Libérate de tus prejuicios: un poema de verdad no es una vomitada sentimental de un tipo terriblemente cursi que cuenta en verso sus penas, tampoco es un mero artificio en el que el autor o la autora demuestran lo mucho que dominan el idioma utilizando el verso y rimando palabras, tampoco es la parida incomprensible de un iluminado. Un poema es un interrogante y una respuesta.
Los poemas no se leen como las historias. Los poemas se leen una vez, y otra, y otra, y otra… y en voz alta. Los poemas han se sonar en tu mente o, mucho mejor, en tu voz. Recítatelos a ti mismo, degustando las palabras, las imágenes, las emociones que provocan…, sintiéndolas, indagando en ellas.
Libérate de tus prejuicios: un poema de verdad no es una vomitada sentimental de un tipo terriblemente cursi que cuenta en verso sus penas, tampoco es un mero artificio en el que el autor o la autora demuestran lo mucho que dominan el idioma utilizando el verso y rimando palabras, tampoco es la parida incomprensible de un iluminado. Un poema es un interrogante y una respuesta.
Los poemas no se leen como las historias. Los poemas se leen una vez, y otra, y otra, y otra… y en voz alta. Los poemas han se sonar en tu mente o, mucho mejor, en tu voz. Recítatelos a ti mismo, degustando las palabras, las imágenes, las emociones que provocan…, sintiéndolas, indagando en ellas.