chrysleralexan
Cómo puedo optimizar la corrección de exámenes de mi asignatura?
1. Corregir los exámenes por orden de lista. Muchos docentes suelen primero corregir el examen de un grupo y después ponen la nota en el cuaderno de notas del profesor. Al hacerlo invertimos más tiempo del necesario porque los exámenes no están por orden alfabético tal y como los tenemos en nuestro cuaderno de notas. Así que os recomiendo que cuando vayáis a recoger los exámenes de un grupo lo hagáis siguiendo el orden de lista. Basta con que al final del examen, una vez han finalizado todos los alumnos, digáis el nombre de los alumnos por orden de lista y estos os los entreguen. Cuando vayáis a poner las notas en el cuaderno, estas serán consecutivas y ganaréis tiempo.
2. Grapar los exámenes. Hoy en día muchas de las fotocopiadoras de los centros escolares tienen la función de grapar automáticamente las hojas, es decir, es una función que los profesores ya no debemos hacer manualmente. La ventaja de grapar los exámenes es porque en ocasiones las hojas de un mismo examen se traspapelan y perdemos tiempo en saber de quién es esa hoja. Normalmente el nombre del alumno sólo figura en la primera hoja.
3. Puntuar los exámenes sobre 100 puntos. Ya publiqué un artículo al respecto titulado ¿Por qué puntuar una prueba o examen sobre 100 puntos?En él hacía referencia a los beneficios de puntuar un examen sobre los 100 puntos en lugar de 10 puntos. A la hora de hacer un recuento de puntos de un examen es mucho más rápido sumar puntuaciones que no tengan decimales. El margen de error en la puntuación es menor y la velocidad con la que realizamos la suma es mayor que si lo hiciéramos con decimales.
4. Corregir por preguntas, no por alumnos. Muchos docentes suelen coger el examen de un alumno y lo corrigen y puntúan de principio a fin. No es que sea una mala opción. Simplemente creo que es preferible corregir por preguntas, apartados o caras de un examen porque al corregir siempre la misma pregunta o apartado somos capaces de mecanizar y memorizar con mayor facilidad la puntuación de las respuestas. Puede que hacerlo de esta forma os dé la impresión de que vais más lentos en la corrección, pero os aseguro que ganáis en velocidad correctora.
5. Realizar y puntuar el examen antes que tus alumnos. Hay docentes que preparan y puntúan un examen y lo corrigen una vez los alumnos ya lo han realizado. Esto es un error. Lo recomendable es que el profesor prepare el examen y una vez lo tenga que sea él mismo el primero en realizarlo. De esta manera será capaz de detectar posibles errores en enunciados y en la puntuación de cada uno de los ejercicios. Cuanto más revisemos tanto el contenido como la puntuación de un examen, menos dudas tendremos a la hora de corregirlo y no perderemos tiempo dudando qué puntuación le ponemos por cada ejercicio.
6. Pautar al máximo las respuestas abiertas. Un tipo de pregunta que nos absorbe mucho tiempo de corrección son las llamadas preguntas abiertas, aquellas que no se responden con un sí o un no o con un concepto o definición. En muchas ocasiones son preguntas que nos generan serias dudas de corrección ya que el alumno más que responder a una pregunta lo que hace es redactar la pregunta. Para este tipo de prueba lo que recomiendo es que en la plantilla de corrección del examen este tipo de pregunta está puntuado mediante ítem o palabras clave. A cada palabra clave que debe aparecer en la respuesta del alumno se le una puntuación concreta y la suma de todas las palabras clave se corresponde con el valor de puntos que le damos a la pregunta abierta. Sobre cómo puntuar una pregunta abierta recomiendo la lectura del artículo Cómo puntuar una pregunta abierta en una prueba o examen.
7. Evitar justificar por escrito en el examen los errores en las respuestas. Hay profesores que dedican una cantidad de tiempo enorme a redactar o justificar las respuestas incorrectas de los alumnos. No digo que no sea una medida útil y pedagógica, pero creo que es muy poco valorada por el alumno. Cuando devolvéis el examen corregido y puntuado os habréis dado cuenta que la gran mayoría sólo se preocupa de la nota final y que la puntuación sea correcta. Un gran número de alumnos no concede la más mínima importancia a nuestras observaciones por escrito y a nosotros nos supone una inversión de tiempo considerable. Por supuesto que hay asignaturas o exámenes que se prestan a comentar por escrito en el examen, pero si no tenemos intención de explicar el examen nuevamente en clase es un aspecto que creo que merece la pena tener en cuenta. Algo parecido pasa con la ortografía. Dedicamos muchos esfuerzos a corregir los fallos de expresión y ortográficos de los exámenes de los alumnos y eso no tiene la más mínima repercusión para el alumno, ya que el examen corregido pasa tan sólo unos segundos entre sus manos. En este sentido es preferible marcar las faltas en lugar de corregirlas. Aún así es una opción que se debe respetar.
1. Corregir los exámenes por orden de lista. Muchos docentes suelen primero corregir el examen de un grupo y después ponen la nota en el cuaderno de notas del profesor. Al hacerlo invertimos más tiempo del necesario porque los exámenes no están por orden alfabético tal y como los tenemos en nuestro cuaderno de notas. Así que os recomiendo que cuando vayáis a recoger los exámenes de un grupo lo hagáis siguiendo el orden de lista. Basta con que al final del examen, una vez han finalizado todos los alumnos, digáis el nombre de los alumnos por orden de lista y estos os los entreguen. Cuando vayáis a poner las notas en el cuaderno, estas serán consecutivas y ganaréis tiempo.
2. Grapar los exámenes. Hoy en día muchas de las fotocopiadoras de los centros escolares tienen la función de grapar automáticamente las hojas, es decir, es una función que los profesores ya no debemos hacer manualmente. La ventaja de grapar los exámenes es porque en ocasiones las hojas de un mismo examen se traspapelan y perdemos tiempo en saber de quién es esa hoja. Normalmente el nombre del alumno sólo figura en la primera hoja.
3. Puntuar los exámenes sobre 100 puntos. Ya publiqué un artículo al respecto titulado ¿Por qué puntuar una prueba o examen sobre 100 puntos?En él hacía referencia a los beneficios de puntuar un examen sobre los 100 puntos en lugar de 10 puntos. A la hora de hacer un recuento de puntos de un examen es mucho más rápido sumar puntuaciones que no tengan decimales. El margen de error en la puntuación es menor y la velocidad con la que realizamos la suma es mayor que si lo hiciéramos con decimales.
4. Corregir por preguntas, no por alumnos. Muchos docentes suelen coger el examen de un alumno y lo corrigen y puntúan de principio a fin. No es que sea una mala opción. Simplemente creo que es preferible corregir por preguntas, apartados o caras de un examen porque al corregir siempre la misma pregunta o apartado somos capaces de mecanizar y memorizar con mayor facilidad la puntuación de las respuestas. Puede que hacerlo de esta forma os dé la impresión de que vais más lentos en la corrección, pero os aseguro que ganáis en velocidad correctora.
5. Realizar y puntuar el examen antes que tus alumnos. Hay docentes que preparan y puntúan un examen y lo corrigen una vez los alumnos ya lo han realizado. Esto es un error. Lo recomendable es que el profesor prepare el examen y una vez lo tenga que sea él mismo el primero en realizarlo. De esta manera será capaz de detectar posibles errores en enunciados y en la puntuación de cada uno de los ejercicios. Cuanto más revisemos tanto el contenido como la puntuación de un examen, menos dudas tendremos a la hora de corregirlo y no perderemos tiempo dudando qué puntuación le ponemos por cada ejercicio.
6. Pautar al máximo las respuestas abiertas. Un tipo de pregunta que nos absorbe mucho tiempo de corrección son las llamadas preguntas abiertas, aquellas que no se responden con un sí o un no o con un concepto o definición. En muchas ocasiones son preguntas que nos generan serias dudas de corrección ya que el alumno más que responder a una pregunta lo que hace es redactar la pregunta. Para este tipo de prueba lo que recomiendo es que en la plantilla de corrección del examen este tipo de pregunta está puntuado mediante ítem o palabras clave. A cada palabra clave que debe aparecer en la respuesta del alumno se le una puntuación concreta y la suma de todas las palabras clave se corresponde con el valor de puntos que le damos a la pregunta abierta. Sobre cómo puntuar una pregunta abierta recomiendo la lectura del artículo Cómo puntuar una pregunta abierta en una prueba o examen.
7. Evitar justificar por escrito en el examen los errores en las respuestas. Hay profesores que dedican una cantidad de tiempo enorme a redactar o justificar las respuestas incorrectas de los alumnos. No digo que no sea una medida útil y pedagógica, pero creo que es muy poco valorada por el alumno. Cuando devolvéis el examen corregido y puntuado os habréis dado cuenta que la gran mayoría sólo se preocupa de la nota final y que la puntuación sea correcta. Un gran número de alumnos no concede la más mínima importancia a nuestras observaciones por escrito y a nosotros nos supone una inversión de tiempo considerable. Por supuesto que hay asignaturas o exámenes que se prestan a comentar por escrito en el examen, pero si no tenemos intención de explicar el examen nuevamente en clase es un aspecto que creo que merece la pena tener en cuenta. Algo parecido pasa con la ortografía. Dedicamos muchos esfuerzos a corregir los fallos de expresión y ortográficos de los exámenes de los alumnos y eso no tiene la más mínima repercusión para el alumno, ya que el examen corregido pasa tan sólo unos segundos entre sus manos. En este sentido es preferible marcar las faltas en lugar de corregirlas. Aún así es una opción que se debe respetar.