En América Latina estos procesos -los relativos a la conformación paralela de las artes y del
Estado-nación-, recibirán un fuerte impulso a
partir de los movimientos y luchas independentistas, al término de los cuales emergerán los
nuevos Estados-naciones.
Cada país latinoamericano tiene una prehistoria constituida por dos etapas: la precolombina y
la colonial, pero considera que su historia comienza con su independencia y su emergencia
como Estado-nación políticamente autónomo. Lo
mismo sucede con el Arte; por esa razón los ar-
tistas de los primeros tiempos independientes no
salen de los talleres coloniales (salvo muy contadas excepciones, en que son considerados "artistas populares"), sino de las academias europeas,
a las que son enviados algunos jóvenes becarios,
porque es en Europa donde se piensa que se
"hace", se enseña, se aprende y se exhibe el Arte.
A su regreso se les encargará a esos artistas
noveles que registren y legitimen en imágenes
los hechos y rostros relacionados con la fundación de la nueva nacionalidad: la firma de las
actas de la independencia, las batallas decisivas,
las efigies de los Libertadores, los retratos de los
próceres y de la burguesía naciente.
En el nacimiento y afianzamiento del Estadonación las artes desempeñan así un papel fundamental, no sólo documental en cuanto registro irreemplazable de eventos y personajes
históricos, sino también porque presentan determinadas interpretaciones de los mismos -colaborando de ese modo con los fundamentos de
las historias nacionales- y sobre todo porque
con la selección de las poéticas las nuevas sociedades expresan qué lugar quieren ocupar en
el campo "universal", así como con la sucesión
de las obras intentan iniciar un nuevo capítulo
de la Historia del Arte moderno-occidental.
La relación de las artes plásticas latinoamericanas con las identidades nacionales alcanza probablemente su punto álgido en la segunda década del siglo XX, cuando comienza lo que Marta
Traba ha llamado "la tradición de lo nacional".
Aparece así la necesidad de plasmar en imágenes
la "mexicanidad", la "peruanidad", la "argentinidad" 2. Muchas veces los artistas coinciden con
literatos e ideólogos en el compromiso de fijar
los rasgos constitutivos de la identidad nacional
respectiva, como sucede en México con el impulso dado por Vasconcelos a los muralistas, en
Perú con los escritos de Mariátegui y su apoyo al
indigenismo pictórico, en Brasil con la alianza de
Oswald y Mario de Andrade con los pintores de
la "antropofagia", etc. Unos y otros recurren a
distintos momentos de la memoria histórica, o a
aspectos étnicos, o sociológicos, siempre dentro
de los límites nacionales.
Para algunos autores la irrupción de las masas en los años '30 - '60 es absorbida por las
políticas populistas. Los medios masivos procuran dar a las manifestaciones populares un sello "nacional" a través del radioteatro, la telenovela, el cine.3
Todo este período está marcado por las "monoidentidades", concebidas como homogéneas,
sin tener en cuenta las particularidades locales o
las diversidades culturales, apostando a una
cierta homogeneidad y a una cierta "universalidad" dentro de las propias fronteras. Dentro de
éstas actúan asimismo las políticas culturales.
Lo regional en el arte latinoamericano
Aclaramos que cuando hablamos de "lo regional" nos referimos, en este caso, a la macroregión Latinoamérica. Para García Canclini el
"latinoamericanismo" sería otra forma, ampliada, de nacionalismo, que parte del reconocimiento de la existencia de una "nación latinoamericana". La postulación de la unidad de ésta
se afianza en el siglo XIX, con las acciones libertadoras, pero responde históricamente a distintas
Respuesta:
Explicación:
En América Latina estos procesos -los relativos a la conformación paralela de las artes y del
Estado-nación-, recibirán un fuerte impulso a
partir de los movimientos y luchas independentistas, al término de los cuales emergerán los
nuevos Estados-naciones.
Cada país latinoamericano tiene una prehistoria constituida por dos etapas: la precolombina y
la colonial, pero considera que su historia comienza con su independencia y su emergencia
como Estado-nación políticamente autónomo. Lo
mismo sucede con el Arte; por esa razón los ar-
tistas de los primeros tiempos independientes no
salen de los talleres coloniales (salvo muy contadas excepciones, en que son considerados "artistas populares"), sino de las academias europeas,
a las que son enviados algunos jóvenes becarios,
porque es en Europa donde se piensa que se
"hace", se enseña, se aprende y se exhibe el Arte.
A su regreso se les encargará a esos artistas
noveles que registren y legitimen en imágenes
los hechos y rostros relacionados con la fundación de la nueva nacionalidad: la firma de las
actas de la independencia, las batallas decisivas,
las efigies de los Libertadores, los retratos de los
próceres y de la burguesía naciente.
En el nacimiento y afianzamiento del Estadonación las artes desempeñan así un papel fundamental, no sólo documental en cuanto registro irreemplazable de eventos y personajes
históricos, sino también porque presentan determinadas interpretaciones de los mismos -colaborando de ese modo con los fundamentos de
las historias nacionales- y sobre todo porque
con la selección de las poéticas las nuevas sociedades expresan qué lugar quieren ocupar en
el campo "universal", así como con la sucesión
de las obras intentan iniciar un nuevo capítulo
de la Historia del Arte moderno-occidental.
La relación de las artes plásticas latinoamericanas con las identidades nacionales alcanza probablemente su punto álgido en la segunda década del siglo XX, cuando comienza lo que Marta
Traba ha llamado "la tradición de lo nacional".
Aparece así la necesidad de plasmar en imágenes
la "mexicanidad", la "peruanidad", la "argentinidad" 2. Muchas veces los artistas coinciden con
literatos e ideólogos en el compromiso de fijar
los rasgos constitutivos de la identidad nacional
respectiva, como sucede en México con el impulso dado por Vasconcelos a los muralistas, en
Perú con los escritos de Mariátegui y su apoyo al
indigenismo pictórico, en Brasil con la alianza de
Oswald y Mario de Andrade con los pintores de
la "antropofagia", etc. Unos y otros recurren a
distintos momentos de la memoria histórica, o a
aspectos étnicos, o sociológicos, siempre dentro
de los límites nacionales.
Para algunos autores la irrupción de las masas en los años '30 - '60 es absorbida por las
políticas populistas. Los medios masivos procuran dar a las manifestaciones populares un sello "nacional" a través del radioteatro, la telenovela, el cine.3
Todo este período está marcado por las "monoidentidades", concebidas como homogéneas,
sin tener en cuenta las particularidades locales o
las diversidades culturales, apostando a una
cierta homogeneidad y a una cierta "universalidad" dentro de las propias fronteras. Dentro de
éstas actúan asimismo las políticas culturales.
Lo regional en el arte latinoamericano
Aclaramos que cuando hablamos de "lo regional" nos referimos, en este caso, a la macroregión Latinoamérica. Para García Canclini el
"latinoamericanismo" sería otra forma, ampliada, de nacionalismo, que parte del reconocimiento de la existencia de una "nación latinoamericana". La postulación de la unidad de ésta
se afianza en el siglo XIX, con las acciones libertadoras, pero responde históricamente a distintas
denominaciones: Hispanoamérica, Iberoamérica,
Latinoamérica.