Según la doctrina cristiana, la única Persona de Jesucristo tiene dos voluntades, dos inteligencias y dos naturalezas: la humana y la divina.[2] El Concilio de Calcedonia convocado en el año 451, en la carta dogmática del papa León I, así, declara que después de la Encarnación, lo que era propio de cada naturaleza y sustancia en Cristo permaneció intacto y ambas se unieron en una sola persona, pero de manera que cada naturaleza actuaba de acuerdo a sus propias cualidades y características.
Respuesta:
Según la doctrina cristiana, la única Persona de Jesucristo tiene dos voluntades, dos inteligencias y dos naturalezas: la humana y la divina.[2] El Concilio de Calcedonia convocado en el año 451, en la carta dogmática del papa León I, así, declara que después de la Encarnación, lo que era propio de cada naturaleza y sustancia en Cristo permaneció intacto y ambas se unieron en una sola persona, pero de manera que cada naturaleza actuaba de acuerdo a sus propias cualidades y características.