Metió la mano en el bolsillo, sacó una moneda de cincuenta céntimos y la dejó caer sobre la acera. La moneda tintineó al chocar contra el asfalto, y las personas que se encontraban a varios metros de los dos amigos se apercibieron del sonido y miraron hacia todos los lados. Finalmente, uno la encontró, la recogió y se la guardó. Después siguió caminando. - ¿Ves? - dijo el indio- El tintineo de la moneda no era un ruido mayor que el canto del grillo, y a pesar de ello lo han oído hombres y mujeres blancos y se han dado la vuelta al instante, mientras que el canto del grillo nadie lo oyó más que yo. No es cierto que el oído del indio sea mejor que el de los blancos. Es simplemente que cada uno oye sólo aquello a lo que está acostumbrado a atender si ,pero las personas solo voltean a mirar ya que conocen el sonido de las monedas ya que estas tienen un valor esencial por que son las que les permite dar a cambio de lo q la persona decee .
carmendamus
Los indios, al estar más en contacto con la naturaleza, valoran y perciben con más claridad, aromas, sabores y sonidos naturales. Por el contrario, el hombre de ciudad, sólo percibe lo que para él es importante y a lo que está acostumbrado. Esto indicaría que nuestros sentidos reaccionan más fácilmente a los estímulos que nos resultan familiares.
con más claridad, aromas, sabores y sonidos naturales. Por el contrario,
el hombre de ciudad, sólo percibe lo que para él es importante y a lo que
está acostumbrado.
Esto indicaría que nuestros sentidos reaccionan más fácilmente a los
estímulos que nos resultan familiares.