hace varios años las mujeres no tenían ningún tipo de derecho pero con el paso de los años eso ha ido cambiando progresivamente y hoy en día se sigue luchando por sus derechos
Una parte de esta evolución tiene que ver con el lenguaje que, más allá de ser un conjunto de palabras, agrupa un conjunto de significados compartidos con los que designamos la realidad, la interpretamos y la creamos simbólicamente. Por este motivo, hay que darle la importancia que le corresponde. Así, por ejemplo, ya no hablamos de violencia doméstica, sino de violencia machista, con todo lo que ello representa.
La mirada hacia la violencia machista ha vivido una gran apertura, saliendo de la visión limitante heteropatriarcal y la perspectiva de mujer blanca occidental en el movimiento feminista, para pasar a tener una dimensión más global, donde todo el mundo es sujeto implicado y donde se tienen en cuenta todos los factores que afectan a la mujer: de origen, culturales, condiciones sociales, etc. La mujer ya no es vista sólo como víctima, sino como mujer superviviente, y la percepción de la violencia como únicamente física ha pasado a denominarse «violencias», en plural, incluyendo otras como la económica , la estructural o la obstétrica.
Todos estos cambios y muchos otros han sido posibles gracias a la acción transformadora de un feminismo que avanza decidido a cambiar las cosas, y que ha trascendido al género femenino, provocando cambios también en la mirada de los hombres.
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hace varios años las mujeres no tenían ningún tipo de derecho pero con el paso de los años eso ha ido cambiando progresivamente y hoy en día se sigue luchando por sus derechos
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Una parte de esta evolución tiene que ver con el lenguaje que, más allá de ser un conjunto de palabras, agrupa un conjunto de significados compartidos con los que designamos la realidad, la interpretamos y la creamos simbólicamente. Por este motivo, hay que darle la importancia que le corresponde. Así, por ejemplo, ya no hablamos de violencia doméstica, sino de violencia machista, con todo lo que ello representa.
La mirada hacia la violencia machista ha vivido una gran apertura, saliendo de la visión limitante heteropatriarcal y la perspectiva de mujer blanca occidental en el movimiento feminista, para pasar a tener una dimensión más global, donde todo el mundo es sujeto implicado y donde se tienen en cuenta todos los factores que afectan a la mujer: de origen, culturales, condiciones sociales, etc. La mujer ya no es vista sólo como víctima, sino como mujer superviviente, y la percepción de la violencia como únicamente física ha pasado a denominarse «violencias», en plural, incluyendo otras como la económica , la estructural o la obstétrica.
Todos estos cambios y muchos otros han sido posibles gracias a la acción transformadora de un feminismo que avanza decidido a cambiar las cosas, y que ha trascendido al género femenino, provocando cambios también en la mirada de los hombres.