Sabemos cada vez menos sobre la cultura indígena y la modernidad hace que los nativos se alejen de sus tradiciones, pero de a poco hay personas y empresas que se dan cuenta que para poder avanzar, primero hay que mirar al pasado.
“Aún el hombre mas razonable tiene necesidad de volver a la naturaleza, es decir, a su relación ilógica con todas las cosas” — FRIEDRICH NIETZSCHE.
La tendencia de volver a nuestras raíces, a la naturaleza, a las prácticas de nuestros antepasados son cada vez más fuertes a nivel local y mundial por motivos simples: la globalización, el consumismo, la destrucción de nuestro propio hábitat. El ser humano ha contaminado en estos últimos 40 años, más de lo que contaminó en toda la historia de su existencia.
Hoy en día, nos damos cuenta de que combinar nuestro estilo de vida actual con algunas costumbres ancestrales es una solución al gran problema ambiental y social que estamos enfrentando. Encontramos respuestas a problemas de agricultura. Para ejemplificar, en las técnicas que las etnias llevan siglos implementando, sus métodos reflejan sustentabilidad, fundamental en las organizaciones al corriente, mecanismos altamente efectivos y replicables. De esta premisa nace la necesidad y el deseo de revivir la cultura y las prácticas milenarias de cada región. En Paraguay sin embargo, tenemos una gran ventaja, una pequeña parte de nuestra cultura ancestral sigue viva y aún se practica entre algunos indígenas.
La comunidad Nivaclé es un ejemplo, constituye una de las 17 etnias indígenas reconocidas en Paraguay. A orillas del río Pilcomayo, vivieron durante años, dedicándose a la caza, pesca y horticultura para subsistir. También elaboraban tejidos a partir de la fibra del karaguata, creando adornos, bolsos, y otros utensilios.
Muchos de los habitantes de ese grupo ancestral tuvieron que marcharse por la escasez de agua y consecuentemente otros recursos naturales utilizados para abastecerse. "El río era nuestro supermercado, ahora ya no tenemos eso. Tenemos que salir a trabajar para comer y muchas veces no nos quieren reconocer el trabajo. Lo que buscamos ahora, es poder vender nuestras artesanías sin perder nuestra esencia. Queremos que la gente conozca lo que hacemos y valore nuestro esfuerzo”, dice Daniela, la líder de la comunidad.
Daniela vino a Asunción con sus siete hijos y representa aquí a las mujeres artesanas de su comunidad. Todavía quedan algunos indigenas Nivaclé viviendo en el Chaco, pero las condiciones de la zona apuran la obligación de aprender y trabajar en un oficio "moderno". Son pocos los que siguen viviendo la cultura Nivaclé pura. Preocupa que los jóvenes indígenas cada vez elaboran menos sus artesanías nativas. Pasa que no es rentable; elaborarlas toma demasiado tiempo y las ventas ni son masivas, ni se puede establecer un precio que justifique el trabajo.
Esa es la realidad de muchos nativos paraguayos. Y la de los demás habitantes de esta tierra es el desconocimiento sobre nuestra propia cultura y lo poco que se la valora. ¿Cómo hacemos para que los paraguayos podamos conocer más sobre la cultura indígena, y con esa base, valorar mas el trabajo que siguen haciendo algunos de ellos? “En mi escuela prácticamente no se tocaba el tema indígena”, leímos hace unos días en una entrevista a Norma Ávila. Es muy poca la información a la que tenemos acceso.
Sabemos cada vez menos sobre la cultura indígena y la modernidad hace que los nativos se alejen de sus tradiciones, pero de a poco hay personas y empresas que se dan cuenta que para poder avanzar, primero hay que mirar al pasado.
“Aún el hombre mas razonable tiene necesidad de volver a la naturaleza, es decir, a su relación ilógica con todas las cosas” — FRIEDRICH NIETZSCHE.La tendencia de volver a nuestras raíces, a la naturaleza, a las prácticas de nuestros antepasados son cada vez más fuertes a nivel local y mundial por motivos simples: la globalización, el consumismo, la destrucción de nuestro propio hábitat. El ser humano ha contaminado en estos últimos 40 años, más de lo que contaminó en toda la historia de su existencia.
Hoy en día, nos damos cuenta de que combinar nuestro estilo de vida actual con algunas costumbres ancestrales es una solución al gran problema ambiental y social que estamos enfrentando. Encontramos respuestas a problemas de agricultura. Para ejemplificar, en las técnicas que las etnias llevan siglos implementando, sus métodos reflejan sustentabilidad, fundamental en las organizaciones al corriente, mecanismos altamente efectivos y replicables. De esta premisa nace la necesidad y el deseo de revivir la cultura y las prácticas milenarias de cada región. En Paraguay sin embargo, tenemos una gran ventaja, una pequeña parte de nuestra cultura ancestral sigue viva y aún se practica entre algunos indígenas.
La comunidad Nivaclé es un ejemplo, constituye una de las 17 etnias indígenas reconocidas en Paraguay. A orillas del río Pilcomayo, vivieron durante años, dedicándose a la caza, pesca y horticultura para subsistir. También elaboraban tejidos a partir de la fibra del karaguata, creando adornos, bolsos, y otros utensilios.
Muchos de los habitantes de ese grupo ancestral tuvieron que marcharse por la escasez de agua y consecuentemente otros recursos naturales utilizados para abastecerse. "El río era nuestro supermercado, ahora ya no tenemos eso. Tenemos que salir a trabajar para comer y muchas veces no nos quieren reconocer el trabajo. Lo que buscamos ahora, es poder vender nuestras artesanías sin perder nuestra esencia. Queremos que la gente conozca lo que hacemos y valore nuestro esfuerzo”, dice Daniela, la líder de la comunidad.
Daniela vino a Asunción con sus siete hijos y representa aquí a las mujeres artesanas de su comunidad. Todavía quedan algunos indigenas Nivaclé viviendo en el Chaco, pero las condiciones de la zona apuran la obligación de aprender y trabajar en un oficio "moderno". Son pocos los que siguen viviendo la cultura Nivaclé pura. Preocupa que los jóvenes indígenas cada vez elaboran menos sus artesanías nativas. Pasa que no es rentable; elaborarlas toma demasiado tiempo y las ventas ni son masivas, ni se puede establecer un precio que justifique el trabajo.
Esa es la realidad de muchos nativos paraguayos. Y la de los demás habitantes de esta tierra es el desconocimiento sobre nuestra propia cultura y lo poco que se la valora. ¿Cómo hacemos para que los paraguayos podamos conocer más sobre la cultura indígena, y con esa base, valorar mas el trabajo que siguen haciendo algunos de ellos? “En mi escuela prácticamente no se tocaba el tema indígena”, leímos hace unos días en una entrevista a Norma Ávila. Es muy poca la información a la que tenemos acceso.
Pero no todo está perdido, existen empresas