La pregunta del cómo empezó la vida en la Tierra es una de las más difíciles (e interesantes) que se pueden plantear. De hecho, el origen de los seres vivos encierra varias cuestiones clave: ¿Cuándo ocurrió?, ¿pudo producirse más de una vez?, ¿Cómo fue la transición entre la química y la biología?, ¿tuvo lugar en la Tierra o fuera de ella? Y, a medio camino entre la ciencia y la filosofía: ¿fue fruto del azar o de la necesidad?
La investigación experimental sobre el origen de la vida comenzó en la década de 1950, con el trabajo de dos científicos pioneros en una disciplina llamada química prebiótica: Stanley L. Miller y Joan Oró. Las pruebas acumuladas desde entonces nos indican que la vida probablemente comenzó hace unos 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta. En el gran laboratorio de química que era la Tierra primitiva se sintetizaron las primeras moléculas orgánicas, que fueron organizándose progresivamente para formar otras más largas y complejas.
A partir de ellas se originaron sistemas que combinaban tres características fundamentales: un compartimento (delimitado por una membrana), un metabolismo básico (que permitía intercambiar materia y energía con el entorno) y una molécula con información genética (probablemente el ARN, que luego daría lugar a las proteínas y al ADN). Consideramos que esas células primitivas fueron los primeros seres vivos, pues ya tenían capacidad para auto mantenerse y autor reproducirse. A partir de ellas, la evolución por selección natural dio lugar a una especie unicelular más compleja (a la que llamamos LUCA, iniciales en inglés de Último Ancestro Común Universal), que fue el antepasado del que deriva toda la biodiversidad actual. Probablemente nunca sabremos cómo empezó la vida. Pero cada vez vamos poniendo más piezas en el puzle de esta fascinante cuestión.
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La pregunta del cómo empezó la vida en la Tierra es una de las más difíciles (e interesantes) que se pueden plantear. De hecho, el origen de los seres vivos encierra varias cuestiones clave: ¿Cuándo ocurrió?, ¿pudo producirse más de una vez?, ¿Cómo fue la transición entre la química y la biología?, ¿tuvo lugar en la Tierra o fuera de ella? Y, a medio camino entre la ciencia y la filosofía: ¿fue fruto del azar o de la necesidad?
La investigación experimental sobre el origen de la vida comenzó en la década de 1950, con el trabajo de dos científicos pioneros en una disciplina llamada química prebiótica: Stanley L. Miller y Joan Oró. Las pruebas acumuladas desde entonces nos indican que la vida probablemente comenzó hace unos 3.800 millones de años, sólo 700 millones de años después de la formación de nuestro planeta. En el gran laboratorio de química que era la Tierra primitiva se sintetizaron las primeras moléculas orgánicas, que fueron organizándose progresivamente para formar otras más largas y complejas.
A partir de ellas se originaron sistemas que combinaban tres características fundamentales: un compartimento (delimitado por una membrana), un metabolismo básico (que permitía intercambiar materia y energía con el entorno) y una molécula con información genética (probablemente el ARN, que luego daría lugar a las proteínas y al ADN). Consideramos que esas células primitivas fueron los primeros seres vivos, pues ya tenían capacidad para auto mantenerse y autor reproducirse. A partir de ellas, la evolución por selección natural dio lugar a una especie unicelular más compleja (a la que llamamos LUCA, iniciales en inglés de Último Ancestro Común Universal), que fue el antepasado del que deriva toda la biodiversidad actual. Probablemente nunca sabremos cómo empezó la vida. Pero cada vez vamos poniendo más piezas en el puzle de esta fascinante cuestión.
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