La cultura debe estar ligada a las estructuras sociales de cada país, debe ser considerada como su expresión viva, pues es el mejor instrumento para inducir el cambio social y elevar la calidad de vida. Desde esta perspectiva, lo que interesa en primer lugar, son las diferentes expresiones de creatividad que define tanto a los artistas como a las diversas formas artísticas en un sentido amplio y contiene además, modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. "…se trata de llegar a la imagen audiovisual que abarca todo lo relativo a la cultura visual…" (Cebollada, 1997, p.18).
Dentro del conglomerado expresivo de la cultura, el cine incluye la realización dinámica de todas las artes, es un fenómeno cultural que contiene en sí mismo expresiones creativas de la sociedad; es un medio de comunicación social; es un arte narrativo y cuenta historias con un lenguaje propio a través de lo objetivo-subjetivo y lo concreto-abstracto; es un modo de representación y significación de realidades e imaginaciones, de expresiones y valoraciones del pensamiento, que ofrece un mundo doble, el exterior y el interior, lo cual lo convierte en una reproducción analógica de la realidad con su lenguaje de imágenes, símbolos y signos. En su complejidad expresiva contiene dos mensajes, uno denotado y otro connotado, así emite su lectura y espera una respuesta que defina su significación, porque el cine es un espejo de las sociedades que lo crean, una fábrica de realidades, un constructor de narrativas, un campo de experimentación científico-técnica, un entretenimiento y una industria cultural capaz de aportar recursos en la balanza económica de un país.
El cine enfrenta hoy un proceso de deterioro a escala universal donde lo que interesa mayormente es el entretenimiento banal que contribuye al empobrecimiento espiritual del ser humano, al reflejo de lo insustancial de la vida, a la preocupación por lo trivial y efímero que provoca exacerbación momentánea, "encocainada" y es utilizado para todo tipo de fin, desde la promoción de los últimos avances tecnológicos que incitan al comercio, hasta la sola preocupación de mercado al servicio de las sociedades edulcoradas en la frivolidad de la opulencia.
En el contexto cubano, el triunfo de la Revolución hizo posible una reestructuración radical de todos los campos sociales del país, cambios que no solo fueron formales sino que renovaron la superestructura ideológica de toda la sociedad. Dentro de estas transformaciones, la creación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) el 23 de marzo de 1959, ocupa un lugar muy importante, evidenciado en el hecho de haber sido la primera de las medidas revolucionarias tomadas en el campo artístico. "El ICAIC se situó rápidamente en la proa de las vanguardias y protagonizó lo más activo de un proceso revolucionario en pos de legítimos valores artísticos y de lograr la expresión de la nacionalidad" (Díaz y del Río, 2010, p.35).
Desde entonces la política cultural cubana ha llevado a cabo una batalla ideológica, que avala el desarrollo de la industria cinematográfica como reflejo de la cultura nacional, promotora de valores endógenos y autóctonos, pero esta expresión cinematográfica en los últimos años ha estado signada por muchas contradicciones, en su gran mayoría provocadas por el reflejo del desarrollo vertiginoso del proceso de comunicación y de los medios, inmersos en un mundo globalizado. A pesar de las diferentes investigaciones realizadas sobre la producción fílmica desde la crítica artística o desde el punto de vista estético de sus producciones, su papel como promotora de la cultura y la realidad cubana, a veces cruda, otras inquietante, es un aspecto polémico y se evade con frecuencia o simplemente se limita a la opinión individualizada de cineastas o especialistas que defienden sus teorías, particularizadas desde la propia lectura de sus propuestas.
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qaqatito
eeeee la pregunta es el cine para que metes a cuba o sos cubano .-.
Respuesta:
La cultura debe estar ligada a las estructuras sociales de cada país, debe ser considerada como su expresión viva, pues es el mejor instrumento para inducir el cambio social y elevar la calidad de vida. Desde esta perspectiva, lo que interesa en primer lugar, son las diferentes expresiones de creatividad que define tanto a los artistas como a las diversas formas artísticas en un sentido amplio y contiene además, modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. "…se trata de llegar a la imagen audiovisual que abarca todo lo relativo a la cultura visual…" (Cebollada, 1997, p.18).
Dentro del conglomerado expresivo de la cultura, el cine incluye la realización dinámica de todas las artes, es un fenómeno cultural que contiene en sí mismo expresiones creativas de la sociedad; es un medio de comunicación social; es un arte narrativo y cuenta historias con un lenguaje propio a través de lo objetivo-subjetivo y lo concreto-abstracto; es un modo de representación y significación de realidades e imaginaciones, de expresiones y valoraciones del pensamiento, que ofrece un mundo doble, el exterior y el interior, lo cual lo convierte en una reproducción analógica de la realidad con su lenguaje de imágenes, símbolos y signos. En su complejidad expresiva contiene dos mensajes, uno denotado y otro connotado, así emite su lectura y espera una respuesta que defina su significación, porque el cine es un espejo de las sociedades que lo crean, una fábrica de realidades, un constructor de narrativas, un campo de experimentación científico-técnica, un entretenimiento y una industria cultural capaz de aportar recursos en la balanza económica de un país.
El cine enfrenta hoy un proceso de deterioro a escala universal donde lo que interesa mayormente es el entretenimiento banal que contribuye al empobrecimiento espiritual del ser humano, al reflejo de lo insustancial de la vida, a la preocupación por lo trivial y efímero que provoca exacerbación momentánea, "encocainada" y es utilizado para todo tipo de fin, desde la promoción de los últimos avances tecnológicos que incitan al comercio, hasta la sola preocupación de mercado al servicio de las sociedades edulcoradas en la frivolidad de la opulencia.
En el contexto cubano, el triunfo de la Revolución hizo posible una reestructuración radical de todos los campos sociales del país, cambios que no solo fueron formales sino que renovaron la superestructura ideológica de toda la sociedad. Dentro de estas transformaciones, la creación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) el 23 de marzo de 1959, ocupa un lugar muy importante, evidenciado en el hecho de haber sido la primera de las medidas revolucionarias tomadas en el campo artístico. "El ICAIC se situó rápidamente en la proa de las vanguardias y protagonizó lo más activo de un proceso revolucionario en pos de legítimos valores artísticos y de lograr la expresión de la nacionalidad" (Díaz y del Río, 2010, p.35).
Desde entonces la política cultural cubana ha llevado a cabo una batalla ideológica, que avala el desarrollo de la industria cinematográfica como reflejo de la cultura nacional, promotora de valores endógenos y autóctonos, pero esta expresión cinematográfica en los últimos años ha estado signada por muchas contradicciones, en su gran mayoría provocadas por el reflejo del desarrollo vertiginoso del proceso de comunicación y de los medios, inmersos en un mundo globalizado. A pesar de las diferentes investigaciones realizadas sobre la producción fílmica desde la crítica artística o desde el punto de vista estético de sus producciones, su papel como promotora de la cultura y la realidad cubana, a veces cruda, otras inquietante, es un aspecto polémico y se evade con frecuencia o simplemente se limita a la opinión individualizada de cineastas o especialistas que defienden sus teorías, particularizadas desde la propia lectura de sus propuestas.