Una sola palabra de Cristo sana, purifica, alienta y llena de esperanza. La fe, la humildad y la delicadeza se unen en el alma de este hombre. Por esto, la Iglesia nos propone su ejemplo y sus mismas palabras como preparación para recibir a Jesús cuando viene a nosotros en la Sagrada Comunión: Señor, yo no soy digno
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Una sola palabra de Cristo sana, purifica, alienta y llena de esperanza. La fe, la humildad y la delicadeza se unen en el alma de este hombre. Por esto, la Iglesia nos propone su ejemplo y sus mismas palabras como preparación para recibir a Jesús cuando viene a nosotros en la Sagrada Comunión: Señor, yo no soy digno