Cada persona presenta unas necesidades de sueño variables. Una variable importante, ya que el número de horas que dormimos tiene importantes repercusiones sobre nuestra salud.
Explicación:
A todos nos llama la atención cómo algunas personas duermen unas cinco horas y se despiertan frescas y activas, mientras otras requieren, al menos, nueve horas de sueño para poder rendir durante el día. Cada persona tiene unas necesidades de descanso diferentes, lo que se refleja a su patrón de sueño. Sin embargo, no todas las opciones tienen las mismas repercusiones en la salud.
¿Cuál es tu patrón de sueño?
Se pueden identificar principalmente tres patrones de sueño diferentes. Estos hacen referencia al número de horas que una persona duerme cada noche. Pueden venir determinados por las necesidades propias, pero también se ven influenciados por el ritmo de vida y las obligaciones diarias.
Corto. El patrón de sueño corto define a aquellos sujetos que duermen, en promedio, unas cinco horas y media cada día, o menos.
Intermedio. Engloba, aproximadamente, a un 75 % de la población e implica dormir en torno a 7-8 horas cada noche.
Largo. Los individuos con un patrón de sueño largo duermen, al menos, 9 horas diarias.
Podría definirse un cuarto patrón, denominado de sueño variable, caracterizado por la inconsistencia en los hábitos de sueño.
Cada noche experimentamos un periodo de sueño obligatorio y otro opcional. El obligatorio tiene una duración de unas 4-5 horas y está compuesto principalmente por las fases 3 y 4 (sueño de ondas lentas). El resto del tiempo nos encontramos ante lo que sería sueño opcional, que podría reducirse progresivamente sin consecuencias para la salud.
Tal y como siempre hemos escuchado, son las personas con un patrón intermedio las que gozan de una mejor salud física y psicológica. Quienes duermen más horas de la cuenta, y especialmente quienes duermen menos de lo necesario, son más propensos a padecer todo tipo de condiciones. Así, se ha encontrado asociación con el padecimiento de depresión mayor, ansiedad y somnolencia severa. Además, se produce un envejecimiento menos saludable y un riesgo de mortalidad aumentado.
Respuesta:
Cada persona presenta unas necesidades de sueño variables. Una variable importante, ya que el número de horas que dormimos tiene importantes repercusiones sobre nuestra salud.
Explicación:
A todos nos llama la atención cómo algunas personas duermen unas cinco horas y se despiertan frescas y activas, mientras otras requieren, al menos, nueve horas de sueño para poder rendir durante el día. Cada persona tiene unas necesidades de descanso diferentes, lo que se refleja a su patrón de sueño. Sin embargo, no todas las opciones tienen las mismas repercusiones en la salud.
¿Cuál es tu patrón de sueño?
Se pueden identificar principalmente tres patrones de sueño diferentes. Estos hacen referencia al número de horas que una persona duerme cada noche. Pueden venir determinados por las necesidades propias, pero también se ven influenciados por el ritmo de vida y las obligaciones diarias.
Corto. El patrón de sueño corto define a aquellos sujetos que duermen, en promedio, unas cinco horas y media cada día, o menos.
Intermedio. Engloba, aproximadamente, a un 75 % de la población e implica dormir en torno a 7-8 horas cada noche.
Largo. Los individuos con un patrón de sueño largo duermen, al menos, 9 horas diarias.
Podría definirse un cuarto patrón, denominado de sueño variable, caracterizado por la inconsistencia en los hábitos de sueño.
Cada noche experimentamos un periodo de sueño obligatorio y otro opcional. El obligatorio tiene una duración de unas 4-5 horas y está compuesto principalmente por las fases 3 y 4 (sueño de ondas lentas). El resto del tiempo nos encontramos ante lo que sería sueño opcional, que podría reducirse progresivamente sin consecuencias para la salud.
Tal y como siempre hemos escuchado, son las personas con un patrón intermedio las que gozan de una mejor salud física y psicológica. Quienes duermen más horas de la cuenta, y especialmente quienes duermen menos de lo necesario, son más propensos a padecer todo tipo de condiciones. Así, se ha encontrado asociación con el padecimiento de depresión mayor, ansiedad y somnolencia severa. Además, se produce un envejecimiento menos saludable y un riesgo de mortalidad aumentado.