rutnmurilloc28A menudo, la juventud es foco de nuestra atención producto de alguna crisis –ya sea por las tasas de desempleo, su participación en actos violentos, la probabilidad a ser padre o madre prematuros o por las enfermedades o infecciones de transmisión sexual-. Me gustaría hablar sobre esto. No pretendo contrariar la idea de que la juventud es vulnerable a ciertos riesgos e incluso puede crear riesgos para sí mismos y su contexto local. Sin embargo, me gustaría revisar la manera en que la juventud, el riesgo y la vulnerabilidad son asociados, de manera que los y las jóvenes aparecen como el problema (o la solución), en lugar de ser vistos como integrantes de una sociedad y comunidad mundial que están llenas de problemas.
la población joven crece sobre todo en contextos donde las vulnerabilidades son el resultado de una distribución desigual de los recursos. Por ejemplo, los centros urbanos cercanos casi siempre disponen de una mayor cantidad y diversidad de bienes, servicios y oportunidades que las zonas rurales. La magnitud de la disparidad en los países en desarrollo puede ser muy significativa. En Liberia, la mitad de las escuelas secundarias de todo el país están localizadas en la zona metropolitana de la capital, Monrovia. Incluso en aquellos casos donde existen escuelas en las zonas rurales, éstos suelen encontrase a una distancia considerable de la casa de los niños y las niñas. Los riesgos percibidos y reales del trayecto pueden retrasar la matriculación y limitar la asistencia al colegio especialmente de las niñas, lo que suele derivar en una atención intermitente y el abandono anticipado.
Por último, una buena parte de la vulnerabilidad surge de la forma en que grupos de personas son tratados por el resto de la sociedad. Las minorías socialmente excluidas son más propensas a sufrir un acceso desigual a los recursos y las oportunidades debido a lo que son o a cómo son percibidos. La interconexión de la exclusión social, la desigualdad y la pobreza tienden a reforzarse mutuamente. Así, por ejemplo, la vulnerabilidad se agrava si la persona joven es mujer, de un grupo étnico minoritario y vive en una zona rural. Las vulnerabilidades que se derivan de la marginación social y la pobreza arraigada se extienden a lo largo de la vida de los y las jóvenes, sus familias y comunidades, y son transmitidas a través de las generaciones.
Las limitaciones, las oportunidades y los medios a través de los cuales la juventud negocia las transiciones a una mayor responsabilidad y adultez nos dicen, por lo tanto, mucho sobre las condiciones de las comunidades locales y globales en las que vive. La juventud es vulnerable no solo porque son jóvenes o están en una fase en la que se experimentan transiciones rápidas. Quizás algo más importante, es que la juventud es vulnerable porque son personas que viven en un mundo desigual donde los valores y las instituciones sociales que favorecen oportunidades de todo tipo no son accesibles para todo el mundo.
¿Qué significa esto para la política? Muchas cosas, pero lo que quiero destacar es que las vulnerabilidades que la juventud experimenta son en muchos aspectos, parte de las vulnerabilidades que son producidas y reproducidas en sus comunidades, naciones y nuestro mundo. Parece que responder a los riesgos que la juventud experimenta y presenta significa responder a las fuerzas generalizadas e interconectadas que mantienen la pobreza, reproducen la desigualdad y mantienen la exclusión social. Abordar los riesgos y vulnerabilidades asociadas con la juventud significa abordar las disparidades y desventajas sistémicas que disminuyen las oportunidades en la vida a escala local y mundial.
la población joven crece sobre todo en contextos donde las vulnerabilidades son el resultado de una distribución desigual de los recursos. Por ejemplo, los centros urbanos cercanos casi siempre disponen de una mayor cantidad y diversidad de bienes, servicios y oportunidades que las zonas rurales. La magnitud de la disparidad en los países en desarrollo puede ser muy significativa. En Liberia, la mitad de las escuelas secundarias de todo el país están localizadas en la zona metropolitana de la capital, Monrovia. Incluso en aquellos casos donde existen escuelas en las zonas rurales, éstos suelen encontrase a una distancia considerable de la casa de los niños y las niñas. Los riesgos percibidos y reales del trayecto pueden retrasar la matriculación y limitar la asistencia al colegio especialmente de las niñas, lo que suele derivar en una atención intermitente y el abandono anticipado.
Por último, una buena parte de la vulnerabilidad surge de la forma en que grupos de personas son tratados por el resto de la sociedad. Las minorías socialmente excluidas son más propensas a sufrir un acceso desigual a los recursos y las oportunidades debido a lo que son o a cómo son percibidos. La interconexión de la exclusión social, la desigualdad y la pobreza tienden a reforzarse mutuamente. Así, por ejemplo, la vulnerabilidad se agrava si la persona joven es mujer, de un grupo étnico minoritario y vive en una zona rural. Las vulnerabilidades que se derivan de la marginación social y la pobreza arraigada se extienden a lo largo de la vida de los y las jóvenes, sus familias y comunidades, y son transmitidas a través de las generaciones.
Las limitaciones, las oportunidades y los medios a través de los cuales la juventud negocia las transiciones a una mayor responsabilidad y adultez nos dicen, por lo tanto, mucho sobre las condiciones de las comunidades locales y globales en las que vive. La juventud es vulnerable no solo porque son jóvenes o están en una fase en la que se experimentan transiciones rápidas. Quizás algo más importante, es que la juventud es vulnerable porque son personas que viven en un mundo desigual donde los valores y las instituciones sociales que favorecen oportunidades de todo tipo no son accesibles para todo el mundo.
¿Qué significa esto para la política? Muchas cosas, pero lo que quiero destacar es que las vulnerabilidades que la juventud experimenta son en muchos aspectos, parte de las vulnerabilidades que son producidas y reproducidas en sus comunidades, naciones y nuestro mundo. Parece que responder a los riesgos que la juventud experimenta y presenta significa responder a las fuerzas generalizadas e interconectadas que mantienen la pobreza, reproducen la desigualdad y mantienen la exclusión social. Abordar los riesgos y vulnerabilidades asociadas con la juventud significa abordar las disparidades y desventajas sistémicas que disminuyen las oportunidades en la vida a escala local y mundial.
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