Se habla de corrosión cuando un material, generalmente metálico, sufre un desgaste sistemático que afecta su composición. En ocasiones, la corrosión puede llegar a tales niveles de avance, que el metal en cuestión debe ser descartado o reemplazado.
Esta situación se debe a diferentes factores como por ejemplo la humedad, la oxidación, la temperatura, el flujo de aire y la calidad del material. Todo esto genera una combinación de reacciones químicas que dan paso al deterioro del metal.
De igual manera, aunque se trata de un proceso dañino para el metal que compone una tubería, debe comprenderse que es completamente natural que ocurra. En cualquier caso, lo importante es mantener un monitoreo constante sobre la pieza metálica, tomando las medidas necesarias sobre ella en el momento oportuno.
¿Qué ocurre en una tubería corroída?
Los casos de corrosión en las tuberías de agua potable suceden porque la mayoría de ellas son metálicas. Entonces, las piezas que conforman los sistemas de distribución acuática se ven sometidas al paso de miles de litros de agua cada hora a una elevada presión.
Sumado a esto, la mayoría de las tuberías están bajo tierra, lo que incrementa la humedad a su alrededor. Del mismo modo, la ausencia o presencia de otros elementos como el paso de aire, las lluvias o el calor en la temporada de verano endurecen las condiciones para que las piezas de la tubería puedan resistir lo suficiente.
Se presenta así una carrera contra el tiempo, donde todo dependerá de la fortaleza del material metálico para resistir, su correcto andamiaje con las demás piezas y la supervisión del personal técnico de la compañía hidrológica.
En consecuencia, el proceso corrosivo puede dar paso a las siguientes situaciones:
La tubería inicia su oxidación, por lo que sus paredes cambian de coloración y textura. Además, pequeñas partículas metálicas se desprenden y pueden ser arrastradas por la corriente de agua que transita por ella.
El agua puede ser contaminada por partículas, si no es tratada adecuadamente. Esta situación aumenta el riesgo para la salud de sus consumidores.
Las paredes de la tubería se agrietan hasta que, sobre el punto de mayor presión, comienza a abrirse un agujero. Este espacio se hace cada vez más grande y da paso a la fuga de agua.
Se generan distintos problemas, como desperdicio de agua limpia, cierre de calles, deterioro del pavimento que cubre la vía, cortes en el suministro de agua potable, posibles inundaciones, etc.
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Tuberías con baja presión
Malos olores en las tuberías
Tuberías con agua sucia
Fugas en las tuberías
Tuberías bloqueadas o atascadas
u
Respuesta:
Se habla de corrosión cuando un material, generalmente metálico, sufre un desgaste sistemático que afecta su composición. En ocasiones, la corrosión puede llegar a tales niveles de avance, que el metal en cuestión debe ser descartado o reemplazado.
Esta situación se debe a diferentes factores como por ejemplo la humedad, la oxidación, la temperatura, el flujo de aire y la calidad del material. Todo esto genera una combinación de reacciones químicas que dan paso al deterioro del metal.
De igual manera, aunque se trata de un proceso dañino para el metal que compone una tubería, debe comprenderse que es completamente natural que ocurra. En cualquier caso, lo importante es mantener un monitoreo constante sobre la pieza metálica, tomando las medidas necesarias sobre ella en el momento oportuno.
¿Qué ocurre en una tubería corroída?
Los casos de corrosión en las tuberías de agua potable suceden porque la mayoría de ellas son metálicas. Entonces, las piezas que conforman los sistemas de distribución acuática se ven sometidas al paso de miles de litros de agua cada hora a una elevada presión.
Sumado a esto, la mayoría de las tuberías están bajo tierra, lo que incrementa la humedad a su alrededor. Del mismo modo, la ausencia o presencia de otros elementos como el paso de aire, las lluvias o el calor en la temporada de verano endurecen las condiciones para que las piezas de la tubería puedan resistir lo suficiente.
Se presenta así una carrera contra el tiempo, donde todo dependerá de la fortaleza del material metálico para resistir, su correcto andamiaje con las demás piezas y la supervisión del personal técnico de la compañía hidrológica.
En consecuencia, el proceso corrosivo puede dar paso a las siguientes situaciones:
La tubería inicia su oxidación, por lo que sus paredes cambian de coloración y textura. Además, pequeñas partículas metálicas se desprenden y pueden ser arrastradas por la corriente de agua que transita por ella.
El agua puede ser contaminada por partículas, si no es tratada adecuadamente. Esta situación aumenta el riesgo para la salud de sus consumidores.
Las paredes de la tubería se agrietan hasta que, sobre el punto de mayor presión, comienza a abrirse un agujero. Este espacio se hace cada vez más grande y da paso a la fuga de agua.
Se generan distintos problemas, como desperdicio de agua limpia, cierre de calles, deterioro del pavimento que cubre la vía, cortes en el suministro de agua potable, posibles inundaciones, etc.
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espero te sirva :)