¿Crees que tus células son solo bloques de construcción, estáticos y sin consciencia como los ladrillos de una pared? Si es así, ¡piénsalo de nuevo! Las células pueden detectar lo que pasa a su alrededor y responder en tiempo real a las señales que provienen del medio ambiente y de sus vecinas. En este preciso momento, tus células envían y reciben millones de mensajes en forma de moléculas señalizadoras.
En este artículo, estudiaremos los principios básicos de la comunicación entre células. Primero veremos cómo funciona la señalización intercelular, luego consideraremos las diferentes formas de señalización de corta y larga distancia que ocurren en nuestros cuerpos.
Resumen de la señalización celular
Las células generalmente se comunican entre sí mediante señales químicas. Estas señales químicas, que son proteínas u otras moléculas producidas por una célula emisora, con frecuencia son secretadas por la célula y liberadas en el espacio extracelular. Ahí pueden flotar, hacia las células vecinas, como mensajes en una botella.
Célula emisora: está célula secreta un ligando.
Célula diana: esta célula tiene el receptor que puede unirse al ligando. El ligando se une al receptor y desencadena una cascada de señales dentro de la célula que finalmente generan una respuesta.
Célula no diana: esta célula no tiene los receptores para el ligando específico (aunque puede tener receptores de otros tipos). No percibe al ligando y por lo tanto no genera una respuesta.
Célula emisora: está célula secreta un ligando.
Célula diana: esta célula tiene el receptor que puede unirse al ligando. El ligando se une al receptor y desencadena una cascada de señales dentro de la célula que finalmente generan una respuesta.
Célula no diana: esta célula no tiene los receptores para el ligando específico (aunque puede tener receptores de otros tipos). No percibe al ligando y por lo tanto no genera una respuesta.
No todas las células pueden "oír" un mensaje químico específico. Para detectar una señal (esto es, para ser una célula diana), la célula debe tener el receptor adecuado para esa señal. Cuando una molécula señalizadora se une a su receptor, altera la forma o actividad del receptor, lo que desencadena un cambio dentro de la célula. Debido a que funcionan uniéndose a receptores específicos, estas moléculas señalizadoras se conocen como ligandos, un término general para las moléculas que se unen de manera específica a otras moléculas.
El mensaje que lleva el ligando con frecuencia pasa a través de una cadena de mensajeros químicos dentro de la célula y conduce finalmente a un cambio en la misma, como una modificación en la actividad de un gen o incluso la inducción de todo un proceso como la división celular. Así, la señal intercelular (entre células) se convierte en una señal intracelular (dentro de la célula) que dispara una respuesta.
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Respuesta:
¿Crees que tus células son solo bloques de construcción, estáticos y sin consciencia como los ladrillos de una pared? Si es así, ¡piénsalo de nuevo! Las células pueden detectar lo que pasa a su alrededor y responder en tiempo real a las señales que provienen del medio ambiente y de sus vecinas. En este preciso momento, tus células envían y reciben millones de mensajes en forma de moléculas señalizadoras.
En este artículo, estudiaremos los principios básicos de la comunicación entre células. Primero veremos cómo funciona la señalización intercelular, luego consideraremos las diferentes formas de señalización de corta y larga distancia que ocurren en nuestros cuerpos.
Resumen de la señalización celular
Las células generalmente se comunican entre sí mediante señales químicas. Estas señales químicas, que son proteínas u otras moléculas producidas por una célula emisora, con frecuencia son secretadas por la célula y liberadas en el espacio extracelular. Ahí pueden flotar, hacia las células vecinas, como mensajes en una botella.
Célula emisora: está célula secreta un ligando.
Célula diana: esta célula tiene el receptor que puede unirse al ligando. El ligando se une al receptor y desencadena una cascada de señales dentro de la célula que finalmente generan una respuesta.
Célula no diana: esta célula no tiene los receptores para el ligando específico (aunque puede tener receptores de otros tipos). No percibe al ligando y por lo tanto no genera una respuesta.
Célula emisora: está célula secreta un ligando.
Célula diana: esta célula tiene el receptor que puede unirse al ligando. El ligando se une al receptor y desencadena una cascada de señales dentro de la célula que finalmente generan una respuesta.
Célula no diana: esta célula no tiene los receptores para el ligando específico (aunque puede tener receptores de otros tipos). No percibe al ligando y por lo tanto no genera una respuesta.
No todas las células pueden "oír" un mensaje químico específico. Para detectar una señal (esto es, para ser una célula diana), la célula debe tener el receptor adecuado para esa señal. Cuando una molécula señalizadora se une a su receptor, altera la forma o actividad del receptor, lo que desencadena un cambio dentro de la célula. Debido a que funcionan uniéndose a receptores específicos, estas moléculas señalizadoras se conocen como ligandos, un término general para las moléculas que se unen de manera específica a otras moléculas.
El mensaje que lleva el ligando con frecuencia pasa a través de una cadena de mensajeros químicos dentro de la célula y conduce finalmente a un cambio en la misma, como una modificación en la actividad de un gen o incluso la inducción de todo un proceso como la división celular. Así, la señal intercelular (entre células) se convierte en una señal intracelular (dentro de la célula) que dispara una respuesta.
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