresión de que el autor las ha espolvoreado como sal sobre los textos. Los signos de puntuación son una cosa muy seria: interrogantes, puntos y comas, puntos y aparte... forman parte de nuestros textos desde la imprenta y aunque pensemos que siempre han existido no es así: en la antigüedad se escribía todo seguido y las palabras juntas. Una complicación a la hora de interpretar los textos. Para eso nacieron estos signos, para ayudarnos a entender y a concretar, y por ello han evolucionado con la lengua y lo siguen haciendo: ¿están condenados a desaparecer en la era del chat y WhatsApp, o a convertirse en esos ya omnipresentes :-)?
Una coma es algo muy serio, insistimos. Todos los escolares de hace unos años conocían la anécdota atribuida a Carlos V, quien recibió una petición para que la firmara: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Pero el emperador se encontraba de buen humor aquel día, así que decidió cambiar la coma de lugar y convertir la sentencia en otra completamente distinta: “Perdón, imposible que cumpla su condena”. No sólo los monarcas de entonces comprendieron la importante función de una coma o un punto; los monarcas actuales, los directivos de empresas digitales y think tanks , también han reparado en ello: en el verano del 2011, Microsoft Research Cambridge y Microsoft Office
Respuesta:
Hay textos que ahogan al lector por falta de comas, mientras que en otros el exceso da más bien la impresión de que el autor las ha espolvoreado como sal sobre los textos. Los signos de puntuación son una cosa muy seria: interrogantes, puntos y comas, puntos y aparte... forman parte de nuestros textos desde la imprenta y aunque pensemos que siempre han existido no es así: en la antigüedad se escribía todo seguido y las palabras juntas. Una complicación a la hora de interpretar los textos. Para eso nacieron estos signos, para ayudarnos a entender y a concretar, y por ello han evolucionado con la lengua y lo siguen haciendo: ¿están condenados a desaparecer en la era del chat y WhatsApp, o a convertirse en esos ya omnipresentes :-)?
Una coma es algo muy serio, insistimos. Todos los escolares de hace unos años conocían la anécdota atribuida a Carlos V, quien recibió una petición para que la firmara: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Pero el emperador se encontraba de buen humor aquel día, así que decidió cambiar la coma de lugar y convertir la sentencia en otra completamente distinta: “Perdón, imposible que cumpla su condena”. No sólo los monarcas de entonces comprendieron la importante función de una coma o un punto; los monarcas actuales, los directivos de empresas digitales y think tanks , también han reparado en ello: en el verano del 2011, Microsoft Research Cambridge y Microsoft Office