Es relativamente fácil confundir a un peruano con un boliviano. Los países de ambos comparten una cultura (andina), una lengua (Quechua, además del castellano, claro) y un pasado precolombino (el imperio Inca). Pero además, alguna vez ambas naciones formaron parte del mismo territorio en su totalidad: el Virreinato del Perú.
Lo cierto es que la situación es más compleja que eso, pues los bolivianos no tenemos una sola cultura que nos represente como tales. Somos como esos otros países con varias identidades que pugnan entre sí: India, Rusia, México... No todos los indios son hinduistas o budistas, también los hay musulmanes. No todos los rusos son eslavos, también los hay esquimales. No todos los mexicanos se sienten representados por los aztecas, también por los mayas.
Esta es la desventaja de habitar un territorio enorme: hay que procurar representar a todos sin entrar en conflictos de identidades. El problema surge cuando urge proyectar una imagen hacia el exterior, y eso es totalmente comprensible, porque siempre hay una cultura dominante. Sin embargo, existe una situación en mi país que nos ha llevado al borde de la guerra civil —que por fortuna hemos evitado—, y es la existencia de un conflicto de dos grandes identidades que pugnan entre sí: «las dos Bolivias».
No es mi intención reavivar estas llamas y provocar más problemas, sino más bien tratar de explicar a los extranjeros en qué consiste este concepto tan ambiguo y confuso. Miren, partamos de la idea de que no es que existan dos únicas culturas en el país, sino que, para resumir, las podemos agrupar en dos identidades grandes: tierras altas y tierras bajas. En la primera categoría incluiríamos a los aymaras y quechuas. En la segunda, estarían los guaraníes, ayoreos y chiquitanos. Eso entre muchas otras subidentidades existentes.
por otro lado, predominan: yuca (mandioca), achachairú y mocochinchi (durazno seco). Los platos característicos del colla son: fricasé, charque y pique macho. Para el camba, están la el locro, el majadito, y la patasca.
Respecto a los animales, en la región andina, predominan el cóndor y los camélidos (llama, alpaca, vicuña y guanaco). En la región de los llanos abundan los tucanes, los jaguares, las vacas y los bueyes. Respecto a las plantas, adornan la región andina los cactus, y en la región oriental las palmeras.
¿Ropa? Si vas a la región andina, probablemente verás gente más abrigada. La vestimenta típica (utilizada más por los campesinos) conlleva para varones el uso de poncho y chulo (gorro para el frío) y para mujeres la pollera, sombrero bombín y dos trenzas o simbas en el cabello.
Mientras tanto, en la región oriental visten prendas más holgadas, por el calor. Lo típico (muchísimo menos utilizado, casi limitado a festivales y danzas) sería para las mujeres el tipoy y una sola trenza en el cabello, y para el varón camisa y pantalón blanco, con un sombrero grande de saó (palma).
¡Música! En la región andina predominan el charango (parecido al ukelele), la quena y la zampoña. Sus ritmos más conocidos son el tinku y el huayño. Pensá en melodías parecidas a «El cóndor pasa». En la región oriental suenan mucho la guitarra y las trompetas. Sus ritmos populares son el taquirari y la chobena. Pensá en música mexicana o en polcas paraguayas.
Ahora bien, la cuestión racial o étnica es un poco delicada de tratar, pero no si hablamos de ella objetivamente y no para exaltar o menospreciar a alguien. En la región andina, la mayoría de la población tiene ascendencia indígena y mestiza, con cierta minoría eurodescendiente o ‘blanca’. No es que en el oriente sea al revés, pero es más factible encontrar cambas blancos y mestizos que amerindios, aunque en los últimos años ha habido mucha inmigración del occidente hacia el oriente.
Esto ha perjudicado de cierta manera la relación oriente-occidente, al punto que, en 2004, una modelo camba pronunció una frase que hasta parece meme: «(En Santa Cruz) somos altos, somos gente blanca y hablamos inglés». Años después, estas diferencias se acentuaron al punto de
Explicación:
Es relativamente fácil confundir a un peruano con un boliviano. Los países de ambos comparten una cultura (andina), una lengua (Quechua, además del castellano, claro) y un pasado precolombino (el imperio Inca). Pero además, alguna vez ambas naciones formaron parte del mismo territorio en su totalidad: el Virreinato del Perú.
Lo cierto es que la situación es más compleja que eso, pues los bolivianos no tenemos una sola cultura que nos represente como tales. Somos como esos otros países con varias identidades que pugnan entre sí: India, Rusia, México... No todos los indios son hinduistas o budistas, también los hay musulmanes. No todos los rusos son eslavos, también los hay esquimales. No todos los mexicanos se sienten representados por los aztecas, también por los mayas.
Esta es la desventaja de habitar un territorio enorme: hay que procurar representar a todos sin entrar en conflictos de identidades. El problema surge cuando urge proyectar una imagen hacia el exterior, y eso es totalmente comprensible, porque siempre hay una cultura dominante. Sin embargo, existe una situación en mi país que nos ha llevado al borde de la guerra civil —que por fortuna hemos evitado—, y es la existencia de un conflicto de dos grandes identidades que pugnan entre sí: «las dos Bolivias».
No es mi intención reavivar estas llamas y provocar más problemas, sino más bien tratar de explicar a los extranjeros en qué consiste este concepto tan ambiguo y confuso. Miren, partamos de la idea de que no es que existan dos únicas culturas en el país, sino que, para resumir, las podemos agrupar en dos identidades grandes: tierras altas y tierras bajas. En la primera categoría incluiríamos a los aymaras y quechuas. En la segunda, estarían los guaraníes, ayoreos y chiquitanos. Eso entre muchas otras subidentidades existentes.
por otro lado, predominan: yuca (mandioca), achachairú y mocochinchi (durazno seco). Los platos característicos del colla son: fricasé, charque y pique macho. Para el camba, están la el locro, el majadito, y la patasca.
Respecto a los animales, en la región andina, predominan el cóndor y los camélidos (llama, alpaca, vicuña y guanaco). En la región de los llanos abundan los tucanes, los jaguares, las vacas y los bueyes. Respecto a las plantas, adornan la región andina los cactus, y en la región oriental las palmeras.
¿Ropa? Si vas a la región andina, probablemente verás gente más abrigada. La vestimenta típica (utilizada más por los campesinos) conlleva para varones el uso de poncho y chulo (gorro para el frío) y para mujeres la pollera, sombrero bombín y dos trenzas o simbas en el cabello.
Mientras tanto, en la región oriental visten prendas más holgadas, por el calor. Lo típico (muchísimo menos utilizado, casi limitado a festivales y danzas) sería para las mujeres el tipoy y una sola trenza en el cabello, y para el varón camisa y pantalón blanco, con un sombrero grande de saó (palma).
¡Música! En la región andina predominan el charango (parecido al ukelele), la quena y la zampoña. Sus ritmos más conocidos son el tinku y el huayño. Pensá en melodías parecidas a «El cóndor pasa». En la región oriental suenan mucho la guitarra y las trompetas. Sus ritmos populares son el taquirari y la chobena. Pensá en música mexicana o en polcas paraguayas.
Ahora bien, la cuestión racial o étnica es un poco delicada de tratar, pero no si hablamos de ella objetivamente y no para exaltar o menospreciar a alguien. En la región andina, la mayoría de la población tiene ascendencia indígena y mestiza, con cierta minoría eurodescendiente o ‘blanca’. No es que en el oriente sea al revés, pero es más factible encontrar cambas blancos y mestizos que amerindios, aunque en los últimos años ha habido mucha inmigración del occidente hacia el oriente.
Esto ha perjudicado de cierta manera la relación oriente-occidente, al punto que, en 2004, una modelo camba pronunció una frase que hasta parece meme: «(En Santa Cruz) somos altos, somos gente blanca y hablamos inglés». Años después, estas diferencias se acentuaron al punto de
espero y te ayude amix bonito dia