Daniel H. Mazzei, historiador y docente, asegura que en aquella época había cierta ingenuidad sobre el poder que podían ejercer los medios sobre el público pero ayudaron a crear la sensación de inevitabilidad y consenso.
Explicación:
Cuando el 28 de junio de 1966 fue derrocado el gobierno democrático del presidente radical, Arturo Illia, no existían ni la TV por cable, ni la satelital, ni los email ni las redes sociales. La comunicación, en la Argentina, se basaba en los diarios y radios tradicionales, y en cuatro canales de televisión. En ese marco, recién se comenzaba a investigar y tomar conciencia de la influencia de los medios de comunicación masiva en la población.
Dicha revolución fue precedida por una feroz campaña mediática realizada en su contra y de su administración, que pocas veces se tiene en cuenta a la hora de estudiar aquel período. Sobre este aspecto, y a cincuenta años de aquellos acontecimientos, La Prensa dialogó con Daniel H. Mazzei, Doctor en Historia y Docente de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).Illia fue elegido presidente el 7 de julio de 1963 con el 25,1% de los votos. Poco antes de la elección, el gobierno de Guido proscribió a los candidatos del Frente Nacional y Popular que impulsaban Perón y Frondizi, quienes llamaron a votar en blanco. Oscar Alende, ex gobernador de Buenos Aires, fue el candidato de la UCRI, y el general Aramburu encabezó una alianza de centroderecha llamada Udelpa. Illia es elegido presidente gracias a los electores de partidos menores que le permiten alcanzar más de la mitad del Colegio Electoral. Sin embargo, no se negociaron votos por cargos y formó un gabinete íntegramente radical compuesto por hombres que responden al presidente de la UCRP, Balbín, y otros que responden al propio presidente de la Nación. También estuvieron representadas todas las regiones del país. En 32 meses de gobierno ese gabinete sufre una sola modificación: Juan Carlos Pugliese reemplazó en Economía al fallecido Eugenio Blanco.
Respuesta:
Daniel H. Mazzei, historiador y docente, asegura que en aquella época había cierta ingenuidad sobre el poder que podían ejercer los medios sobre el público pero ayudaron a crear la sensación de inevitabilidad y consenso.
Explicación:
Cuando el 28 de junio de 1966 fue derrocado el gobierno democrático del presidente radical, Arturo Illia, no existían ni la TV por cable, ni la satelital, ni los email ni las redes sociales. La comunicación, en la Argentina, se basaba en los diarios y radios tradicionales, y en cuatro canales de televisión. En ese marco, recién se comenzaba a investigar y tomar conciencia de la influencia de los medios de comunicación masiva en la población.
Dicha revolución fue precedida por una feroz campaña mediática realizada en su contra y de su administración, que pocas veces se tiene en cuenta a la hora de estudiar aquel período. Sobre este aspecto, y a cincuenta años de aquellos acontecimientos, La Prensa dialogó con Daniel H. Mazzei, Doctor en Historia y Docente de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).Illia fue elegido presidente el 7 de julio de 1963 con el 25,1% de los votos. Poco antes de la elección, el gobierno de Guido proscribió a los candidatos del Frente Nacional y Popular que impulsaban Perón y Frondizi, quienes llamaron a votar en blanco. Oscar Alende, ex gobernador de Buenos Aires, fue el candidato de la UCRI, y el general Aramburu encabezó una alianza de centroderecha llamada Udelpa. Illia es elegido presidente gracias a los electores de partidos menores que le permiten alcanzar más de la mitad del Colegio Electoral. Sin embargo, no se negociaron votos por cargos y formó un gabinete íntegramente radical compuesto por hombres que responden al presidente de la UCRP, Balbín, y otros que responden al propio presidente de la Nación. También estuvieron representadas todas las regiones del país. En 32 meses de gobierno ese gabinete sufre una sola modificación: Juan Carlos Pugliese reemplazó en Economía al fallecido Eugenio Blanco.