JESÚS RECORRE GALILEA CON CUATRO DE SUS DISCÍPULOS
SU FAMA SE EXTIENDE POR TODAS PARTES
Jesús ha tenido un día muy ocupado en Capernaúm con sus cuatro discípulos. Al anochecer, la gente de la ciudad le ha llevado enfermos para que los cure, así que ha tenido poco tiempo para estar solo.
A la mañana siguiente, se levanta muy temprano, mientras todavía está oscuro. Sale y busca un lugar solitario donde orar a su Padre. Pero no consigue estar a solas mucho tiempo. Cuando Simón Pedro y los que están con él se dan cuenta de que no está, van a buscarlo. Es posible que sea Pedro quien tome la iniciativa, pues Jesús había estado en su casa (Marcos 1:36; Lucas 4:38).
Cuando por fin lo encuentran, Pedro le dice: “Todos te están buscando” (Marcos 1:37). Los habitantes de Capernaúm están tan agradecidos por lo que ha hecho Jesús que tratan de retenerlo para que se quede con ellos (Lucas 4:42). Pero ¿vino Jesús a la Tierra solo para hacer curaciones milagrosas? Y, por otro lado, ¿debe limitarse a llevar a cabo su ministerio solo en esta ciudad? Él mismo da la respuesta:
Jesús señala una ciudad cercana mientras habla con Pedro, Andrés, Santiago y Juan
“Vámonos a otra parte, a los pueblos vecinos —les dice a sus discípulos—, para que también predique allí, porque para eso he venido”. Además, le dice a la gente que trata de retenerlo: “También tengo que anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, porque para esto fui enviado” (Marcos 1:38; Lucas 4:43).
Así es, una razón muy importante por la que Jesús ha venido a la Tierra es predicar el mensaje del Reino de Dios. Ese Reino santificará el nombre de su Padre y acabará de una vez por todas con los problemas de la humanidad. Pero, entonces, ¿por qué hace curaciones milagrosas? Para dar prueba de que es un enviado de Dios. Siglos antes, Moisés también llevó a cabo obras asombrosas para demostrar que Dios lo había enviado (Éxodo 4:1-9, 30, 31).
Así que Jesús se va de Capernaúm para predicar en otras ciudades, y sus cuatro discípulos van con él: Pedro, su hermano Andrés, Juan y su hermano Santiago. La semana anterior, Jesús los invitó a ser sus primeros compañeros de viaje.
La predicación de Jesús y sus cuatro discípulos por Galilea tiene mucho éxito. La fama de Jesús se extiende por todas partes: por Siria, por la región de las diez ciudades llamada la Decápolis y por los pueblos al otro lado del río Jordán (Mateo 4:24, 25). Grandes multitudes de estos lugares, así como de Judea, siguen a Jesús y a sus discípulos. Muchos le traen enfermos para que los cure, y él no los decepciona. Sana a todos y libera a las personas que están controladas por espíritus malignos.
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MATEO 4:23-25 MARCOS 1:35-39 LUCAS 4:42, 43
JESÚS RECORRE GALILEA CON CUATRO DE SUS DISCÍPULOS
SU FAMA SE EXTIENDE POR TODAS PARTES
Jesús ha tenido un día muy ocupado en Capernaúm con sus cuatro discípulos. Al anochecer, la gente de la ciudad le ha llevado enfermos para que los cure, así que ha tenido poco tiempo para estar solo.
A la mañana siguiente, se levanta muy temprano, mientras todavía está oscuro. Sale y busca un lugar solitario donde orar a su Padre. Pero no consigue estar a solas mucho tiempo. Cuando Simón Pedro y los que están con él se dan cuenta de que no está, van a buscarlo. Es posible que sea Pedro quien tome la iniciativa, pues Jesús había estado en su casa (Marcos 1:36; Lucas 4:38).
Cuando por fin lo encuentran, Pedro le dice: “Todos te están buscando” (Marcos 1:37). Los habitantes de Capernaúm están tan agradecidos por lo que ha hecho Jesús que tratan de retenerlo para que se quede con ellos (Lucas 4:42). Pero ¿vino Jesús a la Tierra solo para hacer curaciones milagrosas? Y, por otro lado, ¿debe limitarse a llevar a cabo su ministerio solo en esta ciudad? Él mismo da la respuesta:
Jesús señala una ciudad cercana mientras habla con Pedro, Andrés, Santiago y Juan
“Vámonos a otra parte, a los pueblos vecinos —les dice a sus discípulos—, para que también predique allí, porque para eso he venido”. Además, le dice a la gente que trata de retenerlo: “También tengo que anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, porque para esto fui enviado” (Marcos 1:38; Lucas 4:43).
Así es, una razón muy importante por la que Jesús ha venido a la Tierra es predicar el mensaje del Reino de Dios. Ese Reino santificará el nombre de su Padre y acabará de una vez por todas con los problemas de la humanidad. Pero, entonces, ¿por qué hace curaciones milagrosas? Para dar prueba de que es un enviado de Dios. Siglos antes, Moisés también llevó a cabo obras asombrosas para demostrar que Dios lo había enviado (Éxodo 4:1-9, 30, 31).
Así que Jesús se va de Capernaúm para predicar en otras ciudades, y sus cuatro discípulos van con él: Pedro, su hermano Andrés, Juan y su hermano Santiago. La semana anterior, Jesús los invitó a ser sus primeros compañeros de viaje.
La predicación de Jesús y sus cuatro discípulos por Galilea tiene mucho éxito. La fama de Jesús se extiende por todas partes: por Siria, por la región de las diez ciudades llamada la Decápolis y por los pueblos al otro lado del río Jordán (Mateo 4:24, 25). Grandes multitudes de estos lugares, así como de Judea, siguen a Jesús y a sus discípulos. Muchos le traen enfermos para que los cure, y él no los decepciona. Sana a todos y libera a las personas que están controladas por espíritus malignos.