Conocemos muchas cosas sobre los vinos, la variedad de la uva, su añada, el proceso de elaboración, pero menos se habla de la planta en la que se origina todo: la vid, y cuyas características influyen en un altísimo porcentaje en el resultado final.
La vid es una planta que forma parte de la familia de las vitáceas, caracterizadas por ramas muy sudorosas o sarmientos, con tallo corto, pero muy leñoso. Su nombre científico Vitis vinifera procede del latín y alude al árbol del conocimiento.
Este arbusto sarmentoso y trepador de gran longevidad – pueden llegar a vivir hasta 100 años– que está formado por las siguientes partes:
La raíz. Empezando por la tierra, la raíz es la parte que está enterrada en la tierra, -aunque también puede tener raíces aéreas, pero se da en otras zonas-. Como en la mayoría de plantas, la raíz le fija al suelo y estabiliza la parte aérea. Puede llegar a alcanzar metros de profundidad.
El tronco. Es el apoyo principal que sujeta el arbusto. Su altura depende de la poda, pero suele medir entre 0.1 metros hasta los 2 metros. Las plantas más maduras de vid suelen tener un tronco con tres brazos o ramas cortas. En esta parte de la vid se almacena las sustancias de reserva, además de servir de conducto de la savia y el agua.
Los brazos. También se le llaman ramas y su función es conducir el alimento por toda la vegetación hasta los frutos.
Los Pulgares. Es la parte desde la que nacen los sarmientos o pámpanos.
Pámpanos. Son los brotes verdes que surgen cuando una yema se desarrolla. Tienen su origen en la madera del año anterior y es la estructura encargada de soportar los racimos.
Las hojas. De los pámpanos brotan también las hojas de forma alterna, formando una espiral alrededor del tallo. La hoja tiene dos partes, el limbo y el peciolo.
Las yemas. En la parte opuesta de la hoja se forman las yemas. Son los órganos de la vid que posee los primordios de brotación que originarán las primeras hojas, los racimos, los zarzillos y los nuevos pámpanos del año siguiente.
Los zarcillos. Son estructuras parecidas a los tallos que cumplen la función trepadora. Se sujetan a las superficies o a otras plantas para ir trepando.
La fruta. Es la fruta que brota de los racimos, la uva. Tienen forma de esférica, de baya y cuenta en su interior con semillas duras.
Como habréis podido comprobar, se trata de una planta sencilla, pero que de su fortaleza y de los cuidados que reciba depende la calidad de las uvas que broten de ella y por consiguiente el valor del mosto que ellas produzcan.
Respuesta:
Las partes de la planta de la uva, la vid
Conocemos muchas cosas sobre los vinos, la variedad de la uva, su añada, el proceso de elaboración, pero menos se habla de la planta en la que se origina todo: la vid, y cuyas características influyen en un altísimo porcentaje en el resultado final.
La vid es una planta que forma parte de la familia de las vitáceas, caracterizadas por ramas muy sudorosas o sarmientos, con tallo corto, pero muy leñoso. Su nombre científico Vitis vinifera procede del latín y alude al árbol del conocimiento.
Este arbusto sarmentoso y trepador de gran longevidad – pueden llegar a vivir hasta 100 años– que está formado por las siguientes partes:
La raíz. Empezando por la tierra, la raíz es la parte que está enterrada en la tierra, -aunque también puede tener raíces aéreas, pero se da en otras zonas-. Como en la mayoría de plantas, la raíz le fija al suelo y estabiliza la parte aérea. Puede llegar a alcanzar metros de profundidad.
El tronco. Es el apoyo principal que sujeta el arbusto. Su altura depende de la poda, pero suele medir entre 0.1 metros hasta los 2 metros. Las plantas más maduras de vid suelen tener un tronco con tres brazos o ramas cortas. En esta parte de la vid se almacena las sustancias de reserva, además de servir de conducto de la savia y el agua.
Los brazos. También se le llaman ramas y su función es conducir el alimento por toda la vegetación hasta los frutos.
Los Pulgares. Es la parte desde la que nacen los sarmientos o pámpanos.
Pámpanos. Son los brotes verdes que surgen cuando una yema se desarrolla. Tienen su origen en la madera del año anterior y es la estructura encargada de soportar los racimos.
Las hojas. De los pámpanos brotan también las hojas de forma alterna, formando una espiral alrededor del tallo. La hoja tiene dos partes, el limbo y el peciolo.
Las yemas. En la parte opuesta de la hoja se forman las yemas. Son los órganos de la vid que posee los primordios de brotación que originarán las primeras hojas, los racimos, los zarzillos y los nuevos pámpanos del año siguiente.
Los zarcillos. Son estructuras parecidas a los tallos que cumplen la función trepadora. Se sujetan a las superficies o a otras plantas para ir trepando.
La fruta. Es la fruta que brota de los racimos, la uva. Tienen forma de esférica, de baya y cuenta en su interior con semillas duras.
Como habréis podido comprobar, se trata de una planta sencilla, pero que de su fortaleza y de los cuidados que reciba depende la calidad de las uvas que broten de ella y por consiguiente el valor del mosto que ellas produzcan.
Explicación: