Como eran las ciudades medievales ????descripción.
luniiconte Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección. En sus puertas se cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en la ciudad. Las puertas se cerraban por la noche. Los edificios más destacados eran la catedral, el ayuntamiento y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. El resto del espacio estaba ocupado por un enjambre de calles estrechas y tortuosas, entre las que, en ocasiones, había pequeños huertos. Había un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos ponían sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos. El ambiente de las ciudades era muy insano. Pocas calles estaban empedradas, por lo que se caminaba entre el barro. Las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios de las casas se arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos, etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes. Como muchas viviendas eran de madera se producían numerosos incendios. Desde lejos podían parecer grandes fortalezas, estaban rodeadas de murallas y para entrar era necesario traspasar sus puertas o sus puentes levadizos, los cuales se cerraban de noche y habitualmente contaban con guardias que se turnaban en la vigilancia. En algunas ciudades se ponían también cadenas a través del río para evitar sorpresas de ladrones o enemigos que llegaran siguiendo la corriente. Al interior de la ciudad destacaban algunas edificaciones por su altura: las torres de los castillos, los campanarios de las Iglesias, las suntuosas residencias de los más ricos y los tejados de las casas que sobre todo a partir del siglo XIII, solían edificarse de varios pisos debido a la falta de espacio.
Los edificios más destacados eran la catedral, el ayuntamiento y los palacios de algunos nobles y burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. El resto del espacio estaba ocupado por un enjambre de calles estrechas y tortuosas, entre las que, en ocasiones, había pequeños huertos.
Había un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos ponían sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos.
El ambiente de las ciudades era muy insano. Pocas calles estaban empedradas, por lo que se caminaba entre el barro. Las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios de las casas se arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos, etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes. Como muchas viviendas eran de madera se producían numerosos incendios.
Desde lejos podían parecer grandes fortalezas, estaban rodeadas de murallas y para entrar era necesario traspasar sus puertas o sus puentes levadizos, los cuales se cerraban de noche y habitualmente contaban con guardias que se turnaban en la vigilancia.
En algunas ciudades se ponían también cadenas a través del río para evitar sorpresas de ladrones o enemigos que llegaran siguiendo la corriente.
Al interior de la ciudad destacaban algunas edificaciones por su altura: las torres de los castillos, los campanarios de las Iglesias, las suntuosas residencias de los más ricos y los tejados de las casas que sobre todo a partir del siglo XIII, solían edificarse de varios pisos debido a la falta de espacio.