¿Cómo festejamos el Bicentenario de nuestra independencia?
Festejar pronto el Bicentenario de nuestra independencia a muchos nos llena de orgullo; sin embargo, ¿sabemos los peruanos realmente el significado que tienen estos doscientos años de vida libre e independiente? Al parecer, muchos no conocen la importancia real de esta celebración.
Cada festejo del 28 de julio, recordamos las sublimes palabras de José de San Martín, en la Plaza de Armas de Lima, al proclamar nuestra independencia: “El Perú es, desde este momento, libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria!...”.
También es frecuente que se rinda homenaje a los hombres y mujeres que entregaron su vida para lograr el sueño de vivir un país libre y más justo. Pero ninguna celebración ni homenaje tiene un sentido verdadero y profundo si no somos capaces de entender y vivir significativamente estos doscientos años de libertad.
Por ello, los peruanos debemos cambiar la manera de festejar las Fiestas Patrias, pues ya es hora de que esta celebración de patriotismo se lleve a cabo de forma vivencial, asumiendo conductas que realmente nos permitan proyectar que estamos orgullosos de nuestra patria y libertad.
Celebremos cada día nuestra independencia, valorando las riquezas naturales, minerales y animales que nuestro país posee. Fomentemos el consumo de nuestros productos y revaloremos su importancia, ya que son nuestra fuente de subsistencia. Un país que logra sostenerse a través de sus propios recursos es un país soberano.
Por el contrario, existen peruanos que no expresan su sentir patriota, mostrando indiferencia en estos días de algarabía. También nos topamos con peruanos que siente vergüenza de utilizar productos peruanos y prefieren los de marcas extranjeras aludiendo que son de mejor calidad.
Por otro lado, otros guardan silencio frente a una injusticia, sea esta física o verbal, hacia un compatriota porque solo piensan en su bienestar. Practiquemos la justicia brindando a todos las mismas oportunidades y respetando los derechos de nuestro prójimo. La justicia es pensar y valorar al otro como a uno mismo. En un país donde la justicia no sea un valor esencial, no podemos hablar de personas que se identifiquen con su patria y que, por ende, la respeten y quieran.
Amemos a nuestra patria sintiéndonos orgullosos de ser peruanos y reconozcamos que nuestros antepasados fueron hombres nobles, valientes y justos que nos dejaron un gran legado cultural, y tomemos su historia de vida como ejemplo para la nuestra. Hagamos vivencial ese amor a la patria teniendo una conducta responsable y vivencial al hacer vida las palabras de libertad, justicia, independencia y patria.
Llevar a cabo estas prácticas de patriotismo y amor al Perú es festejar de forma verdadera y trascendental el Bicentenario de nuestra independencia. Seamos peruanos que cada día celebren su independencia al construir con sus actos un país más libre y justo para todos, pensando siempre en las generaciones venideras.
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Explicación:
Durante muchos años, la cultura en el Perú era tomada como un mero elemento folclórico, pero con esta política de Estado se buscan objetivos más elevados, como la valoración del patrimonio.
El Perú, como figura en el imaginario de la comunidad internacional, es una tierra de amplia riqueza cultural, con una variada gama étnica, de costumbres y ritos ancestrales, de una celebrada y admirada gastronomía, con asombrosos vestigios de civilizaciones remotas, y de una impresionante creatividad, aun en los momentos más difíciles que le ha tocado vivir a nuestro país.
Todo ello se ha desarrollado de manera inconexa y sin el respaldo orgánico de sus autoridades; sin embargo, a un año de cumplir el bicentenario de su independencia, el Perú tiene por primera vez una Policía Nacional de Cultura que orientará e integrará hasta el 2030 la intervención del Estado en materia cultural, con la finalidad de generar las condiciones para el adecuado ejercicio de los derechos correspondientes a este aspecto.
El diseño y presentación de este eje ha coincidido con el décimo aniversario del Ministerio de Cultura, y a partir de su publicación se articulará con las políticas nacionales de otros sectores, además de contribuir a posicionar a la cultura como un elemento fundamental para robustecer la democracia e impulsar el desarrollo del Perú, gracias a la afirmación de la interculturalidad y la diversidad, la promoción de un país libre de discriminación, y la recuperación y crecimiento de la economía mediante la generación de empleo, productividad y competitividad.
Durante muchos años, la cultura en el Perú era tomada como un mero elemento folclórico, pero con esta política de Estado se buscan objetivos más elevados, como la valoración del patrimonio y la diversidad cultural; el incremento de la participación en las expresiones artístico-culturales; el desarrollo sostenible de las artes e industrias culturales; la protección y salvaguardia para su uso social; y la sostenibilidad de la gobernanza cultural.
Tal como lo ha dicho el ministro del sector, Alejandro Neyra, la nueva política actuará como una brújula porque describe un horizonte y marca un camino para el desarrollo de la cultura en el país, y favorecerá, por medio de la prestación de diversos servicios públicos, al ejercicio pleno de derechos culturales, tales como el derecho a la identidad, a la educación y formación, a la información y comunicación, al patrimonio, a las expresiones, a la creación y cooperación.
Y para obtener resultados óptimos debe consolidarse el fortalecimiento institucional del ministerio, lo que significará efectuar, al bicentenario, una serie de transformaciones con el propósito de contar con una organización moderna, eficiente, transparente y responsable en el gasto público, y que asuma la rectoría de las políticas culturales, articule efectivamente con otros sectores, niveles de gobierno y agentes, y preste servicios de manera eficiente.
Ahora que será de cumplimiento obligatorio para todos los niveles de gobierno durante los próximos diez años, es fundamental que los peruanos finalmente aceptemos que formamos parte de una rica diversidad cultural para ubicarla en lo más alto de nuestra escala de valores.