La independencia de las colonias inglesas en Norteamérica y el nacimiento de los Estados Unidos es uno de los acontecimientos históricos mas relevantes del siglo XVIII. La Constitución estadounidense, promulgada el 17 de septiembre de 1787, se convirtió en la primera Carta Constitucional escrita que regulaba la forma de gobierno de un país. Al poner énfasis en los derechos del individuo y al otorgar la soberanía al conjunto de los ciudadanos y no a un monarca, sentó las bases de la legalidad moderna.
Éste fue uno de los motivos que propició que la independencia de Estados Unidos se convirtiese en un símbolo de la lucha por la libertad de los pueblos y pasase a ser un punto de referencia para movimientos insurgentes posteriores, entre los que se contó la Revolución francesa. De la misma manera, la independencia de Estados Unidos demostró que era posible que los territorios colonizados se liberasen del yugo europeo. La nación norteamericana fue un punto de referencia para muchos líderes de América Latina. Tras alcanzar su independencia, muchas de las antiguas colonias españolas se inspiraron en la organización política de Estados Unidos para construir sus Estados: un ejemplo claro es el de México, nación que, cuando menos nominalmente, adoptó una estructura federal semejante a la de su vecino del norte.
La independencia de las colonias inglesas en Norteamérica y el nacimiento de los Estados Unidos es uno de los acontecimientos históricos mas relevantes del siglo XVIII. La Constitución estadounidense, promulgada el 17 de septiembre de 1787, se convirtió en la primera Carta Constitucional escrita que regulaba la forma de gobierno de un país. Al poner énfasis en los derechos del individuo y al otorgar la soberanía al conjunto de los ciudadanos y no a un monarca, sentó las bases de la legalidad moderna.
Éste fue uno de los motivos que propició que la independencia de Estados Unidos se convirtiese en un símbolo de la lucha por la libertad de los pueblos y pasase a ser un punto de referencia para movimientos insurgentes posteriores, entre los que se contó la Revolución francesa. De la misma manera, la independencia de Estados Unidos demostró que era posible que los territorios colonizados se liberasen del yugo europeo. La nación norteamericana fue un punto de referencia para muchos líderes de América Latina. Tras alcanzar su independencia, muchas de las antiguas colonias españolas se inspiraron en la organización política de Estados Unidos para construir sus Estados: un ejemplo claro es el de México, nación que, cuando menos nominalmente, adoptó una estructura federal semejante a la de su vecino del norte.