La Teología de Aristóteles es la afirmación de una sustancia suprema, Acto puro, coronación ontológica de todo. El concepto teológico de la Física y de la Astrología, ascendiendo a través de una jerarquía ordenada de potencias y de actos, conducen a Aristóteles finalmente a la afirmación de la existencia de una sustancia suprema, Acto puro, trascendente al Universo, que constituye la coronación ontológica de todo su sistema. Es una conclusión de los conceptos básicos del aristotelismo, de la sustancia, de la potencia y del acto. Aristóteles, aunque alguna vez hable de ούσία μορφή suprema, no emplea la palabra ≪forma≫ para referirse a Dios. La palabra ≪forma≫ tiene en el un sentido preferentemente físico. Tampoco gusta de hablar de εντελέχεια, sino de Ινεργεία.
Aristóteles no plantea el problema de Dios desde el punto de vista de la existencia del ser del mundo físico, sino desde el del movimiento. Careció de la idea de creación. Dios y el mundo coexisten, distintos e independientes, desde toda la eternidad. Por lo tanto, no le preocupa buscar el primer principio del ser, que considera eterno, sino el principio del movimiento de los seres. Por esto sus pruebas de la existencia de Dios tienen un carácter esencialmente mecánico, a diferencia de Santo Tomas, quien las transformara, dándoles un sentido plenamente ontológico, buscando a Dios, no solo como causa del movimiento, sino también del mismo ser, pues el ser contingente reclama una causa necesaria. Las pruebas de Aristóteles proceden por el movimiento, buscando una causa, que
es Dios. Pero son pruebas validas, que le conducen a la afirmación de la existencia de un Ser supremo, trascendente, causa primera y eterna del movimiento de las sustancias celestes y terrestres.
Respuesta:
La Teología de Aristóteles es la afirmación de una sustancia suprema, Acto puro, coronación ontológica de todo. El concepto teológico de la Física y de la Astrología, ascendiendo a través de una jerarquía ordenada de potencias y de actos, conducen a Aristóteles finalmente a la afirmación de la existencia de una sustancia suprema, Acto puro, trascendente al Universo, que constituye la coronación ontológica de todo su sistema. Es una conclusión de los conceptos básicos del aristotelismo, de la sustancia, de la potencia y del acto. Aristóteles, aunque alguna vez hable de ούσία μορφή suprema, no emplea la palabra ≪forma≫ para referirse a Dios. La palabra ≪forma≫ tiene en el un sentido preferentemente físico. Tampoco gusta de hablar de εντελέχεια, sino de Ινεργεία.
Aristóteles no plantea el problema de Dios desde el punto de vista de la existencia del ser del mundo físico, sino desde el del movimiento. Careció de la idea de creación. Dios y el mundo coexisten, distintos e independientes, desde toda la eternidad. Por lo tanto, no le preocupa buscar el primer principio del ser, que considera eterno, sino el principio del movimiento de los seres. Por esto sus pruebas de la existencia de Dios tienen un carácter esencialmente mecánico, a diferencia de Santo Tomas, quien las transformara, dándoles un sentido plenamente ontológico, buscando a Dios, no solo como causa del movimiento, sino también del mismo ser, pues el ser contingente reclama una causa necesaria. Las pruebas de Aristóteles proceden por el movimiento, buscando una causa, que
es Dios. Pero son pruebas validas, que le conducen a la afirmación de la existencia de un Ser supremo, trascendente, causa primera y eterna del movimiento de las sustancias celestes y terrestres.
Explicación:
DAME CORONITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA