Medood
Una previa conciencia de lo que vamos a leer no está de más. El calentamiento filosóficoparte de la certeza de que las reflexiones sobre el mundo y su sentido tienen una lógica diversa a otros tipos de razonamientos.Otra manera de preparación consiste en realizarse algunas preguntas específicas sobre lo que vamos a abordar, o dialogar con otra persona que tal vez haya leído el asunto. Jugar a hacer preguntas y respuestas filosóficas puede ser entretenido. Siempre con la conciencia de llegar alguna parte, claro está.Se necesita un lugar y disposición adecuada. La medianoche solitaria no necesariamente es amiga de la filosofía (aunque Descartes pensara lo contrario). Necesitamos una cierta lucidez que nos permita concentrarnos. También podría ser que, aunque no en todos los casos, se necesite una buena lámpara, un lápiz y un café.También la seguridad de que no encontraremos una diversión igual a la de leer un cómic, una novela o una noticia. El gusto por la lectura teórica anda relacionado con la búsqueda de las precisiones, por la lógica del texto, por el descubrimiento de nuevos datos sobre la realidad.Es recomendable ir al índice. Porque gracias a él —en la mayoría de los casos— lograremos ver el camino recorrido y que invita a transitar el que hizo la obra. Paso aclaratorio al tomar en nuestras manos cualquier texto filosófico es contextualizar el mismo. Esto se puede realizar proponiéndonos una serie de cuestiones tales como ¿cuándo se escribió esto?, ¿quién lo escribió?, ¿participaba el autor de una corriente o estaba inmerso en algún debate? Estas contextualizaciones se logran buscando en un diccionario de filosofía o en una buena enciclopedia. También sirve normalmente el resumen que muchas obras traen en la solapa.Sobre el vocabulario hay que estar avisados. Digo esto porque las maneras de expresarse entre uno y otro autor cambian enormemente. La historia del términomateria presenta grandes variaciones desde Demócrito hasta Hegel. Ayudan mucho, otra vez, los diccionarios de filosofía.También el idioma es importante. Es muy diferente el alemán usado por Kant en 1754 que el que usa Heidegger en 1935. Hay que recordar el adagio italiano traduttore traditore e intentar enfrentarse con el texto original. Y si esto no es posible recordar algunas de las palabras claves que usa el autor y que no son traducibles como el arjépresocrático, el esse tomista, el Dasein heideggeriano, la Weltanschauung de Dilthey, lasimpressions de Hume, el cogito cartesiano o el falsificationism de Popper.Leer una y otra vez intentando memorizar todo es difícil en una materia con un cariz teorético. Es mejor ir tomando apuntes. Y si tenemos la suerte de que el libro sea nuestro podríamos anotar en los márgenes para tener una lectura guiada o subrayar los párrafos eje.