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acuerdo a la definición común de la Escuela, el hombre es un animal racional. Esto significa no más que eso, en el sistema de clasificación y definición mostrado en el Arbor Porphyriana, el hombre es una substancia, corpórea, viviente, sensible y racional. Es una definición lógica, que hace referencia a una entidad metafísica. Se ha dicho que la animalidad del hombre es distinta en naturaleza de su racionalidad, a pesar de que durante la vida están inseparablemente unidas en una personalidad común. "Animalidad" es una abstracción como lo es "racionalidad". Como tal, ninguna tiene existencia substancial propia. Para ser exactos, tendríamos que escribir: "la animalidad del hombre es racional"; pues su "racionalidad" no es ciertamente algo sobreañadido a su "animalidad". El hombre es uno en esencia. En la síntesis escolástica, es un ilogismo manifiesto hacer hipóstasis de las concepciones abstractas que son necesarias para la captación inteligente de los fenómenos completos. Una confusión similar de expresión puede notarse en la declaración de que el hombre es un “compuesto de cuerpo y alma". Esto es engañoso. El hombre no es un cuerpo más un alma ---lo que lo haría dos individuos; sino un cuerpo que es lo que es (es decir, un cuerpo humano) debido a su unión con el alma. Como una aplicación especial de la doctrina general de la materia y la forma, la cual es también una teoría de ciencia como de causalidad intrínseca, el "alma" se concibe como la forma sustancial de la materia que, así informado, es un “cuerpo” humano. La unión entre los dos es una "substancial". No se puede mantener, en el sistema tomista, que la "unión sustancial es una relación por la que dos sustancias son dispuestos de manera que forman una". En la teoría general, ni la "materia" ni "forma", sino sólo el compuesto, es una substancia. En el caso del hombre, aunque se pruebe que el "alma" es una realidad capaz de existencia separada, en ningún sentido el "cuerpo" puede ser llamado una substancia en su propio derecho. Existe sólo como determinado por una forma; y si esa forma no es un alma humana, entonces el "cuerpo" no es un cuerpo humano. Es en este sentido que se entiende la expresión escolástica "substancia incompleta", aplicada por igual al cuerpo y al alma. Aunque en sentido estricto auto-contradictorio, la frase expresa en una forma conveniente la reciprocidad de relación permanente entre estos dos "principios de ser substancial".