Si bien el dióxido de carbono no es tóxico ni tan siquiera nocivo para la salud humana, tampoco es útil para la respiración, de manera que altas concentraciones en el aire interior de este gas producen una sensación poco confortable debido a que desplaza el oxígeno del aire y hace que la respiración se vuelva más fatigosa.
Si bien el dióxido de carbono no es tóxico ni tan siquiera nocivo para la salud humana, tampoco es útil para la respiración, de manera que altas concentraciones en el aire interior de este gas producen una sensación poco confortable debido a que desplaza el oxígeno del aire y hace que la respiración se vuelva más fatigosa.
No existen umbrales de concentración a partir de los cuales se pueda hablar de peligro para la salud. Es frecuente que en el aire interior se duplique (aprox. 800 ppm) y triplique (1200 ppm) la concentración de dióxido de carbono respecto a la del aire puro. Incluso se pueden dar concentraciones de CO2 de varios miles de ppm.
En los espacios interiores ocupados por personas, el elemento contaminante que predomina es el dióxido de carbono producido por la respiración. Así pues, se puede tomar la concentración de este gas como parámetro de control de la calidad del aire, por lo que es muy común, emplear un sensor de dióxido de carbono para monitorizar los equipos de renovación del aire interior. Esto constituye una de las modalidades de Demanda Controlada de Ventilación más empleada. El sistema es conceptualmente simple: el sensor de dióxido de carbono manda a un variador de frecuencia una señal proporcional a la concentración de CO2 que excede a la normal y éste a su vez manda al motor del ventilador de extracción una frecuencia de giro proporcional a la señal que le entra del sensor, con lo que, de forma resumida, tenemos que el ventilador de extracción gira a un velocidad más o menos proporcional a la concentración de dióxido de carbono que excede a la normal del aire puro.
Si bien el dióxido de carbono no es tóxico ni tan siquiera nocivo para la salud humana, tampoco es útil para la respiración, de manera que altas concentraciones en el aire interior de este gas producen una sensación poco confortable debido a que desplaza el oxígeno del aire y hace que la respiración se vuelva más fatigosa.
Respuesta:
ESPERO TE AYUDE!!
Explicación:
Si bien el dióxido de carbono no es tóxico ni tan siquiera nocivo para la salud humana, tampoco es útil para la respiración, de manera que altas concentraciones en el aire interior de este gas producen una sensación poco confortable debido a que desplaza el oxígeno del aire y hace que la respiración se vuelva más fatigosa.
No existen umbrales de concentración a partir de los cuales se pueda hablar de peligro para la salud. Es frecuente que en el aire interior se duplique (aprox. 800 ppm) y triplique (1200 ppm) la concentración de dióxido de carbono respecto a la del aire puro. Incluso se pueden dar concentraciones de CO2 de varios miles de ppm.
En los espacios interiores ocupados por personas, el elemento contaminante que predomina es el dióxido de carbono producido por la respiración. Así pues, se puede tomar la concentración de este gas como parámetro de control de la calidad del aire, por lo que es muy común, emplear un sensor de dióxido de carbono para monitorizar los equipos de renovación del aire interior. Esto constituye una de las modalidades de Demanda Controlada de Ventilación más empleada. El sistema es conceptualmente simple: el sensor de dióxido de carbono manda a un variador de frecuencia una señal proporcional a la concentración de CO2 que excede a la normal y éste a su vez manda al motor del ventilador de extracción una frecuencia de giro proporcional a la señal que le entra del sensor, con lo que, de forma resumida, tenemos que el ventilador de extracción gira a un velocidad más o menos proporcional a la concentración de dióxido de carbono que excede a la normal del aire puro.