La literatura hispanoamericana mantiene desde sus orígenes unas estrechas relaciones con la literatura europea en general y española en particular, fundadas en la influencia de las distintas corrientes culturales y literarias europeas que a través del tamiz de la cultura y la literatura española, en el caso que nos ocupa, llegaban a América. Estas influencias, puestas de relieve muy acertadamente por la crítica, junto con las peculiaridades existenciales americanas y el sustrato cultural precolombino, dieron como resultado un discurso literario propio y claramente individualizado que hoy conocemos como literatura hispanoamericana. Pero la íntima relación literaria entre ambos ámbitos culturales no se establece exclusivamente sobre la base de una acción unidireccional (Europa-América), al menos a partir del siglo XX, puesto que es en los albores del siglo pasado cuando podemos hablar de un punto de inflexión en las relaciones entre la literatura americana y la europea. De esta forma, el influjo de la literatura hispanoamericana se hace patente en las literaturas europeas por medio de la obra de autores que, a partir del Modernismo y hasta la actualidad, han contribuido a cambiar la dirección en las relaciones de influencia entre los dos continentes.
La VIII Edición del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón fue un marco en el que diferentes especialistas en el estudio de la literatura pudieron articular, desde distintas ópticas, una reflexión sobre esta inversión de influencias literarias a lo largo del siglo XX, subrayando la continuidad de las relaciones y vínculos dentro del mundo hispánico, con independencia del foco emisor o receptor. Las ponencias presentadas1, después de las matizaciones que sus autores consideraron oportuno introducir tras el debate y consiguiente intercambio de puntos de vista, se publican con la voluntad de llegar a un público más amplio que pueda continuar la discusión de ideas en ese incesante proceso de transducción necesariamente ligado a la literatura.
RESPUESTA:
La literatura hispanoamericana mantiene desde sus orígenes unas estrechas relaciones con la literatura europea en general y española en particular, fundadas en la influencia de las distintas corrientes culturales y literarias europeas que a través del tamiz de la cultura y la literatura española, en el caso que nos ocupa, llegaban a América. Estas influencias, puestas de relieve muy acertadamente por la crítica, junto con las peculiaridades existenciales americanas y el sustrato cultural precolombino, dieron como resultado un discurso literario propio y claramente individualizado que hoy conocemos como literatura hispanoamericana. Pero la íntima relación literaria entre ambos ámbitos culturales no se establece exclusivamente sobre la base de una acción unidireccional (Europa-América), al menos a partir del siglo XX, puesto que es en los albores del siglo pasado cuando podemos hablar de un punto de inflexión en las relaciones entre la literatura americana y la europea. De esta forma, el influjo de la literatura hispanoamericana se hace patente en las literaturas europeas por medio de la obra de autores que, a partir del Modernismo y hasta la actualidad, han contribuido a cambiar la dirección en las relaciones de influencia entre los dos continentes.
La VIII Edición del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón fue un marco en el que diferentes especialistas en el estudio de la literatura pudieron articular, desde distintas ópticas, una reflexión sobre esta inversión de influencias literarias a lo largo del siglo XX, subrayando la continuidad de las relaciones y vínculos dentro del mundo hispánico, con independencia del foco emisor o receptor. Las ponencias presentadas1, después de las matizaciones que sus autores consideraron oportuno introducir tras el debate y consiguiente intercambio de puntos de vista, se publican con la voluntad de llegar a un público más amplio que pueda continuar la discusión de ideas en ese incesante proceso de transducción necesariamente ligado a la literatura.