El aire que entra en los pulmones lleva oxígeno que es captado por la sangre a través de los alvéolos pulmonares, pequeñas celdillas recubiertas de capilares sanguíneos, en los que se realiza el intercambio gaseoso, se toma el oxígeno del aire y se expele el anhídrido carbónico y otros gases. Los pulmones están constituidos por millones de alvéolos que son el punto final de las vías respiratorias, de los bronquios y bronquiolos. Si pudiésemos extender todos los alvéolos, la superficie de los pulmones sería equivalente a la de una pista de tenis. Una respiración correcta que utilice toda la capacidad de nuestros pulmones garantiza una correcta oxigenación de los tejidos.
Mala oxigenación
Sin embargo, los hábitos de las sociedades actuales no favorecen una buena respiración. Al contrario, es superficial, rápida e incompleta. Sólo se aprovecha una parte de la capacidad pulmonar y no se logra una buena oxigenación, clave para favorecer los procesos metabólicos y de oxidación, y para ayudar a mantener jóvenes y en buen estado los tejidos del organismo.
En los fumadores, la hemoglobina de los glóbulos rojos, que transporta el oxígeno, se combina mejor con el monóxido del tabaco que con el oxígeno, y se forma carboxihemoglobina, que se traduce en una oxigenación de los tejidos deficiente.
El aire, por la nariz
Una respiración correcta significa, entre otras cosas, utilizar bien las estructuras orgánicas que tenemos para respirar. Y la respiración empieza por la nariz, no por la boca. Su misión es importante: limpia el aire, lo calienta, lo humedece, y lo acondiciona para pasar en buenas condiciones a las vías respiratorias bajas. Para ello las mucosas nasales están dotadas de una buena vascularización, por eso suelen sangrar abundantemente, y de infinidad de cilios (pelillos) que filtran el aire.
En cada respiración un pulmón moviliza una media de 500 centímetros cúbicos de aire
El mecanismo por el que respiramos depende por un lado de los movimientos elásticos de los pulmones y por otro de los movimientos de la caja torácica en que se ubican. La inspiración se produce cuando los músculos intercostales tiran de las costillas separándolas mientras que el diafragma desciende, lo que genera dentro de la caja torácica una presión negativa que hace que el pulmón se expanda, penetre el aire a través de las vías respiratorias que se dilatan y sus alvéolos se distiendan llenándose de aire, de la misma forma que una esponja se llena de agua cuando la descomprimimos dentro del agua.
Para vaciarlos hacemos lo contrario, los músculos que mueven la caja torácica se relajan, el diafragma se eleva, aumenta la presión dentro del tórax y se comprimen los pulmones que son vaciados. Este ciclo se repite una veintena de veces por minuto desde que nacemos hasta que morimos y en cada respiración un pulmón normal moviliza una media de 500 centímetros cúbicos de aire.
Tipos de respiración
Una respiración completa y correcta supone movilizar bien todas las estructuras mencionadas, algo que, por desgracia, no suele ocurrir. Así, hablamos de:
Respiración alta o clavicular: los músculos del cuello tiran de las costillas superiores hacia arriba, y éstas arrastran a las demás. Abdomen y diafragma intervienen poco. Es la peor forma de respirar, gasta mucha energía y se obtiene poco rendimiento.Respiración media o intercostal: aunque mejor que la anterior, es también deficiente. Las costillas y el diafragma se levantan ligeramente y el pecho se dilata parcialmente. Es la forma habitual de respirar de muchas personas.Respiración baja o abdominal: es más profunda que las anteriores, y la mejor de las tres. El diafragma es un músculo potente situado entre tórax y abdomen que en reposo está arqueado
El aire que entra en los pulmones lleva oxígeno que es captado por la sangre a través de los alvéolos pulmonares, pequeñas celdillas recubiertas de capilares sanguíneos, en los que se realiza el intercambio gaseoso, se toma el oxígeno del aire y se expele el anhídrido carbónico y otros gases. Los pulmones están constituidos por millones de alvéolos que son el punto final de las vías respiratorias, de los bronquios y bronquiolos. Si pudiésemos extender todos los alvéolos, la superficie de los pulmones sería equivalente a la de una pista de tenis. Una respiración correcta que utilice toda la capacidad de nuestros pulmones garantiza una correcta oxigenación de los tejidos.
Mala oxigenaciónSin embargo, los hábitos de las sociedades actuales no favorecen una buena respiración. Al contrario, es superficial, rápida e incompleta. Sólo se aprovecha una parte de la capacidad pulmonar y no se logra una buena oxigenación, clave para favorecer los procesos metabólicos y de oxidación, y para ayudar a mantener jóvenes y en buen estado los tejidos del organismo.
En los fumadores, la hemoglobina de los glóbulos rojos, que transporta el oxígeno, se combina mejor con el monóxido del tabaco que con el oxígeno, y se forma carboxihemoglobina, que se traduce en una oxigenación de los tejidos deficiente.
El aire, por la narizUna respiración correcta significa, entre otras cosas, utilizar bien las estructuras orgánicas que tenemos para respirar. Y la respiración empieza por la nariz, no por la boca. Su misión es importante: limpia el aire, lo calienta, lo humedece, y lo acondiciona para pasar en buenas condiciones a las vías respiratorias bajas. Para ello las mucosas nasales están dotadas de una buena vascularización, por eso suelen sangrar abundantemente, y de infinidad de cilios (pelillos) que filtran el aire.
En cada respiración un pulmón moviliza una media de 500 centímetros cúbicos de aire
El mecanismo por el que respiramos depende por un lado de los movimientos elásticos de los pulmones y por otro de los movimientos de la caja torácica en que se ubican. La inspiración se produce cuando los músculos intercostales tiran de las costillas separándolas mientras que el diafragma desciende, lo que genera dentro de la caja torácica una presión negativa que hace que el pulmón se expanda, penetre el aire a través de las vías respiratorias que se dilatan y sus alvéolos se distiendan llenándose de aire, de la misma forma que una esponja se llena de agua cuando la descomprimimos dentro del agua.
Para vaciarlos hacemos lo contrario, los músculos que mueven la caja torácica se relajan, el diafragma se eleva, aumenta la presión dentro del tórax y se comprimen los pulmones que son vaciados. Este ciclo se repite una veintena de veces por minuto desde que nacemos hasta que morimos y en cada respiración un pulmón normal moviliza una media de 500 centímetros cúbicos de aire.
Tipos de respiraciónUna respiración completa y correcta supone movilizar bien todas las estructuras mencionadas, algo que, por desgracia, no suele ocurrir. Así, hablamos de:
Respiración alta o clavicular: los músculos del cuello tiran de las costillas superiores hacia arriba, y éstas arrastran a las demás. Abdomen y diafragma intervienen poco. Es la peor forma de respirar, gasta mucha energía y se obtiene poco rendimiento.Respiración media o intercostal: aunque mejor que la anterior, es también deficiente. Las costillas y el diafragma se levantan ligeramente y el pecho se dilata parcialmente. Es la forma habitual de respirar de muchas personas.Respiración baja o abdominal: es más profunda que las anteriores, y la mejor de las tres. El diafragma es un músculo potente situado entre tórax y abdomen que en reposo está arqueado