En muchas ocasiones creemos que cuando tomamos una decisión somos autónomos, sin darnos cuenta que nuestra opinión está siendo dirigida por el medio donde vivimos, la publicidad, la presión social de los grupos a los que se pertenece, de las circunstancias que nos condicionan.
Constantemente se nos venden fórmulas perfectas para ser felices. Que van desde el último perfume con feromonas para conquistar, al desodorante mágico que te hace más atractivo(a), las cremas, las cirugías que brindan juventud eterna, hasta las exigencias más altas de lujos; todo eso para obtener aceptación, reconocimiento, popularidad.
Los niveles de estímulo que recibimos sobrepasan la capacidad de nuestros cerebros para retener la información y por tal razón se confunde, no analiza y termina por escoger no lo que en verdad le gustaría, necesita o le conviene, sino lo que más promete o se destaca dentro de la avalancha de información que recibe a través de los medios de comunicación, del entorno, de las redes y los grupos sociales, para imponer creencias, modas, tendencias.
En muchas ocasiones creemos que somos autónomos sin darnos cuenta que la elecciones que hacemos ya están tomadas por nuestros cerebros desde antes de hacernos la pregunta. Y en ello van incluidas las decisiones más importantes que tomamos en nuestras vidas como que profesión estudiar, con quien nos vamos a casar, los negocios, nuestras relaciones personales, nuestras finanzas.
En el cerebro existen un tipo de neuronas llamadas “neuronas espejo” cuya función es reflejar la actividad que estamos observando, eso hace que no solo aprendamos sino que actuemos por imitación.
La publicidad utiliza esta condición de nuestros cerebros para lograr sus fines consumistas.
La psicología de masas sabe cómo inclinar la población favorable o desfavorablemente hacia un producto determinado. Esta misma dinámica es utilizada en todos los ámbitos de la vida humana, incluso para hacer política manipulando así los destinos no solo a nivel individual sino de naciones enteras.
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Respuesta:
Pues afecta tu futuro Ya que lo que vallas a hacer sea bueno o malo va afectar tu futuro tanto negativamente como Positivamente.
En muchas ocasiones creemos que cuando tomamos una decisión somos autónomos, sin darnos cuenta que nuestra opinión está siendo dirigida por el medio donde vivimos, la publicidad, la presión social de los grupos a los que se pertenece, de las circunstancias que nos condicionan.
Constantemente se nos venden fórmulas perfectas para ser felices. Que van desde el último perfume con feromonas para conquistar, al desodorante mágico que te hace más atractivo(a), las cremas, las cirugías que brindan juventud eterna, hasta las exigencias más altas de lujos; todo eso para obtener aceptación, reconocimiento, popularidad.
Los niveles de estímulo que recibimos sobrepasan la capacidad de nuestros cerebros para retener la información y por tal razón se confunde, no analiza y termina por escoger no lo que en verdad le gustaría, necesita o le conviene, sino lo que más promete o se destaca dentro de la avalancha de información que recibe a través de los medios de comunicación, del entorno, de las redes y los grupos sociales, para imponer creencias, modas, tendencias.
En muchas ocasiones creemos que somos autónomos sin darnos cuenta que la elecciones que hacemos ya están tomadas por nuestros cerebros desde antes de hacernos la pregunta. Y en ello van incluidas las decisiones más importantes que tomamos en nuestras vidas como que profesión estudiar, con quien nos vamos a casar, los negocios, nuestras relaciones personales, nuestras finanzas.
En el cerebro existen un tipo de neuronas llamadas “neuronas espejo” cuya función es reflejar la actividad que estamos observando, eso hace que no solo aprendamos sino que actuemos por imitación.
La publicidad utiliza esta condición de nuestros cerebros para lograr sus fines consumistas.
La psicología de masas sabe cómo inclinar la población favorable o desfavorablemente hacia un producto determinado. Esta misma dinámica es utilizada en todos los ámbitos de la vida humana, incluso para hacer política manipulando así los destinos no solo a nivel individual sino de naciones enteras.