El estrés nos activa y al estar más activados abrimos una puerta a las reacciones emocionales negativas, especialmente a la ansiedad y en menor medida a otras, como la ira. A más largo plazo, todo esto se convierte en ansiedad y en tristeza o depresión
El estrés nos activa y al estar más activados abrimos una puerta a las reacciones emocionales negativas, especialmente a la ansiedad y en menor medida a otras, como la ira. A más largo plazo, todo esto se convierte en ansiedad y en tristeza o depresión