La principal ruta migratoria de Asia a Europa pasa a través de Turquía y llega hasta Grecia, cuya frontera está expuesta a dos importantes vías migratorias: una desde Asia, Oriente Medio y África a través de Turquía hacia las islas o la región nordeste de Tracia; y otra desde los antiguos países comunistas a la frontera norte de Grecia (principalmente desde Albania pero también desde la Antigua República Yugoslava de Macedonia y desde Bulgaria). En general, los controles de las migraciones internas y externas no han paliado realmente el problema, entre otros motivos porque la presión migratoria es muy fuerte, las redes de tráfico de emigrantes están creciendo y, al mismo tiempo, no hay canales para la migración legal. Grecia necesita adoptar una política de gestión de la migración pro-activa con el fin de regular con más eficacia su mercado del trabajo y de combatir la migración irregular.
Análisis
Desarrollo de la política de migración griega
En la actualidad, Grecia acoge a más de un millón de inmigrantes de los países no comunitarios, quienes representan el 10% de la población residente. La migración se ha desarrollado principalmente a través de las entradas no autorizadas o a través de entradas legales pero con residencia no autorizada y trabajo en la economía sumergida. La migración comenzó a finales de los años 80 y, sobre todo, a principios de los 90 de forma bastante inesperada, cuando la mayoría de los inmigrantes procedían de países vecinos como Albania y Bulgaria, aunque el número de griegos étnicos provenientes de Albania y de los países de la ex Unión Soviética –Georgia, Rusia, Armenia y Kazajistán– también era considerable. Por lo tanto, los movimientos migratorios hacia Grecia pueden vincularse en gran medida al colapso de los regímenes comunistas de la Europa del Este y los Balcanes. La migración siguió aumentando a lo largo de los 90 y de los primeros años del siglo XXI pese a la existencia paralela de tasas de desempleo internas bastante elevadas (10%-12%). Los sectores en los que trabajan los inmigrantes son distintos, sin embargo, a los sectores en los que buscan trabajo los desempleados griegos con educación secundaria o superior. En Grecia, como en otros países del sur de Europa, los inmigrantes no solo ocupan puestos de trabajo que los nativos no quieren realizar sino que crean “demanda” en sectores como el cuidado de mayores y de niños, limpieza, pequeñas reparaciones, trabajo en la construcción, jardinería y hostelería. La mano de obra inmigrante, numerosa y relativamente barata, en estos sectores ha provocado una demanda de las familias urbanas y rurales que de otro modo no hubiesen contratado ayuda.
Respuesta:
La principal ruta migratoria de Asia a Europa pasa a través de Turquía y llega hasta Grecia, cuya frontera está expuesta a dos importantes vías migratorias: una desde Asia, Oriente Medio y África a través de Turquía hacia las islas o la región nordeste de Tracia; y otra desde los antiguos países comunistas a la frontera norte de Grecia (principalmente desde Albania pero también desde la Antigua República Yugoslava de Macedonia y desde Bulgaria). En general, los controles de las migraciones internas y externas no han paliado realmente el problema, entre otros motivos porque la presión migratoria es muy fuerte, las redes de tráfico de emigrantes están creciendo y, al mismo tiempo, no hay canales para la migración legal. Grecia necesita adoptar una política de gestión de la migración pro-activa con el fin de regular con más eficacia su mercado del trabajo y de combatir la migración irregular.
Análisis
Desarrollo de la política de migración griega
En la actualidad, Grecia acoge a más de un millón de inmigrantes de los países no comunitarios, quienes representan el 10% de la población residente. La migración se ha desarrollado principalmente a través de las entradas no autorizadas o a través de entradas legales pero con residencia no autorizada y trabajo en la economía sumergida. La migración comenzó a finales de los años 80 y, sobre todo, a principios de los 90 de forma bastante inesperada, cuando la mayoría de los inmigrantes procedían de países vecinos como Albania y Bulgaria, aunque el número de griegos étnicos provenientes de Albania y de los países de la ex Unión Soviética –Georgia, Rusia, Armenia y Kazajistán– también era considerable. Por lo tanto, los movimientos migratorios hacia Grecia pueden vincularse en gran medida al colapso de los regímenes comunistas de la Europa del Este y los Balcanes. La migración siguió aumentando a lo largo de los 90 y de los primeros años del siglo XXI pese a la existencia paralela de tasas de desempleo internas bastante elevadas (10%-12%). Los sectores en los que trabajan los inmigrantes son distintos, sin embargo, a los sectores en los que buscan trabajo los desempleados griegos con educación secundaria o superior. En Grecia, como en otros países del sur de Europa, los inmigrantes no solo ocupan puestos de trabajo que los nativos no quieren realizar sino que crean “demanda” en sectores como el cuidado de mayores y de niños, limpieza, pequeñas reparaciones, trabajo en la construcción, jardinería y hostelería. La mano de obra inmigrante, numerosa y relativamente barata, en estos sectores ha provocado una demanda de las familias urbanas y rurales que de otro modo no hubiesen contratado ayuda.
Explicación: