Durante el transcurso del tiempo se ha narrado sobre la mujer y su mundo. A lo largo de las diferentes etapas de la Literatura Española se han ido originando diversos tipos de mujer inserta en distintos marcos sociales, en las distintas creaciones artísticas.
Durante la Edad Media, el hombre vivía entre crueles guerras devastadoras y una rígida espiritualidad, pero también cantaba y alababa a un arquetipo de mujer ideal. Pura, modesta, prudente, pero dentro de la sociedad medieval, existía otro tipo de mujer, por ejemplo: Celestina o Bruja como la que sustenta el Arcipreste de Hita en su “Libro de buen amor”. Más allá del tipo de mujer, ésta era un ser ignorado que sólo servía como objeto de padres o maridos.
A fines de la Edad Media, por ejemplo, en “La Celestina” se aprecia cómo Calixto venció el honor de se amada Melibea. En la obra se conjugan los elementos que caracterizan a la sociedad de esa época y los distintos tipos de mujer que la poblaban.
Las costumbres y pensamientos de los hombres se transforman paulatinamente, los cambios no suceden súbitamente y se observa cómo en la literatura, el amor se idealiza, se aparta de la realidad y se torna fantástico, irreal y hasta tal vez quimérico. Ya no es el amor físico, concupiscente sino que el amor se transforma en un fiel culto a una dama que nunca corresponde a su enamorado. El amor se vuelve un sufrimiento, un especie de tormento parecido a la muerte en plena vida.
Yendo más adelante en el tiempo, en el neoclasicismo y el prerromanticismo, ya con avances técnicos y puesta en marcha la revolución industrial, la sociedad se torna capitalista; esta situación hace que la condición de la mujer cambie y se integre al mundo del trabajo, pero esto último no hace que se reforme la idea que se tiene sobre ella. El reparo religioso y burgués se había filtrado en los estratos populares y la mujer estaba subordinada al hombre. La mujer era objeto de diversión (prostitución) u objeto considerado para el matrimonio.
Durante el transcurso del tiempo se ha narrado sobre la mujer y su mundo. A lo largo de las diferentes etapas de la Literatura Española se han ido originando diversos tipos de mujer inserta en distintos marcos sociales, en las distintas creaciones artísticas.
Durante la Edad Media, el hombre vivía entre crueles guerras devastadoras y una rígida espiritualidad, pero también cantaba y alababa a un arquetipo de mujer ideal. Pura, modesta, prudente, pero dentro de la sociedad medieval, existía otro tipo de mujer, por ejemplo: Celestina o Bruja como la que sustenta el Arcipreste de Hita en su “Libro de buen amor”. Más allá del tipo de mujer, ésta era un ser ignorado que sólo servía como objeto de padres o maridos.
A fines de la Edad Media, por ejemplo, en “La Celestina” se aprecia cómo Calixto venció el honor de se amada Melibea. En la obra se conjugan los elementos que caracterizan a la sociedad de esa época y los distintos tipos de mujer que la poblaban.
Las costumbres y pensamientos de los hombres se transforman paulatinamente, los cambios no suceden súbitamente y se observa cómo en la literatura, el amor se idealiza, se aparta de la realidad y se torna fantástico, irreal y hasta tal vez quimérico. Ya no es el amor físico, concupiscente sino que el amor se transforma en un fiel culto a una dama que nunca corresponde a su enamorado. El amor se vuelve un sufrimiento, un especie de tormento parecido a la muerte en plena vida.
Yendo más adelante en el tiempo, en el neoclasicismo y el prerromanticismo, ya con avances técnicos y puesta en marcha la revolución industrial, la sociedad se torna capitalista; esta situación hace que la condición de la mujer cambie y se integre al mundo del trabajo, pero esto último no hace que se reforme la idea que se tiene sobre ella. El reparo religioso y burgués se había filtrado en los estratos populares y la mujer estaba subordinada al hombre. La mujer era objeto de diversión (prostitución) u objeto considerado para el matrimonio.