El grupo de jackses se deja caer de una altura aproximada a 30 centímetros, o éstas son arrojadas, ligeramente, sobre el piso o la mesa, a modo que queden al alcance del o la participante. La posición que tomen las piezas al dejar de moverse será muy importante; esto es un factor que determina si el turno es más fácil o difícil.
Con la pelota en una mano, desde una altura cómoda al jugador, la pelota se deja caer sobre la superficie horizontal; en cuánto la pelota deja la mano del participante, el mismo alcanzará hacia las piezas tomando con la misma mano una de éstas; enseguida cachará la pelota con la misma mano. Continuará hasta que pierda la pelota o fracase en tomar la pieza o piezas siguientes.
Una forma de jugar es rebotar la pelota y tomar una pieza a la vez. Otra manera de jugar es botar la bola y entonces ir acumulando las piezas en cantidades consecutivas; por ejemplo, después de botar la pelota, capturar la primera pieza, y recibir la pelota bajando del único rebote permitido, todo con una sola mano extrema, entonces, repetirá los movimientos, pero esta vez con la condición de capturar dos piezas, y así consecutivamente en orden de los números integrales hasta que se terminen todas las piezas.
Si la intención del juego fuere competitiva, se puede considerar ganador(a) quien termine con más matatenas.
Juego de jackses posiblemente de la década de 1950.
Las matatenas es un juego para ambos sexos; aunque es común que en algunasculturas donde este es un juego popular, sean la niñas a quienes se les relacione participando más en este pasatiempo. Si esto es puramente cultural y no hay necesariamente un fundamento para hacer una determinación en la separación de participantes, es comprensible que la conexión temprana de la tarea de recoger y limpiar semillas o el que las piezas del juego originalmente hayan sido semillas, hayan también, efectuado el ataño. El juego se ha jugado usando semillas de albaricoque(chabacano) pintadas. En el México de los cincuentas, todavía, existía y se describía con ese nombre a un juego que consistía en lanzar, con la palma de la mano, semillas de ciruela o chabacano, pintadas con anilina de diferentes colores, hacia arriba, y en su caída, retener la mayor cantidad posible en el dorso, en un movimiento rápido, volviendo la palma hacia abajo. Después se repetía la operación, pero inversa; es decir, las semillas alojadas en el dorso se lanzaban, otra vez, hacia arriba, pero ahora tenían que atraparse, todas, con la palma. Ninguna debería caer, caso contrario, se perdía el turno. Después se seguía como generalmente se conoce al juego. Con una semilla preferida, llamada “tiro”, se procedía a levantar las que quedaban en el piso. El tiro se lanzaba a la altura acostumbrada y dominada por el jugador, y antes de que cayera se levantaban las más posibles. Si se elegía a una sola, no podía tocarse ni moverse otra. Si se elegían dos o más, no tendría que soltarse a ninguna, y, por supuesto, las no elegidas deberían permanecer intactas en su lugar accidental. El tiro regresaba a la mano y solo así se almacenaban las levantadas, en favor del participante. Si las reglas se rompían, pasaba el juego a manos del adversario. Se perdía el turno, también, si el tiro caía. Podía jugarse entre dos o más, pero cada uno apostaba determinada cantidad igualitaria de sus apreciadas semillas. Al final, por supuesto, ganaba aquel que podía rescatar su número y otras extras. Por el caló y los acomodos del lenguaje, los niños también llamaban a este juego, “de los huesitos”. Es claro que se jugaba a ras de piso. En México también se llama matatena a la piedra lisa y ovalada de río. “Las calles del pueblo están empedradas con matatenas”. Uno de los trucos que existen para este juego es: Tratar de aventar o rebotar la pelota junto una piecesitas así tendrás mas posibilidades de recoger una y garrar la pelota antes de que vuelva a revotar.
El grupo de jackses se deja caer de una altura aproximada a 30 centímetros, o éstas son arrojadas, ligeramente, sobre el piso o la mesa, a modo que queden al alcance del o la participante. La posición que tomen las piezas al dejar de moverse será muy importante; esto es un factor que determina si el turno es más fácil o difícil.
Con la pelota en una mano, desde una altura cómoda al jugador, la pelota se deja caer sobre la superficie horizontal; en cuánto la pelota deja la mano del participante, el mismo alcanzará hacia las piezas tomando con la misma mano una de éstas; enseguida cachará la pelota con la misma mano. Continuará hasta que pierda la pelota o fracase en tomar la pieza o piezas siguientes.
Una forma de jugar es rebotar la pelota y tomar una pieza a la vez. Otra manera de jugar es botar la bola y entonces ir acumulando las piezas en cantidades consecutivas; por ejemplo, después de botar la pelota, capturar la primera pieza, y recibir la pelota bajando del único rebote permitido, todo con una sola mano extrema, entonces, repetirá los movimientos, pero esta vez con la condición de capturar dos piezas, y así consecutivamente en orden de los números integrales hasta que se terminen todas las piezas.
Si la intención del juego fuere competitiva, se puede considerar ganador(a) quien termine con más matatenas.
Juego de jackses posiblemente de la década de 1950.Las matatenas es un juego para ambos sexos; aunque es común que en algunasculturas donde este es un juego popular, sean la niñas a quienes se les relacione participando más en este pasatiempo. Si esto es puramente cultural y no hay necesariamente un fundamento para hacer una determinación en la separación de participantes, es comprensible que la conexión temprana de la tarea de recoger y limpiar semillas o el que las piezas del juego originalmente hayan sido semillas, hayan también, efectuado el ataño. El juego se ha jugado usando semillas de albaricoque(chabacano) pintadas. En el México de los cincuentas, todavía, existía y se describía con ese nombre a un juego que consistía en lanzar, con la palma de la mano, semillas de ciruela o chabacano, pintadas con anilina de diferentes colores, hacia arriba, y en su caída, retener la mayor cantidad posible en el dorso, en un movimiento rápido, volviendo la palma hacia abajo. Después se repetía la operación, pero inversa; es decir, las semillas alojadas en el dorso se lanzaban, otra vez, hacia arriba, pero ahora tenían que atraparse, todas, con la palma. Ninguna debería caer, caso contrario, se perdía el turno. Después se seguía como generalmente se conoce al juego. Con una semilla preferida, llamada “tiro”, se procedía a levantar las que quedaban en el piso. El tiro se lanzaba a la altura acostumbrada y dominada por el jugador, y antes de que cayera se levantaban las más posibles. Si se elegía a una sola, no podía tocarse ni moverse otra. Si se elegían dos o más, no tendría que soltarse a ninguna, y, por supuesto, las no elegidas deberían permanecer intactas en su lugar accidental. El tiro regresaba a la mano y solo así se almacenaban las levantadas, en favor del participante. Si las reglas se rompían, pasaba el juego a manos del adversario. Se perdía el turno, también, si el tiro caía. Podía jugarse entre dos o más, pero cada uno apostaba determinada cantidad igualitaria de sus apreciadas semillas. Al final, por supuesto, ganaba aquel que podía rescatar su número y otras extras. Por el caló y los acomodos del lenguaje, los niños también llamaban a este juego, “de los huesitos”. Es claro que se jugaba a ras de piso. En México también se llama matatena a la piedra lisa y ovalada de río. “Las calles del pueblo están empedradas con matatenas”. Uno de los trucos que existen para este juego es: Tratar de aventar o rebotar la pelota junto una piecesitas así tendrás mas posibilidades de recoger una y garrar la pelota antes de que vuelva a revotar.