El material creado a partir de hongos puede ser moldeado de diferentes formas.
Desde un rincón del Estado de Nueva York, en Estados Unidos, Eben Bayer produce un material a partir de la mezcla de hongos con residuos de agricultura que bien podría reemplazar el poliestireno (también conocido como poliespán, telgopor o icopor en España y algunas partes de América Latina), un material muy común que se usa para embalajes.
"La primera inspiración llegó cuando estaba en la universidad. Vi que la estructura de raíz del hongo, el micelio, podía ser un súper pegamento", cuenta Bayer a la BBC.
Pero aquella creación no se quedó allí, y pudo dar el paso a la fabricación industrial gracias a su primer cliente, una compañía de muebles de oficina para la que aún fabrica las cajas y envoltorios que protegen sus envíos en Estados Unidos.
La idea es sencilla: cultivar hongos, alimentándolos con los desechos de la agricultura, y moldearlos para formar todo tipo de embalajes.
"Podemos hacer cualquier forma, desde pesados muebles hasta sensibles piezas electrónicas", dice Sam Harrington, parte del equipo de Ecovative, la firma creada por Bayer.
Según Harrington y Bayer, pueden conseguir las mismas propiedades y el mismo nivel de protección que diferentes materiales plásticos, como el poliestireno expandido, polipropileno o poliuretano.
En su planta de Green Island, cerca de Albany, un gran espacio se dedica al cultivo del hongo.
"Nos gusta decir que aquí no estamos fabricando sino cultivando, es más como una granja de hongos cubierta", explica Harrington a la BBC.
En otra parte está la materia prima compuesta por los desechos biológicos de agricultura, que se obtiene en colaboración con los agricultores locales.
Todo vale: los residuos de cáñamo o maíz, por ejemplo. Lo importante es que tenga lignina, celulosa y alimento para los hongos.
"Intentamos crear el ambiente ideal para que crezcan los microorganismos", añade Harrington.
Ecovative
Pie de foto,
Una vez usados, los embalajes biodegradables pueden servir de abono.
Y eso supone la temperatura, humedad y cantidad de oxígeno adecuadas para que hongo crezca al igual que lo hace en el suelo de un bosque. Este proceso, dicen sus creadores, imita lo que sucede en la naturaleza, algo fundamental para el sistema de reciclaje de los bosques.
Pero en este caso crece en la forma que se requiera, por eso, dice Harrigton, lo que hacen en su sede es "cultivo en 3D".
El paso final es el secado, que impide que el hongo siga creciendo, y lo que queda es un producto limpio y crujiente listo para embalar desde botellas a monitores de computadores.
Una vez usado, puede reciclarse como abono, o incluso convertirse en macetas de jardín.
Bayer está convencido que su empredimiento tiene muchas posibilidades de crecer comercialmente.
"Realmente creemos que tenemos un producto que puede competir con el foam plástico", dice a la BBC.
Y dado que el poliestireno ocupa el 30% de los vertederos en Estados Unidos, un reemplazante biodegradable tendría un enorme impacto ambiental.
Vasos desechables de seda y camarones
Réplica de ala de insecto hecha de Shrilk
Pie de foto,
Réplica de ala de insecto hecha de Shrilk.
Javier Fernández, científico de materiales de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha creado un material que parece plástico traslúcido normal.
"Lo llamamos shrilk (por shrimp y silk, que en inglés significa camarón y seda). Es un material biomimético inspirado en la cutícula, la piel de los insectos".
Shrilk
Pie de foto,
El material shrilk puede usarse para crear objetos desechables.
"Básicamente, tomamos el diseño y los componentes de la concha de camarón, tomamos proteínas de la seda, y los combinamos en un diseño similar al de los insectos", le cuenta Fernández a la BBC.
"Tomamos las proteínas que necesitamos de la seda y el polisacáridos de la parte dura del camarón".
Fernández y su equipo trabajan en el laboratorio con la idea de que este material sirva para crear objetos desechables.
"Estamos tratando de llenar un hueco que existe en la industria del plástico. Aquellas cosas que no necesitamos que duren para siempre. Ese es uno de los principales problemas del plástico, que se usa para cosas se supone deben durar a lo mejor un año, quizás unas horas porque son descartables, pero estás usando un material que va a perdurar miles de años en la Tierra", dice el investigador.
Vaso de shrilk
Pie de foto,
El de la derecha es un vaso hecho de "shrilk", el otro es uno de plástico normal.
"Estamos tratando de crear ese tipo de cosas que van a ser usadas durante un corto período de tiempo con un material que va a durar poco tiempo en el planeta".
Y un ejemplo de eso son los vasos de plásticos y otros utensilios descartables.
Respuesta:
Plástico "cultivado" a partir de hongos
Ecovative
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El material creado a partir de hongos puede ser moldeado de diferentes formas.
Desde un rincón del Estado de Nueva York, en Estados Unidos, Eben Bayer produce un material a partir de la mezcla de hongos con residuos de agricultura que bien podría reemplazar el poliestireno (también conocido como poliespán, telgopor o icopor en España y algunas partes de América Latina), un material muy común que se usa para embalajes.
"La primera inspiración llegó cuando estaba en la universidad. Vi que la estructura de raíz del hongo, el micelio, podía ser un súper pegamento", cuenta Bayer a la BBC.
Pero aquella creación no se quedó allí, y pudo dar el paso a la fabricación industrial gracias a su primer cliente, una compañía de muebles de oficina para la que aún fabrica las cajas y envoltorios que protegen sus envíos en Estados Unidos.
La idea es sencilla: cultivar hongos, alimentándolos con los desechos de la agricultura, y moldearlos para formar todo tipo de embalajes.
"Podemos hacer cualquier forma, desde pesados muebles hasta sensibles piezas electrónicas", dice Sam Harrington, parte del equipo de Ecovative, la firma creada por Bayer.
Según Harrington y Bayer, pueden conseguir las mismas propiedades y el mismo nivel de protección que diferentes materiales plásticos, como el poliestireno expandido, polipropileno o poliuretano.
En su planta de Green Island, cerca de Albany, un gran espacio se dedica al cultivo del hongo.
"Nos gusta decir que aquí no estamos fabricando sino cultivando, es más como una granja de hongos cubierta", explica Harrington a la BBC.
En otra parte está la materia prima compuesta por los desechos biológicos de agricultura, que se obtiene en colaboración con los agricultores locales.
Todo vale: los residuos de cáñamo o maíz, por ejemplo. Lo importante es que tenga lignina, celulosa y alimento para los hongos.
"Intentamos crear el ambiente ideal para que crezcan los microorganismos", añade Harrington.
Ecovative
Pie de foto,
Una vez usados, los embalajes biodegradables pueden servir de abono.
Y eso supone la temperatura, humedad y cantidad de oxígeno adecuadas para que hongo crezca al igual que lo hace en el suelo de un bosque. Este proceso, dicen sus creadores, imita lo que sucede en la naturaleza, algo fundamental para el sistema de reciclaje de los bosques.
Pero en este caso crece en la forma que se requiera, por eso, dice Harrigton, lo que hacen en su sede es "cultivo en 3D".
El paso final es el secado, que impide que el hongo siga creciendo, y lo que queda es un producto limpio y crujiente listo para embalar desde botellas a monitores de computadores.
Una vez usado, puede reciclarse como abono, o incluso convertirse en macetas de jardín.
Bayer está convencido que su empredimiento tiene muchas posibilidades de crecer comercialmente.
"Realmente creemos que tenemos un producto que puede competir con el foam plástico", dice a la BBC.
Y dado que el poliestireno ocupa el 30% de los vertederos en Estados Unidos, un reemplazante biodegradable tendría un enorme impacto ambiental.
Vasos desechables de seda y camarones
Réplica de ala de insecto hecha de Shrilk
Pie de foto,
Réplica de ala de insecto hecha de Shrilk.
Javier Fernández, científico de materiales de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha creado un material que parece plástico traslúcido normal.
"Lo llamamos shrilk (por shrimp y silk, que en inglés significa camarón y seda). Es un material biomimético inspirado en la cutícula, la piel de los insectos".
Shrilk
Pie de foto,
El material shrilk puede usarse para crear objetos desechables.
"Básicamente, tomamos el diseño y los componentes de la concha de camarón, tomamos proteínas de la seda, y los combinamos en un diseño similar al de los insectos", le cuenta Fernández a la BBC.
"Tomamos las proteínas que necesitamos de la seda y el polisacáridos de la parte dura del camarón".
Fernández y su equipo trabajan en el laboratorio con la idea de que este material sirva para crear objetos desechables.
"Estamos tratando de llenar un hueco que existe en la industria del plástico. Aquellas cosas que no necesitamos que duren para siempre. Ese es uno de los principales problemas del plástico, que se usa para cosas se supone deben durar a lo mejor un año, quizás unas horas porque son descartables, pero estás usando un material que va a perdurar miles de años en la Tierra", dice el investigador.
Vaso de shrilk
Pie de foto,
El de la derecha es un vaso hecho de "shrilk", el otro es uno de plástico normal.
"Estamos tratando de crear ese tipo de cosas que van a ser usadas durante un corto período de tiempo con un material que va a durar poco tiempo en el planeta".
Y un ejemplo de eso son los vasos de plásticos y otros utensilios descartables.