Respuesta:
Uno de los aspectos que más lastra el avance de las ciencias sociales, en
general, y de las Relaciones Internacionales, en particular, es el que se refiere
a la consolidación de una terminología y de una conceptualización
generalizadas en la comunidad científica de estas disciplinas. A los
interminables debates doctrinales suscitados por las diferencias semánticas
entre los especialistas, a la hora de denominar una misma gama de fenómenos
sociales, viene a sumarse, con frecuencia, una no menos inagotable
discrepancia en la definición de esos fenómenos. En buena medida, estos
falsos debates nominalistas son una consecuencia ineludible de la juventud de
la mayoría de las ciencias sociales y tiende a desaparecer con el propio
desarrollo de las disciplinas, dando paso a consensos generales sobre la
denominación y significado de los principales conceptos teóricos. 1
Respecto de la cuestión terminológica, aunque no puede eludirse ni resolverse
totalmente, puede reducirse su alcance en una determinada investigación
mediante el recurso a la formulación expresa del significado que atribuiremos a
los principales conceptos utilizados. De este modo es posible dilucidar el valor
científico del estudio realizado atendiendo a la coherencia interna que
demuestre entre los conceptos y postulados teóricos adoptados, de una parte,
y su adecuado empleo para explicar los fenómenos investigados, de otra,
dejando siempre abierta la posibilidad de que con otros conceptos, postulados
y modelos teóricos, se puedan alcanzar explicaciones distintas sobre los
mismos fenómenos.
En la tradición doctrinal de las Relaciones Internacionales, el ámbito de los
fenómenos culturales, al que sin duda pertenecen los grandes movimientos
religiosos y los procesos de comunicación social, ha recibido muy escasa
atención en comparación con la dominante perspectiva política o, de acuerdo
con la corriente marxista, con la óptica económica. Ese vacío teórico debe ser
cubierto si realmente pretendemos tener una visión completa de la evolución
experimentada por la sociedad internacional durante los últimos siglos.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:
Uno de los aspectos que más lastra el avance de las ciencias sociales, en
general, y de las Relaciones Internacionales, en particular, es el que se refiere
a la consolidación de una terminología y de una conceptualización
generalizadas en la comunidad científica de estas disciplinas. A los
interminables debates doctrinales suscitados por las diferencias semánticas
entre los especialistas, a la hora de denominar una misma gama de fenómenos
sociales, viene a sumarse, con frecuencia, una no menos inagotable
discrepancia en la definición de esos fenómenos. En buena medida, estos
falsos debates nominalistas son una consecuencia ineludible de la juventud de
la mayoría de las ciencias sociales y tiende a desaparecer con el propio
desarrollo de las disciplinas, dando paso a consensos generales sobre la
denominación y significado de los principales conceptos teóricos. 1
Respecto de la cuestión terminológica, aunque no puede eludirse ni resolverse
totalmente, puede reducirse su alcance en una determinada investigación
mediante el recurso a la formulación expresa del significado que atribuiremos a
los principales conceptos utilizados. De este modo es posible dilucidar el valor
científico del estudio realizado atendiendo a la coherencia interna que
demuestre entre los conceptos y postulados teóricos adoptados, de una parte,
y su adecuado empleo para explicar los fenómenos investigados, de otra,
dejando siempre abierta la posibilidad de que con otros conceptos, postulados
y modelos teóricos, se puedan alcanzar explicaciones distintas sobre los
mismos fenómenos.
En la tradición doctrinal de las Relaciones Internacionales, el ámbito de los
fenómenos culturales, al que sin duda pertenecen los grandes movimientos
religiosos y los procesos de comunicación social, ha recibido muy escasa
atención en comparación con la dominante perspectiva política o, de acuerdo
con la corriente marxista, con la óptica económica. Ese vacío teórico debe ser
cubierto si realmente pretendemos tener una visión completa de la evolución
experimentada por la sociedad internacional durante los últimos siglos.