CUANDO contemplamos la superficie del océano, nos parece un desierto verde, gris o azul, aparentemente sin vida. En ese momento es difícil creer que el océano produzca tanta materia orgánica como los continentes, pero al estudiarlo se llega a la conclusión de que su productividad es aún mayor.
CUANDO contemplamos la superficie del océano, nos parece un desierto verde, gris o azul, aparentemente sin vida. En ese momento es difícil creer que el océano produzca tanta materia orgánica como los continentes, pero al estudiarlo se llega a la conclusión de que su productividad es aún mayor.