El impacto de las migraciones y el transnacionalismo deben entenderse como factores que impulsan o aceleran transformaciones que ya están en curso. En ese sentido, la migración puede agudizar o catapultar cambios en las familias que tenían muchas probabilidades de que ocurran o que se estaban ya produciendo. Así, la decisión de emigrar puede confirmar una separación matrimonial de facto, o las remesas enviadas por el o la migrante pueden contribuir a cambiar las pautas de consumo, pero no es la migración en sí misma la que produce las transformaciones. Esto es especialmente relevante en el momento de analizar la conformación o no de lazos transnacionales así como la desintegración o no de las familias. Además, esta perspectiva permite mirar los impactos de la migración en el contexto de realidades cambiantes, y partir de una concepción de las familias como instituciones dinámicas que no se transforman únicamente con la distancia física y a través del tiempo, sino que están constantemente adaptándose a nuevas condiciones.
El perfil de los migrantes y sus familias varía de acuerdo a muchos factores: su origen urbano o rural, su condición socioeconómica, y su nivel educativo son sólo algunos de los aspectos a tener en cuenta. También el sexo del migrante va a cambiar junto con el destino. Antes de 1990 los migrantes se dirigían principalmente a Estados Unidos y eran predominantemente varones los que salían. En esta década la emigración se urbaniza y se feminiza progresivamente, y también los destinos se diversifican.
Pero además, las políticas migratorias de los destinos escogidos también son significativas a la hora de delimitar el abanico de posibilidades que tienen las familias para reestructurarse. Por ejemplo, en el caso de la migración a Estados Unidos, el carácter irregular y riesgoso de la salida, con travesías clandestinas, combinado con la demora en la obtención de permisos de trabajo y de residencia y las crecientes dificultades impuestas por el endurecimiento de las políticas migratorias en ese país, hacen que la reunificación familiar y la integración definitiva en la sociedad de destino no sea necesariamente el camino seguido por las familias de emigrantes. Más bien, tenemos que hablar de un conjunto diverso de estructuras y arreglos familiares que van desde la ruptura con la familia en origen y la construcción de nuevos lazos familiares en destino, hasta el mantenimiento de las relaciones familiares a distancia y en el tiempo, dando lugar a lo que la literatura ha denominado las familias transnacionales
Verified answer
Respuesta:
El impacto de las migraciones y el transnacionalismo deben entenderse como factores que impulsan o aceleran transformaciones que ya están en curso. En ese sentido, la migración puede agudizar o catapultar cambios en las familias que tenían muchas probabilidades de que ocurran o que se estaban ya produciendo. Así, la decisión de emigrar puede confirmar una separación matrimonial de facto, o las remesas enviadas por el o la migrante pueden contribuir a cambiar las pautas de consumo, pero no es la migración en sí misma la que produce las transformaciones. Esto es especialmente relevante en el momento de analizar la conformación o no de lazos transnacionales así como la desintegración o no de las familias. Además, esta perspectiva permite mirar los impactos de la migración en el contexto de realidades cambiantes, y partir de una concepción de las familias como instituciones dinámicas que no se transforman únicamente con la distancia física y a través del tiempo, sino que están constantemente adaptándose a nuevas condiciones.
El perfil de los migrantes y sus familias varía de acuerdo a muchos factores: su origen urbano o rural, su condición socioeconómica, y su nivel educativo son sólo algunos de los aspectos a tener en cuenta. También el sexo del migrante va a cambiar junto con el destino. Antes de 1990 los migrantes se dirigían principalmente a Estados Unidos y eran predominantemente varones los que salían. En esta década la emigración se urbaniza y se feminiza progresivamente, y también los destinos se diversifican.
Pero además, las políticas migratorias de los destinos escogidos también son significativas a la hora de delimitar el abanico de posibilidades que tienen las familias para reestructurarse. Por ejemplo, en el caso de la migración a Estados Unidos, el carácter irregular y riesgoso de la salida, con travesías clandestinas, combinado con la demora en la obtención de permisos de trabajo y de residencia y las crecientes dificultades impuestas por el endurecimiento de las políticas migratorias en ese país, hacen que la reunificación familiar y la integración definitiva en la sociedad de destino no sea necesariamente el camino seguido por las familias de emigrantes. Más bien, tenemos que hablar de un conjunto diverso de estructuras y arreglos familiares que van desde la ruptura con la familia en origen y la construcción de nuevos lazos familiares en destino, hasta el mantenimiento de las relaciones familiares a distancia y en el tiempo, dando lugar a lo que la literatura ha denominado las familias transnacionales