¿Cómo sería la sociedad colombiana sin el legado de la Ilustración? Argumenta la respuesta doy todo coronita gracias 5 estrellas si esta totalmente bien
Resulta en extremo difícil realizar una reseña que le haga justicia al reciente libro de Anthony Pagden del que nos queremos ocupar en estas líneas, solamente con el propósito de llamar la atención sobre su importancia, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista filosófico. Advirtámosle al lector que la dificultad que mencionamos tiene que ver con la propia extensión del volumen, con los distintos dominios por los que se arriesga su autor -como lo comprueban los múltiples temas abordados y la rica bibliografía que Pagden aporta- y el gran marco temporal y espacial que la obra cubre, aunque desde luego el texto no es ni se presenta como una “extensa enciclopedia temática” sobre el fenómeno intelectual que se aborda.
Desde el punto de vista filosófico, que aquí puede ser visto como el de las consecuencias de la Ilustración sobre el mundo moderno y su importancia para definir tanto la actualidad (los interrogantes del presente) como la modernidad, para decirlo a la manera de Michel Foucault cuando examinó la conocida respuesta de Kant a la pregunta ¿qué es la Ilustración? (Foucault), no hay duda de que el libro de Pagden se sitúa en una línea de análisis que no solo muestra la escala europea (y americana tanto sur como norte, punto sobre el que debemos hablar más adelante) del fenómeno, sino que muestra su vigencia a la luz de la crítica necesaria de los fundamentalismos religiosos y los irracionalismos guerreristas de principios del siglo XXI.
Desde el punto de vista del análisis histórico, la situación es aún más compleja, pero la erudición de Pagden, lo mismo que el carácter abierto de la definición “típica ideal” que adopta de “Ilustración”, le presta una perspectiva comprensiva y le permite referirse a sus distintas variedades “nacionales”, sobre todo en la Europa continental, al tiempo que le facilita integrar en el análisis elementos genealógicos muy diversos (desde el punto de vista de sociedades, autores y lenguas), para ofrecer un cuadro complejo y matizado de ese puntal del mundo moderno que es la Ilustración.
En esa genealogía y definición de la Ilustración que presenta Anthony Pagden hay varios elementos que resultan esenciales. Mencionemos algunos de ellos, empezando por uno de los que considero más importantes. Se trata de poner en su lugar la simplificación que en su crítica interesada de la Ilustración produjo el Romanticismo, con su idea de que esta consistía ante todo en una reducción unilateral del hombre a la razón y, por lo tanto, en un desprecio manifiesto por todos los elementos de sensibilidad y de sentimiento que pueden caracterizar a individuos y a sociedades. Pagden demuestra con elementos conceptuales, con citas repetidas y con referencias biográficas y bibliográficas que esa crítica no tiene mayores fundamentos cuando se hace un balance amplio y atento a circunstancias y contextos. En parte la idea que deja clara Pagden sería la de que la situación puede haber sido la contraria, y que las distintas vertientes del fenómeno ilustrado produjeron una idea compleja del ser humano, una idea que no reduce ni la vida social ni la vida individual a la “idea de razón” o de “cálculo racional”, como la reacción romántica conservadora lo afirmaba. Posiblemente lo que ha ocurrido en la historia de la cultura y de las ideas en el siglo XIX europeo es que se puso entre paréntesis la palabra crítica, en la expresión la “razón crítica”, y se pasó enseguida, con olvido de los textos, a insistir en que los “racionalistas” de finales del siglo XVII y del siglo XVIII, reducían al ser humano a la razón y declaraban todo lo demás como prueba de ausencia de civilización, de superstición y de atraso cultural.
Otro elemento presente en el análisis de Pagden tiene que ver con la idea de una nueva ciencia del hombre -no solo una antropología, también una historia, una geografía y una lingüística- que parece ser un producto y una condición del pensamiento ilustrado. Lejos de la actitud puramente empirista a que podían arrastrar los avances que en el campo de la documentación y la observación había arrojado la aventura del descubrimiento de América y de otras sociedades hasta antes desconocidas, la Ilustración supo sacar las mejores consecuencias analíticas de ese nuevo contacto entre sociedades, produciendo una poderosa reflexión sobre la diversidad humana, idea que en muy pocos casos se opuso a la idea de una naturaleza humana universal.
Respuesta:
espero que te sirva
Explicación:
Resulta en extremo difícil realizar una reseña que le haga justicia al reciente libro de Anthony Pagden del que nos queremos ocupar en estas líneas, solamente con el propósito de llamar la atención sobre su importancia, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista filosófico. Advirtámosle al lector que la dificultad que mencionamos tiene que ver con la propia extensión del volumen, con los distintos dominios por los que se arriesga su autor -como lo comprueban los múltiples temas abordados y la rica bibliografía que Pagden aporta- y el gran marco temporal y espacial que la obra cubre, aunque desde luego el texto no es ni se presenta como una “extensa enciclopedia temática” sobre el fenómeno intelectual que se aborda.
Desde el punto de vista filosófico, que aquí puede ser visto como el de las consecuencias de la Ilustración sobre el mundo moderno y su importancia para definir tanto la actualidad (los interrogantes del presente) como la modernidad, para decirlo a la manera de Michel Foucault cuando examinó la conocida respuesta de Kant a la pregunta ¿qué es la Ilustración? (Foucault), no hay duda de que el libro de Pagden se sitúa en una línea de análisis que no solo muestra la escala europea (y americana tanto sur como norte, punto sobre el que debemos hablar más adelante) del fenómeno, sino que muestra su vigencia a la luz de la crítica necesaria de los fundamentalismos religiosos y los irracionalismos guerreristas de principios del siglo XXI.
Desde el punto de vista del análisis histórico, la situación es aún más compleja, pero la erudición de Pagden, lo mismo que el carácter abierto de la definición “típica ideal” que adopta de “Ilustración”, le presta una perspectiva comprensiva y le permite referirse a sus distintas variedades “nacionales”, sobre todo en la Europa continental, al tiempo que le facilita integrar en el análisis elementos genealógicos muy diversos (desde el punto de vista de sociedades, autores y lenguas), para ofrecer un cuadro complejo y matizado de ese puntal del mundo moderno que es la Ilustración.
En esa genealogía y definición de la Ilustración que presenta Anthony Pagden hay varios elementos que resultan esenciales. Mencionemos algunos de ellos, empezando por uno de los que considero más importantes. Se trata de poner en su lugar la simplificación que en su crítica interesada de la Ilustración produjo el Romanticismo, con su idea de que esta consistía ante todo en una reducción unilateral del hombre a la razón y, por lo tanto, en un desprecio manifiesto por todos los elementos de sensibilidad y de sentimiento que pueden caracterizar a individuos y a sociedades. Pagden demuestra con elementos conceptuales, con citas repetidas y con referencias biográficas y bibliográficas que esa crítica no tiene mayores fundamentos cuando se hace un balance amplio y atento a circunstancias y contextos. En parte la idea que deja clara Pagden sería la de que la situación puede haber sido la contraria, y que las distintas vertientes del fenómeno ilustrado produjeron una idea compleja del ser humano, una idea que no reduce ni la vida social ni la vida individual a la “idea de razón” o de “cálculo racional”, como la reacción romántica conservadora lo afirmaba. Posiblemente lo que ha ocurrido en la historia de la cultura y de las ideas en el siglo XIX europeo es que se puso entre paréntesis la palabra crítica, en la expresión la “razón crítica”, y se pasó enseguida, con olvido de los textos, a insistir en que los “racionalistas” de finales del siglo XVII y del siglo XVIII, reducían al ser humano a la razón y declaraban todo lo demás como prueba de ausencia de civilización, de superstición y de atraso cultural.
Otro elemento presente en el análisis de Pagden tiene que ver con la idea de una nueva ciencia del hombre -no solo una antropología, también una historia, una geografía y una lingüística- que parece ser un producto y una condición del pensamiento ilustrado. Lejos de la actitud puramente empirista a que podían arrastrar los avances que en el campo de la documentación y la observación había arrojado la aventura del descubrimiento de América y de otras sociedades hasta antes desconocidas, la Ilustración supo sacar las mejores consecuencias analíticas de ese nuevo contacto entre sociedades, produciendo una poderosa reflexión sobre la diversidad humana, idea que en muy pocos casos se opuso a la idea de una naturaleza humana universal.