La fase posterior al proyecto generalmente incluye el proceso de cierre definitivo y planes de cierre con resultados sostenibles. Es importante recordar que la compañía aún es responsable de garantizar la salubridad y seguridad en las zonas aledañas a su impacto y de reducir cualquier legado que quede posterior a su operación.
Las expectativas de la comunidad durante esta fase del proyecto son, en general, que las promesas se cumplirán y que el proyecto resolverá muchas de sus necesidades e inquietudes.
A veces, las comunidades tienen muy poca idea de qué esperar durante la vida de un proyecto. Es importante tener en cuenta que se requieren conversaciones continuas entre la comunidad, las empresas y los propietarios de los proyectos para mantener una correcta gestión de la comunicación.
No se debe olvidar que a lo largo de esta fase pueden ocurrir daños a la reputación, por lo que es importante que las empresas y los propietarios de los proyectos cumplan cabalmente con las promesas hechas.
Una empresa querrá cerrar lo más rápido posible, al menor costo y responsabilidad. Un legado puede, sin embargo, permanecer durante décadas.
Las expectativas corporativas durante esta fase son que el cierre ocurrirá. Puede dar lugar a algunos problemas sociales pero nada sustancial. Las empresas no siempre entienden los requisitos, fases, tiempos y costos para alcanzar el cierre final.
Por otro lado, la comunidad, no espera que el cierre del proyecto los afecte de alguna manera. Esperan que el cierre del sitio se realice de manera segura y responsable, que no afecte la salud y no sea contaminante. Esperan que se cumplan los compromisos adquiridos durante esta fase. En general, las comunidades esperan que haya resultados sostenibles y vida después del cierre de una mina. Sin embargo, a menudo, no se dan cuenta de que ciertos servicios y soporte ya no estarán disponibles.
Para concluir, hay cuatro recomendaciones principales y resultados clave aplicables a lo largo de todo el proceso.
Los compromisos continuos y el monitoreo de los indicadores clave son importantes.
Es recomendable establecer un sistema de alerta temprana para ayudar a detectar posibles interrupciones, permitiendo así una intervención que permita resolver los problemas a la brevedad.
Es necesario que haya un mensaje inequívoco y coherente de quien propone el proyecto (propietarios del proyecto y corporaciones) que sea comunicado por todos los niveles. No puede haber ambigüedades.
Los sistemas establecidos para comunicarse entre las empresas y las comunidades deben ser respetados.
Al comprender mejor las diferencias entre las expectativas corporativas y comunitarias, seguir los procesos correctos y utilizar las herramientas adecuadas, la participación de los interesados puede transformarse de un riesgo organizativo a la generación de valor.
Respuesta:
La fase posterior al proyecto generalmente incluye el proceso de cierre definitivo y planes de cierre con resultados sostenibles. Es importante recordar que la compañía aún es responsable de garantizar la salubridad y seguridad en las zonas aledañas a su impacto y de reducir cualquier legado que quede posterior a su operación.
Las expectativas de la comunidad durante esta fase del proyecto son, en general, que las promesas se cumplirán y que el proyecto resolverá muchas de sus necesidades e inquietudes.
A veces, las comunidades tienen muy poca idea de qué esperar durante la vida de un proyecto. Es importante tener en cuenta que se requieren conversaciones continuas entre la comunidad, las empresas y los propietarios de los proyectos para mantener una correcta gestión de la comunicación.
No se debe olvidar que a lo largo de esta fase pueden ocurrir daños a la reputación, por lo que es importante que las empresas y los propietarios de los proyectos cumplan cabalmente con las promesas hechas.
Una empresa querrá cerrar lo más rápido posible, al menor costo y responsabilidad. Un legado puede, sin embargo, permanecer durante décadas.
Las expectativas corporativas durante esta fase son que el cierre ocurrirá. Puede dar lugar a algunos problemas sociales pero nada sustancial. Las empresas no siempre entienden los requisitos, fases, tiempos y costos para alcanzar el cierre final.
Por otro lado, la comunidad, no espera que el cierre del proyecto los afecte de alguna manera. Esperan que el cierre del sitio se realice de manera segura y responsable, que no afecte la salud y no sea contaminante. Esperan que se cumplan los compromisos adquiridos durante esta fase. En general, las comunidades esperan que haya resultados sostenibles y vida después del cierre de una mina. Sin embargo, a menudo, no se dan cuenta de que ciertos servicios y soporte ya no estarán disponibles.
Para concluir, hay cuatro recomendaciones principales y resultados clave aplicables a lo largo de todo el proceso.
Los compromisos continuos y el monitoreo de los indicadores clave son importantes.
Es recomendable establecer un sistema de alerta temprana para ayudar a detectar posibles interrupciones, permitiendo así una intervención que permita resolver los problemas a la brevedad.
Es necesario que haya un mensaje inequívoco y coherente de quien propone el proyecto (propietarios del proyecto y corporaciones) que sea comunicado por todos los niveles. No puede haber ambigüedades.
Los sistemas establecidos para comunicarse entre las empresas y las comunidades deben ser respetados.
Al comprender mejor las diferencias entre las expectativas corporativas y comunitarias, seguir los procesos correctos y utilizar las herramientas adecuadas, la participación de los interesados puede transformarse de un riesgo organizativo a la generación de valor.
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