Una nube fugaz empaña en 1851 la profunda veneración
que siente Sarmiento por el Libertador: es la que provoca, sm
duda, su conocimiento comprobado de la donación testamentaria
del corvo de Chacabuco y Maipú, a Rosas. No conoeía el formulismo de la cláusula, pero el hecho era cierto. ¿ Habría pensado el cíclope sanjuaneo ser heredero del símbolo glorioso? Supuesto que
no, ¿cómo aceptar resignado que la más refulgente espada de
estos pueblos viniera a manos del Restaurador? ¿No había hecho
la semblanza de éste en Facundo: "...Rosas, corazón helado,
espíritu calculador, que hace el mal sin pasión y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo" ? ¿ Y no había dicho a su partida para el viaje imponderable
que la carta de presentación por excelencia que llevaba era Facundo'! Acababa de regresar a Chile, de dialogar con el Héroe
en largas horas de evocación, durante las cuales es imposible que
hubieran soslayado las referencias al estado del país, a sus luchas
internas; y puesto que no era Sarmiento un carácter capaz de
reservarse juicios políticos, cabe rechazar de plano la idea de
que silenciara en todas aquellas visitas a Grand-Bourg, la catilinaria antirrosista. Puede aceptarse que el Gran Capitán guardara
sus opiniones políticas bajo siete llaves, según su inveterado hábito, pero es improbable que no hiciera alusiones al cuadro general de nuestras luchas. Sarmiento no ha dejado escrito sino
escasamente los pormenores de sus conversaciones con el Libertador, excepto en lo relacionado con la entrevista de Guayaquil.
Pero es lo cierto que el 24 de mayo de 1846. víspera de la fech
Respuesta:
Una nube fugaz empaña en 1851 la profunda veneración
que siente Sarmiento por el Libertador: es la que provoca, sm
duda, su conocimiento comprobado de la donación testamentaria
del corvo de Chacabuco y Maipú, a Rosas. No conoeía el formulismo de la cláusula, pero el hecho era cierto. ¿ Habría pensado el cíclope sanjuaneo ser heredero del símbolo glorioso? Supuesto que
no, ¿cómo aceptar resignado que la más refulgente espada de
estos pueblos viniera a manos del Restaurador? ¿No había hecho
la semblanza de éste en Facundo: "...Rosas, corazón helado,
espíritu calculador, que hace el mal sin pasión y organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Maquiavelo" ? ¿ Y no había dicho a su partida para el viaje imponderable
que la carta de presentación por excelencia que llevaba era Facundo'! Acababa de regresar a Chile, de dialogar con el Héroe
en largas horas de evocación, durante las cuales es imposible que
hubieran soslayado las referencias al estado del país, a sus luchas
internas; y puesto que no era Sarmiento un carácter capaz de
reservarse juicios políticos, cabe rechazar de plano la idea de
que silenciara en todas aquellas visitas a Grand-Bourg, la catilinaria antirrosista. Puede aceptarse que el Gran Capitán guardara
sus opiniones políticas bajo siete llaves, según su inveterado hábito, pero es improbable que no hiciera alusiones al cuadro general de nuestras luchas. Sarmiento no ha dejado escrito sino
escasamente los pormenores de sus conversaciones con el Libertador, excepto en lo relacionado con la entrevista de Guayaquil.
Pero es lo cierto que el 24 de mayo de 1846. víspera de la fech
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