1. Sé civilizado. Contrario a lo que tu profesor de debate te dijo, las peleas no son racionales. Respeta la perspectiva de la otra persona sin importar lo ridículo que suene. “Cuando la gente tiene su valor validado de alguna manera, tiende a ser más receptiva a la información que reta sus creencias”, dice el psicólogo político Peter Ditto. Cuando estableces esa conexión emocional, puedes pensar de manera lógica.
2. No trates de “ganar” la pelea. Atacar las ideas de alguien lo puede poner en un modo de “irse o pelearse”. Una vez que están en el precipicio no habrá nada que los convenza. Así que si quieres ponerlos de tu lado, practica el “acuerdo extremo”: toma los puntos de vista de la persona y trata de entender su conclusión, aunque suene algo absurda.
3. No preguntes por qué, pregunta cómo. En un estudio de 2013, un psicólogo llamado Philip Fernbach separó a la gente con puntos de vista políticos extremos en dos grupos: los que tenían que explicar por qué estaban en lo correcto y aquellos que se les pedía explicar por qué sus ideales podían ser transformados en una política real. ¿El resultado? Los primeros tenían la misma confianza en sus ideas antes y después, los segundos tenían puntos de vista más débiles.
4. Haz un seguimiento. El cofundador de Pixar, Ed Catmull, conoció a Steve Jobs durante 26 años. Tuvieron algunas peleas. Él evitaba tener pleitos fuertes con Jobs y aplicaba el siguiente método: “Le decía algo e inmediatamente lo rechazaba porque pensaba más rápido que yo. Esperaba una semana para llamarlo, le daba mi opinión sobre lo que él me había dicho e inmediatamente lo rechazaba. Esperaba una semana más...pero a veces esto duraba durante meses”. El desacuerdo se resolvía de una de tres formas: Jobs admitía que Catmull estaba bien, Catmul se daba cuenta que Jobs estaba bien o Jobs no le respondía a Catmull (lo que quería decir que le daba su aprobación).
Respuesta:
1. Sé civilizado. Contrario a lo que tu profesor de debate te dijo, las peleas no son racionales. Respeta la perspectiva de la otra persona sin importar lo ridículo que suene. “Cuando la gente tiene su valor validado de alguna manera, tiende a ser más receptiva a la información que reta sus creencias”, dice el psicólogo político Peter Ditto. Cuando estableces esa conexión emocional, puedes pensar de manera lógica.
2. No trates de “ganar” la pelea. Atacar las ideas de alguien lo puede poner en un modo de “irse o pelearse”. Una vez que están en el precipicio no habrá nada que los convenza. Así que si quieres ponerlos de tu lado, practica el “acuerdo extremo”: toma los puntos de vista de la persona y trata de entender su conclusión, aunque suene algo absurda.
3. No preguntes por qué, pregunta cómo. En un estudio de 2013, un psicólogo llamado Philip Fernbach separó a la gente con puntos de vista políticos extremos en dos grupos: los que tenían que explicar por qué estaban en lo correcto y aquellos que se les pedía explicar por qué sus ideales podían ser transformados en una política real. ¿El resultado? Los primeros tenían la misma confianza en sus ideas antes y después, los segundos tenían puntos de vista más débiles.
4. Haz un seguimiento. El cofundador de Pixar, Ed Catmull, conoció a Steve Jobs durante 26 años. Tuvieron algunas peleas. Él evitaba tener pleitos fuertes con Jobs y aplicaba el siguiente método: “Le decía algo e inmediatamente lo rechazaba porque pensaba más rápido que yo. Esperaba una semana para llamarlo, le daba mi opinión sobre lo que él me había dicho e inmediatamente lo rechazaba. Esperaba una semana más...pero a veces esto duraba durante meses”. El desacuerdo se resolvía de una de tres formas: Jobs admitía que Catmull estaba bien, Catmul se daba cuenta que Jobs estaba bien o Jobs no le respondía a Catmull (lo que quería decir que le daba su aprobación).
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